sábado, 31 de diciembre de 2016

Adicta al dolor

Sucker for pain - BSO Suicide Squad


Cierro los ojos y mil historias vienen a mí, no son cuentos, cada una de esas historias me trae una emoción, una sensación, estoy vinculada a esas personas ¿Soy yo? En cada una de esas historias hay un tipo distinto de dolor, y es que soy adicta al dolor. Tortúreme, hágame olvidar y recordar el dolor del pasado, el dolor del futuro. Un día me golpeaba la boca, el sabor de los golpes invadieron mi lengua, mi nariz, era un dolor familiar, tan familiar que no me gustaba pero no quería dejar de sentirlo, me ataba a un lugar lejano, a un lugar oscuro pero que era mío, era mío porque en él me crié en algún momento de mi recorrido. Cómo no querer recordar quién fuiste, cómo no volverte adicta a la locura de conocer a cada una de las personas que has sido. Estaba follando y las imágenes, los recuerdos de una niña que fui, de los golpes que recibió, de un dolor más oscuro que escondía se me aparecieron como una macabra y preciosa visión. Soy adicta al dolor, al dolor del pasar de los siglos, soy adicta pues en cada vida he crecido gracias al dolor, quién despierta cuando sueña cosas hermosas, y quién es el valiente que no despierta ante una horrible pesadilla. No llores pequeña niña conozco tu dolor, es el mío, es un dolor que se me agarra al pecho, el dolor más horrible que he sentido en esta vida, y es tuyo, pero a la vez es mío, lo arrastro. Vi morir a mi pequeña hermana entre mis brazos una húmeda y oscura noche, y escribo esto llorando amargamente, porque me haces recordar el momento en que te arrancaron su inerte cuerpecito de tus brazos, y te quedaste sola, nos quedamos solas, te rendiste, nos rendimos, y ahora yo tengo que retomar el camino, no quisiste ser lo que debías ser y aquí estoy yo llorando tu pena que es nuestra, doliéndome de tu vacío, tu impotencia, de tu abandono…


Me torturas, me asustas, no quiero encontrarte en mi pasillo, porque ahí estás, aún rondándome, recordándome que mi alma es adicta al dolor. Mi alma es adicta al dolor. Las fieras que me devoraron mientras miraba al cielo pidiendo clemencia a Dios, preguntándome dónde estaba, teniendo una crisis de fe en mitad de un circo. Amé al señor de mi domus, él amó mi pelo rojo, mi cuerpo recio y robusto, él me amó, pero soy adicta a dolor y por eso la esclava murió sola en un rincón, rogando que apareciese, que su amo apareciese para no morir en soledad. Sentí las llamas devorando mi cuerpo, las siento cada vez que me ducho con el agua hirviendo, siento las llamas consumiendo la desesperación de ver que lo entendieron todo al revés. Fui la que vio como su soldado partía para no volver… Somos lo que fuimos, los miedos irracionales que nos acompañan son recuerdos, pues antes de recordar lo que ahora recuerdo ya tenía miedo a la guerra por no soportar verlo partir, ya me asustaba que mis hijas murieran repentinamente en la oscuridad, ver sus cuerpecitos inertes como el de mi pequeña hermana en aquella vida. Pero es que soy adicta al dolor, porque quien no se duele no gana, quien no sufre no despierta, quien no se plantea qué es el mundo no se da cuenta de que no es más que un campo de ensayo, un teatro en el que interpretar papeles, de malos y buenos, de putas y santas, pero que eso no es más que un papel, que el bien y el mal no existe, muere quien tiene que morir cuando tiene que morir, y no se va para siempre. Soy quien fui, soy el dolor que arrastro, soy la desesperación del dolor de los azotes, esos que me hacen crecer en esta vida, una vida de ajustar cuentas, de recordar, de recordar a la noble egipcia que murió sin pena y sin gloria, de recordar a la musa del pintor, sí, ese pintor que dejó plasmadas mis vidas, esas que yo le contaba.


Es una puta locura, todo esto es una puta locura, pero ya lo llevo avisando, id acostumbrándoos porque lo que ahora clama mi voz es gritar todas esas cosas ilógicas, todas esas sensaciones que me convierten en loca para vosotros y que le dan vida a una luz de mi pecho, una luz que es cada vez más grande, que me hace ver las cosas con más perspectiva, que arranca el miedo de cuajo.


Soy adicta al dolor, porque quiero crecer, quiero despertar del todo, quiero alcanzar todo mi potencial. Tiradme palos y piedras, rechazadme, insultadme, me dolerá, pero es que soy adicta al dolor, nada puede dañarme solo me hará crecer. Quien no se duele no gana, quien no se duele no despierta.


Soy adicta al dolor, a la melancolía que me provoca el country, a la tristeza que a veces me asalta y no sé de dónde viene, una tristeza de otras vidas, la tristeza que guardan mis células humanas. La tristeza que me da no poder traducir en palabras lo que siento, la tristeza…


Y ahora me golpea, y me hace recordar, me folla y me hace viajar por el tiempo. Me abraza y me recuerda lo que no tuve tiempo atrás… Lo miro dormir y recuerdo nuestro acuerdo, ese que hicimos antes de ser carne, antes de coger nuestro disfraz: “Te ayudaré, pero dolerá” y qué coño importa si mi alma es adicta al dolor, qué es una correa frente al rendirse de una niña, frente a la impotencia de saber que vas a vivir muchos años en una vida que ya no quieres vivir, qué es una correa frente al llanto que me nace del corazón, frente al dolor de mi pecho cuando recuerdo esa cama solitaria y fría, frente al dolor de saber que mis manos y pies estarán fríos las vidas futuras porque sin ella ya nadie me las calentaría…


Escribir esto me está costando, publicarlo me costará aún más. Lucho contra mis propios filtros, los filtros del miedo, esos filtros que ya poco puedo mantener en firme, filtros que he decidido romper, aunque convierta este blog en un cúmulo de locuras que nadie cree, yo las creo y es lo que importa.


Me dolerá, pero mi alma es adicta al dolor, porque quién no se duele no despierta.


Me asomo a la ventana del castillo para contar esto, pues no quería despedir el año de forma común, quería hacerlo rompiendo con el miedo, haciendo algo que no habría hecho la Ángela del 2016, pues este año que empieza es el primero de esta nueva etapa, de esta nueva vida dentro de mi vida. Esto es sólo un símbolo, uno de esos que necesito para coger impulso y ser valiente, esos que necesito para sentir que estoy siendo honesta.


Feliz Año Nuevo. Empiezan los “sinsentidos”…

lunes, 19 de diciembre de 2016

Despacio, al castillo

Castle - Halsey


Ando despacio, subo poco a poco la cuesta, por el sendero, me retiro a mi castillo, ese palacio desde el que podré observar el mundo, a veces llena de amor, y a veces llena de ira, porque ya lo entiendo pero aún me desborda, porque aún no controlo mi poder, porque soy una novata dando palos de ciego. Me retiro a mi castillo, en el que se silencian las voces y el ruido, desde el que enfrentarme a todo aquello que debo enfrentarme, me retiro y no como una princesa, me retiro como una bruja, más como la reina de Blancanieves que como la dulce princesita. Hace un tiempo alguien me dejó un comentario duro, me decía que dejase de actuar como si fuese una princesita, que no lo era… en aquel momento me lo tomé como un ataque y hoy lo comprendo, hoy entiendo la verdad que encerraban esas palabras. Es cierto, no soy la princesa del cuento, soy la bruja, hermosa a veces, dura y cruel otras… con un gran poder, un poder que aún debo aprender a manejar. Por ello me despido de mi ciudad, de mi reino, en ese en el que he intentado ayudar y no he hecho más que dar poder a borbotones, ayudar sin control, no he hecho más que dar solo porque me lo pedían y porque sabía que lo tenía, qué irresponsabilidad más grande por mi parte, si aún no sé dar en su justa medida, si aún no sé dar, qué soberbia, si aún debo aprender a hacerlo…


De niña una amiga me dijo cuando me enfadé: “No pongas tu cara de mala”. Aquellas palabras aún retumban en las paredes de este castillo, yo no sabía que tenía esa cara, no lo entendía, pero es como aquel comentario, era un grito de la vida diciéndome que aceptara quién soy, qué soy, qué hay dentro de mí. Y es que la frialdad, la distancia, la dureza me son tan cómodas… diría que incluso más que la ternura, pero es que forman parte de mi naturaleza, no soy la cándida y tierna princesita, no lo soy, soy fuerte y poderosa, y necesito encerrarme en mi castillo, gritar, lanzar rayos y centellas con mis manos, necesito poner mi cara de mala, mirarla al espejo, ver que soy yo, aprender a sacarla cuando debo sacarla, debo caminar con la cabeza gacha, llena de humildad, escuchar qué dejaron para mí las que estuvieron antes, quién fui antes… dejar de dar porque sí, necesito aceptar que sí, que a veces me toca ser la mala, o que otros me consideren como tal  ¿Blancanieves habría tenido cuento sin la bruja? Yo sé que el Bien y el Mal no existen.


Adentrarme en el bosque encantado, ese en el que nací, ese en el que está mi castillo, del que formo parte sin haberme dado cuenta… y buscar, debo buscarme y no dar hasta no encontrarme, no quiero irradiar mi poder, no quiero ir derrochándolo, ir llamando sin saber qué llamo, a quién llamo, no quiero dar, dejadme que quiero ser ahora la bruja apática que pone carteles a su alrededor de “Peligro, no cruzar la puerta” dejadme que me encuentre, dejadme que llene mi cuerpo de luz y fuerza, de cuentos por contar. Y entonces, y solo entonces, podré abrir los brazos y abrazar la vida, abrazar al mundo, solo entonces os daré, daré lo que necesitéis, os lo juro, os entregaré mi amor, mi energía, porque solo entonces estaré fuerte para afrontar las consecuencias. Dejadme sola frente a mi espejo, quiero enfrentarme al reflejo, dejar salir de una vez ese Yo que clama por desgarrar mi carne y salir, ese Yo que me da consciencia, ese Yo que es sabio, ese Yo que me susurra que debo follar las noches de Luna llena, ese Yo que me cuenta historias pasadas, ese Yo que me recuerda que soy la Luna hecha carne, que soy la diosa hecha mujer y que mi misión es dar un grito, un alarido tan grande y espeluznante que a otras les ponga la carne de gallina para darse cuenta de que ellas también lo son. Y entonces vendrán a este castillo, que es mío y de todas, vendrán desnudas y con sus miradas de malas, que ya no será de malas, será la mirada bruja, esa que te conquista con intensidad, que te hace temblar y correrte… Esperad que mi retiro termine, y entonces reunámonos, bailemos desnudas, mordámonos, besémonos, volemos, separemos juntas los pies del suelo, que los demás crean que no se puede no significa que nosotras no podamos… Follaremos juntas, los demonios están invitados, follaremos salvajes, poseídas, por y sobre ellos. Mientras lo hacemos sentiremos que nuestro físico desaparece y que somos luces, luces que se unen en una sola, seremos las más hermosas malvadas que nadie haya visto nunca, nuestra onda expansiva se notará en las estrellas, seremos solo amor para el mundo aunque el mundo no sea consciente de que eso que tanto miedo les da es amor.


Me retiro a mi castillo, no intentéis retenerme, es inútil, dejadme apartada los que creáis que estoy loca, permitidme el silencio aquellos que me creáis, me voy a no hacer nada, porque lo único que quiero ahora es ser…


Ando despacio, subo poco a poco la cuesta, por el sendero, me retiro a mi castillo…

lunes, 12 de diciembre de 2016

El parto

“Lentamente, a media luz, desnudándose poco a poco, saboreando el roce de la ropa sobre su piel, como si fuese la primera caricia que recibe esa capa fina y blanca que recubre su cuerpo. Bajándose las bragas mientras se baja la dignidad. Odiándose por desearlo, odiando…”


Así empezó el libro y aquí termina


Ha sido una gestación lenta y bonita, una gestación en la que me he enfrentado a mí misma varias veces, he reconocido durante el proceso esos comportamientos que he ido repitiendo toda la vida. Ese motivarme y poco a poco desmotivarme yo solita, ese creer que lo que estaba haciendo valía, y un segundo después pensar que era una auténtica mierda, ese autoboicoteo que me he hecho sufrir toda la vida. El desenlace del mismo solía ser cortarme las alas, quitarme la idea de la cabeza y dejarla morir con la conclusión de que no soy lo suficientemente buena para llevarla a cabo. Pero el día que escribí el primer capítulo me propuse no dejarme superar por mi mente, me juré que lo haría, que lo publicaría pese a mí misma. Ojalá pudiese decir que ha sido fácil, que en mis momentos más oscuros pude ver las cosas con perspectiva, pude identificar ese autoboicot y obviarlo… no, como siempre digo, tengo una mente poderosa y esa es mi cruz. Pero estoy orgullosa, en todo momento tuve la sensación de estar embarazada, tuve la sensación de estar en ese proceso que cuando inicias no puedes parar, que por mucho miedo que tengas, por mucha inseguridad, acabas pariendo inevitablemente. Y, como supe cuando tuve a mis hijas, en el momento en que das a luz ya deja de ser tuyo, deja de ser algo que puedes controlar, el día que das a luz te despides de lo que sale de ti, de lo que has creado, lo dejas volar. Hoy para mí es un día emocionante, lleno de sentimientos encontrados, estoy contenta, triste, asustada pero me siento valiente, insegura… pero la certeza de que he hecho lo que tenía que hacer prevalece sobre todo. Tenía ganas de que este día llegase y no por el libro en sí, la sensación de que publicarlo sería un antes y un después en mi vida lleva meses acompañándome, y no hablo por lo que el libro pueda reportarme, hablo en general, creo que era un paso vital que debía dar, no sé hacía dónde ni para qué, pero es una sensación tan potente que no dudo de ella. ¿Gustará o no? ¿Escribiré más o no? No lo sé, no quiero cerrarme puertas, quiero dar este paso abierta a lo que la vida me tenga preparado, ya sin miedo, sin angustia.


Y como esto es una despedida hacia ese hijo hecho de letras y sentimiento, no puedo dejar de dar las gracias a todas las personas que me han acompañado en este proceso. Cada una, de una forma u otra, me han llevado hasta este día:


En primer lugar le voy a dar las gracias a mi madre, ella siempre ha creído en mí, de forma silenciosa ha observado mis idas y venidas en busca de mi vocación a pesar de que ella siempre la tuvo clara, el día en que le dije que la había encontrado no se me olvidará nunca. Ella fue la primera persona que lloró con mis escritos, a ella fueron dedicados la mayoría cuando era niña. Ella me regala cada año por mi cumpleaños el poder mantener mi blog, porque su apoyo es incondicional y me lo da de todas las maneras que puede. En segundo lugar le daré las gracias a mi padre, por ser todo un fan, por darme aliento y transmitirme su ilusión cuando a veces falla la mía, por ser otro apoyo, por alentar mis sueños por muy inverosímiles que parezcan. Y aunque se lo he dado por separado, juntos también se merecen mi agradecimiento, por ser mis padres, por hacerme como soy, por poner cada uno la parte que yo necesitaba en esta vida, me han enseñado que el amor está, no se enciende o se apaga, solo se manifiesta de distintas maneras, han conseguido que nunca dude de esto, en ningún aspecto de mi vida, y aunque parezca que no tiene relación, la tiene, porque con ese amor intento impregnar todo lo que hago.


Tengo que darle las gracias a Serafín, por decirme que no me quedase en casa con la bata azul, por materializar mis ideas, por enseñarme que todo se puede conseguir. Doy las gracias a mi familia, a mis amigas y amigos que desde que supieron de mi proyecto se han volcado con él, interesándome y recordándome las ganas que tenían de leerlo, me he sentido muy arropada. Tengo que darle las gracias a May, por ser mi conejillo de indias, por leer con ganas cada capítulo recién escrito, por valorarme y quererme como lo hace, por hacerme sentir especial. A Marieta por todo lo bonito que me ha dicho, por leerlo cada vez que se siente triste, por decirme que estaba “obligada” a publicar por ser algo bueno para compartir, por ponerme nerviosa, por ayudarme a fantasear y proyectar. A Belén, por ser mi compañera de vidas, por “golpearse” con mi libro, por reconocerme gracias a él, por decir que se acordó de mí al leer la frase: “No dejes que tu música muera dentro de ti”. A Zoraida, cómo no darle las gracias a Zoraida, si ha estado a mi lado, si me ha dado las herramientas para salir del pozo, para poder verme de verdad, si me ha dado las herramientas para que hoy yo pueda estar haciendo esto. También a Marilo, por encontrarme, por ser la persona que de una manera extraña y sin saberlo me animó a ir un paso más allá escribiendo. No puedo olvidarme de Abel Villen, el artista que plasmó lo que sintió al leer el libro en esa maravillosa portada, gracias por coger ese extraño encargo, y por poner todo tu esfuerzo en ella. A vosotros, deciros que nunca me cansaré de daros las gracias, por leerme, por comentarme, por animarme, por hacerme sentir aceptada, arropada, gracias por vuestro apoyo, y ya no solo a los que me lo transmitís en comentarios, mails o redes sociales, sino a los que me leéis de forma silenciosa, os siento también, sé que estáis ahí, y no puedo estar más emocionada por ello. Y por último a ellos tres, a mis hijas y a Él, porque ellos son los que viven (y sufren) mis procesos, porque me inspiran, porque me apoyan, por quererme tanto tal y como soy. Él es el imán que saca todo de mí, ellas son mi fuerza.


Sé que esta entrada puede parecer un poco empalagosa, pero necesitaba transmitir lo querida que me siento, lo afortunada. Este libro lo he escrito yo pero todos formáis parte de él.


Y así lo traigo al mundo, llena de amor y con una sonrisa triste, esa sonrisa que te sale cuando te despides de algo para que cada uno siga su camino porque sabes que es lo mejor. Adiós mi querido libro, a ti también tengo que darte las gracias por todo lo que me has hecho sacar, por todo lo que me has ayudado, por todo lo que me has hecho sentir. Ve y dale a otros lo que tengas para ellos.


Aquí o pulsando sobre la portada podréis encontrarlo. Por ahora sólo versión e-book


portada


Si alguien quiere escuchar las canciones que sonaban mientras escribía cada capítulo en el siguiente enlace tenéis la playlist. Están ordenadas por capítulos


https://open.spotify.com/user/srcarnal/playlist/2NxwTREYuH1DVKB8Tqttt7

lunes, 5 de diciembre de 2016

Yo puedo

Déjame enseñarte el mundo, déjame hacerte grande y hermosa, déjame llevarte a una lucha sin tregua pero sin daño, una lucha llena de dolor, pero una lucha ya ganada, déjame…


Puedo enseñarte a sanar, puedo enseñarte a hablar con la vida, con la naturaleza, puedo enseñarte a mirar con otros ojos, puedo mostrarte la luz que hay a tu alrededor, puedo romper cada piedra que te pesa, puedo hacerte volar por encima de los tejados de esta ciudad, por encima de los océanos, puedo hacerte volar alrededor del mundo, puedo enseñarte la vida, puedo enseñarte la magia.


Puedo alumbrar tus oscuridades, puedo afianzar tus certezas, puedo dar fuerza a tu voz, a tu mirada, puedo, puedo hacer tantas cosas… Puedo hacerte explotar, expandirte…


Puedo hacer que llames a las perdidas, puedo hacer que les recuerdes lo mágicas que son, puedo hacer que lances el alarido más espeluznante y poderoso que jamás hayas oído, puedo hacer que transformes las piedras en oro…


Puedo hacer que des la magia que rodea tu cintura, puedo hacer que cada persona que te bese, que te folle se sane, despierte, que cada persona que te folle se vaya llena de amor, puedo hacer que eso te haga crecer, puedo hacerte sentir que tu alma es eterna, que no acaba, que no se ensucia, que puedes dar tanto como desees, puedo hacerte sentir el amor que esas personas dejan en ti por el mero hecho de tú darles…


Puedo hacer que nunca sientas que es demasiado tarde, puedo hacer que nunca tengas ganas de rendirte, que no te canses, que no te agotes, que tiembles y el mundo tiemble contigo, puedo hacer que el gris del día sea tu gris pero que puedas abrir claros de sol a tu antojo, puedo hacer que seas el mismo sol, puedo hacer que sientas la Luna en tu vientre, que la sientas llenándote de su misterio, que la sientas controlando las mareas, puedo hacer que te dote del orgasmo de su poder…


Puedo hacer que tus manos sean fuego, fuego que calienta a quien desees, fuego que acoge e hipnotiza… puedo, puedo tantas cosas pero no me dejas, no quieres, me lo impides, no te giras a mirarme, solo lo haces de reojo, por encima…

Estoy tras de ti, gírate, gírate y mírame de una vez, acepta que existo, acepta que yo soy tú, acepta que puedo hacer todo eso, no temas, no dejaré que caígas, ten fe en mí, existo, ya me has sentido y eso que nunca me has mirado directamente.


Hay veces que te grito y no me escuchas, días que te susurro y lloras solo porque existo… días en que conviertes el cielo en gris solo porque me niegas, días que sale un rayito, el rayito de tu sensación, esa que te dice que estoy aquí, que solo tienes que girarte para ser tú, grande y fuerte, poderosa, que no es una locura, que soy real, que manejo tu instinto, que manejo tus manos que sanan, que me escondo tras tus ojos que hablan, que estoy tras esos orgasmos que esconden algo más que solo placer, sabes que soy dueña de tus noches de comprender, que manejo el aire que mueve tu pelo, el aire que hace que los árboles se postren ante ti, somos una con ellos, con la vida, con el mundo. Yo soy el aire que mueve tus torbellinos, tus huracanes, esos que te desestabilizan solo porque no me miras, mírame, seamos una juntas, soy tú, soy todo lo que sabes que eres, créeme, gírate, dame la mano y explotemos en luz, explotemos de vida. Tú y tu alma juntas, seremos grandes.


Yo puedo hacerte explotar, expandirte... Déjame hacerlo, por favor

lunes, 28 de noviembre de 2016

De sexo y laberintos

Lost on You - LP

Con la luz apagada, bajo el edredón me desnudo, no lo veo, no lo necesito, me basta Su piel, Su olor, Su calor para guiar mis besos por todo su cuerpo. Quiero hacerle el amor con todo mi ser, que no haya ni una parte de mi cuerpo que no le dé todo lo que tengo para Él. Siento Su piel en mis labios, despacio, sin prisa, tenemos toda la noche para amarnos. Comienzo a bajar suave por Su pecho, Su barriga hasta meterme bajo el edredón, pero antes coloco mi pelo para que mientras yo bajo lo vaya acariciando, quiero que mi pelo también le haga el amor, que lo acaricie como podrían hacerlo mis dedos, mi pelo soy yo también, ni uno solo de mis cabellos está falto de amor para Él. Noto mi melena por su estómago, y mi boca se encuentra con Su polla y entonces me pierdo en Él, lo lamo, lo saboreo, me entrego sintiéndome diosa, quiero darle mi magia, mi divinidad en cada lamida, quiero que Él también se pierda en mi boca, se pierda en mí, quiero lamer sus ingles, sus muslos, quiero perderme, quiero notar la suavidad de la lengua en Su piel, cada poro, cada rugosidad, cada vena, cada cicatriz, quiero perderme, lamerlo en un estado de semiinconsciencia, en ese estado que me surge cuando abandono mi mente, cuando la echo a un lado para solo sentir, para solo hacer sentir. Quiero transmitirle todo el amor que tengo, quiero hacerle llegar mi esencia, que me sienta tal y como soy, desnuda de mente y cuerpo. Vuelvo a subir lentamente, salgo de debajo del edredón y me siento como Alicia saliendo del País de las Maravillas por el agujero de la madriguera “¿Por qué? ¿Por qué me das tanto?” me pregunta con una voz profunda, y solo puedo contestarle dándole más… Le lamo el cuello, mordisqueo Su oreja mientras lo masturbo con el hueco que queda entre mi muslo y mi barriga, ningún recoveco de mí se quedará sin darle… Levanto Sus brazos y los acaricio con mis uñas suavemente, recorro Su axila con mi nariz, lo huelo, lo absorbo, transformo Su olor en pasión, me embriaga de deseo, me pierdo en sus feromonas, me pierdo en Él…


Y el momento ha llegado, quiero cabalgarlo, quiero subirme sobre Sus caderas y explotar, al fin explotar mi feminidad, mi divinidad, mi magia, quiero darle mi magia… Me penetra, en la oscuridad lo noto penetrarme, lo siento, lo acojo entre mis labios, lo saludo con mi humedad, lo complazco con la ternura de mi vientre, soy tierna por y para Él, soy laberinto pues se pierde en mí, Él es laberinto pues me pierdo en su amor… “¿Por qué me das tanto placer?”  Y qué es el placer sino una respuesta física positiva ante el amor que se recibe, no le doy placer, eso es solo el síntoma de que le llega mi amor. Y yo también lo siento, yo también echo la cabeza para atrás mientras noto Sus manos en mi cintura, mientras me mueve contundente. Me vuelco hacia delante, buscando Sus labios, Sus besos, busco que me llene la boca con Su gemido y llenarle la Suya con los míos. Vaya noche de sexo, vaya noche de laberintos bajo la Luna…


Pero el equilibrio es la base de la vida, el equilibrio es la búsqueda eterna, es la clave de la magia, yo ya le he dado mi energía suave y tierna, yo ya me he entregado como solo puedo hacerlo. La diosa dócil, templada y erótica ya ha hecho su parte, ahora el dios pide su turno, no lo pide, lo exige pues su energía es necesaria para que la magia ocurra. Me tumba, se yergue, veo su torso ancho elevarse sobre mí, lo veo entre mis piernas que separa con Sus manos firmes. Se echa sobre mí, pecho con pecho, hace el movimiento y busca una entrada más cerrada, busca perderse en mi dolor, busca equilibrar la ternura con Su brusquedad, y ese contraste me eleva, notar el dolor en mi culo después de tener mi coñito al borde del orgasmo, el contraste que me lleva al precipicio de la vida, me lleva a asomarme a mi verdad, a nuestra verdad. Me embiste y yo aguanto los quejidos, de nuevo el equilibrio, ante el gemido: la queja. Ante el flujo: la lágrima. Ante mis caricias: Sus bocados. Ante mi amor calmado que pide y entrega: su amor arrebatador que exige y da sin dilación. Y el momento de perderse definitivamente el uno en el otro se acerca, lo noto en mis entrañas, esas que se contraen locas de placer y felicidad, llenas de dolor y realidad, lo amo, me ama, y nos corremos juntos, gemimos, quejamos, apretamos los ojos, yo en el hueco de su clavícula y Él en el mío, le entrego mi orgasmo y Él me da el Suyo, es magia, es amor, es vida, es mundo, es historia, es la diosa y el dios siendo eternos y mágicos, no puedo ponerle palabras más sencillas, menos místicas, es la alquimia que convierte lo terrenal, lo carnal, en lo divino…


Se vence sobre mí, Su peso me devuelve a la realidad, me hace recordar que es humano, que somos carne y huesos. Me hace perder lo etéreo y es justo en ese momento, cuando mi cuerpo vuelve a sentir su límite, cuando se rompe, cuando de la boca del estómago sale un llanto inconsolable, un llanto que en el momento de máximo dolor no hacía ni el amago de asomar, pero ahora se derrama por esos ojos que vuelven a ver. Es un llanto que me vuelve mujer, que se despide de la diosa, que la guarda de nuevo en el cofre del tesoro, pues el mundo no está preparado para verla, pues por ahora sólo Él es digno de contemplarla en su totalidad.


Sale de mí y me prometo en silencio guardar su semen dentro el máximo tiempo posible, como si guardara un trocito de esas sensaciones mágicas, como si aguantándolo alargara la magia, como si guardando su esencia dentro me mantuviese perdida en Él…


Pero los laberintos no son eternos, al final encuentras la salida, al final te encuentras, y es que es eso, eso lo resume todo: perdiéndome en Él, me encuentro.


 

lunes, 21 de noviembre de 2016

El libro

"Mamá ¿Cuándo y cómo decidiste escribir un libro? ¿Por qué?"


En unos años imagino a mis hijas, ya mayores, haciéndome esas preguntas, quizá nunca lo hagan, pero no puedo evitar pensarlo. Por si acaso esto es lo que dejo escrito para ellas:


Un día decidí seguir lo que mi alma me marcaba, decidí escribir. Tenía un blog, cada semana me propuse publicar una entrada. Me costó mucho aceptar cuál era mi vocación, así que cuando lo hice me propuse hacer de ello parte fundamental en mi vida, darle el lugar que siempre le correspondió ¿Y sabéis qué pasa cuando decides escuchar a tu alma con todo lo que conlleva? Que obtienes recompensas. Un día estaba sentada frente a mi ordenador, sonó una canción y de repente mis dedos se pusieron a teclear, eso no era raro, pero lo que escribía sí, salía de un sitio distinto, las lágrimas brotaban sin entender el motivo. Cuando terminé ese texto lo leí como unas diez veces, qué era eso, me parecía realmente triste y hermoso, pero lo que me llamaba la atención es que no me servía como entrada de blog y no quería dejarlo olvidado en mi ordenador. Entonces comprendí que acababa de escribir el primer capítulo de un libro que yo no sabía que iba a escribir. Ese día empecé un camino extraño, de textos que salían aleatorios, textos en lo que me reconocía, no era mi vida, yo no era la protagonista pero ponía un poquito de esa Ángela, que era en ese momento, en cada palabra. Escribir ese libro fue una terapia, fue algo que necesitaba más que algo que quería hacer. Y un día lo terminé, porque toda historia tiene que tener un final y, cuando llega, te enfrenta al siguiente paso, te enfrenta a la certeza de que debes tomar una decisión, que sentarte frente a la chimenea a escribir sola, es fácil, sólo tú lees, solo tú te lees. Y tuve miedo, vuestra madre tuvo mucho miedo, aquello era una etapa, era algo que cuando leyese al tiempo ya no me diría tanto, ya no me resultaría tan sanador, porque escribir ese libro ya había sanado lo que tenía que sanar en mí. Solo por eso le debía sacarlo a la luz, no podía dejarlo morir en el olvido. Decidí publicarlo. Sabía que sería difícil, ese libro mostraba partes de mí que muchas personas no conocían, tenía miedo a mostrarme, tenía miedo a que me juzgaran. Tenía miedo pero siempre fui valiente por narices, no puedo hacer algo distinto a lo que tengo la determinación de hacer. Para superarlo di el libro a las dos personas ante las que más me preocupaba sincerarme y a la vez más necesitaba que me apoyasen: se lo di a mi madre y se lo di a mi padre… cuando ambos me llamaron llorando, emocionados, me sentí fuerte y afortunada, supe que cuando eres valiente y sigues tu camino todo se pone de tu parte.


Y el día llegó, ojalá pudiera decir que fui rápida, que lo hice sin inseguridades, pero no. Queridas hijas, si algún día leéis esto quiero que sepáis que pensé mucho en vosotras, en si había alguna posibilidad de que publicarlo os afectase pero, a pesar de esa angustia, quise dar ejemplo, quise predicar con mis actos. Pensé en vosotras de mayores, persiguiendo vuestros sueños, pensé en la de veces que os repetiría que lo hicieseis fuera el que fuese…


Queridas hijas, la historia de aquel libro fue la historia de una deuda con unas palabras, la historia de un sueño que no sabía que tenía, de un deseo que apareció y estaba obligada a cumplir. Y es que creemos que sabemos cuáles son nuestros sueños, creemos que lo sabemos todo de nosotros, y la realidad es que somos una auténtica sorpresa para nosotros mismos. Los sueños hay que dejarlos salir, no hay que buscarlos, si fluimos salen solos.


Estuve llena de incertidumbre ¿Qué pasaría después? ¿Quién lo leería? ¿Me criticarían? ¿Me juzgarían? ¿Sería positivo o negativo? ¿Escribiría después alguno más? Queridas hijas, si algún día leéis esto ya sabréis la respuesta a esas preguntas, yo aún no. El 13 de diciembre empezaré a salir de dudas…

lunes, 14 de noviembre de 2016

Recuerdos

Ride - Lana del Rey


Es curioso cómo es la mente, cuando echas la vista atrás idealizas todo lo que viviste, incluso cuando recuerdas que no estabas bien… Hoy me he puesto a Lana del Rey y he recordado cuando escribía con ella de fondo, cuando mi vida era bonita pero no dejaba de tener ese trasfondo triste que Lana da a sus canciones.


Cuando escribía con ella de fondo me sentía sumisa a secas, en aquella época aún no había descubierto el mundo que ahora he descubierto, aún no le había dado explicación a todo lo que le doy ahora. Cuando escribía con Lana de fondo, éramos solo un Amo y su sumisa. Ahora sigo entregada, pero hemos evolucionado, porque de eso va la vida, de eso se trata, de evolucionar siempre, por mucho que te guste algo debes seguir avanzando, y al avanzar esa sensación desaparece tal y como la sentías. Yo he avanzado, y ahora no siento como sentía cuando escribía con Lana de fondo, ahora percibo cosas más profundas, ahora los sentimientos se han matizado. La entrega es entrega pero no es igual a como fue, porque cuando avanzas todo se transforma inevitablemente. Y aunque ahora siento cosas más bonitas, aunque ahora la magia es más magia, no puedo olvidar todo lo que sentí por el camino, no puedo no añorar las diferentes etapas del camino. Añoro esos tiempos, como de aquí a nada añoraré estos…


Y hay que conducir, conducir adelante pues para atrás no se puede, es estancarse o avanzar, esas son las opciones. Quedarse paralizado, extasiado por lo maravilloso de este momento o crecer con la fuerza de esa maravillosa sensación.


Guardo mis recuerdos como tesoros en el corazón y a veces los saco para contemplarlos: el día que me regaló el collar, el sentirlo en mi cuello con los ojos cerrados, abrirlos y verme tan guapa en el espejo, aquellas bodegas, aquel vino, aquel cumpleaños, aquella noche, aquella pinza de madera que se resistía, aquel abrazo, mirarlo reflejado en un espejo mientras me tatuaban su nombre, aquel viaje a Bilbao, nuestro viaje de novios, aquel concierto, aquella sonrisa, aquellas palabras, aquellos azotes, aquel polvo, aquel, aquel… aquellos tiempos. Soy una melancólica, no lo puedo evitar, mis recuerdos componen mi vida. No puedo vivirlos y olvidarlos sin más, las sensaciones crean una red de emociones en mi interior, una red de seguridad, una red que no me deja caer, es la red que me protege mientras ando por esta cuerda de equilibrista que es mi vida. Y a veces cuando me  desequilibro, caigo sobre ellos y me paso unos días rememorando, obligándome a sentirme como me sentía, y dando las gracias, las gracias por todos y cada uno de esos recuerdos, gracias por saber que ahora construyo nuevos, aunque ahora no me parecen tan maravillosos como me parecen los más antiguos. Porque la mente es así, no podríamos cargar con todo lo que cada momento conlleva y nos deja solo lo bueno, incluso de los peores momentos, me deja una sensación de dolor pero dolor lejano, un dolor que también aporta. Porque de aquel vino solo recuerdas su sabor, tu sonrisa mientras lo bebías pero no recuerdas que en tu cabeza aún había un montón de preocupaciones absurdas porque no habías aprendido a vivir el presente, pero recuerdas solo el vino y la sonrisa… Cualquier tiempo pasado fue mejor siempre se ha dicho, y no creo que sea cierto, nuestros recuerdos están ahí para hacernos sentir como si tuviésemos dentro un cajón lleno de lucecitas de colores, de chispitas que utilizar cuando necesitemos sentir cosquillitas en el estómago, para recordarnos que lo que ahora vivimos pronto será un recuerdo, una chispita, así que hay que saborearlo, no menospreciarlo nunca.


Cuando escribía con Lana de fondo yo era mucho más triste, aún estaba muy perdida, ahora sigo perdida pero mucho menos y de otra manera, ahora tengo mucho más asentado. Y si hablo respecto a mi relación estoy totalmente encontrada, al fin he dado la vuelta que debía dar respecto a mi entrega, respecto a mi sumisión. Cuando escribía con Lana de fondo estaba en el proceso de renacimiento, de ajustes, estaba aprendiendo lo que era la entrega real. Por eso lo recuerdo con tanta nostalgia, porque eran sensaciones completamente nuevas, eran sensaciones duras pero maravillosas. Y ahora solo recuerdo lo bonito, pero debo repetirme que fue también duro, para comprender el momento en el que estoy ahora, que aunque es en otro aspecto de mí, es lo mismo. Estoy renaciendo, estoy descubriendo todas esas sensaciones nuevas, y aunque ahora me parezca duro, pronto reforzará esa red de seguridad que son mis recuerdos. Y es así como estos nos ayudan, no podemos olvidarlos ni tampoco vivir aferrados a ellos, los recuerdos deben enseñarnos en qué se convertirá esto que vivimos, nos ayudarán a superar los malos momentos, si sabemos usarlos, nos llenarán la vida de chispitas…


Ahora estoy frente a la chimenea, escribiendo con Lana del Rey de fondo, recordando, este es un momento sencillo, tranquilo, pero lleno de matices, un momento en el que me doy cuenta de qué quiero recuperar de aquellos días para aportar al ahora, y qué cosas, por muy bonitas que fueron, es mejor que queden en el pasado, en el recuerdo.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Entrega ciega y entrega absoluta

En twitter empecé a seguir a una chica que está muy triste, contaba su historia de cómo entregarse la había dañado, cómo había acabado rota por entregarse. Eso me hizo reflexionar y al fin comprendí por qué muchos se llevan las manos a la cabeza cuando digo que mi entrega es absoluta. El problema es que confunden entrega ciega con entrega absoluta.


Mi entrega es total y absoluta, como ya sabéis los que me leéis, pero jamás ha sido ciega. La diferencia creo que salta nada más poner los dos títulos juntos. Yo conocía muy bien a quién me entregaba, pero conocer con lo bueno y lo malo. Para mí el Amo puede ser un dios pero no lo idolatro, no es un ser perfecto sin defecto ninguno, es un hombre, al que venero al completo, siendo consciente de todo lo que Él engloba, lo bueno y lo malo. Una vez que conoces a una persona en profundidad es cuando te planteas si en conjunto te da la confianza como para darte entera. Para mí sus puntos débiles no son importantes, no me ponen en peligro, ni me hacen tener miedo a que me destruya a ningún nivel. La entrega no ha de ser ciega en ningún sentido, tienes que mirarlo a Él en todo momento pero debes mirarte a ti también. Entregarte no te exime de la responsabilidad de crecer, de hacerte fuerte, de encontrar tu poder, no es un poder que amenaza al Amo pues no pretende entrar en una lucha de dominio, ya que tú conscientemente y conociendo toda tu fuerza te entregas a esa persona. Y eso no significa que renuncies a ella, simplemente en ese caso y sólo con esa persona, pones tu poder a su servicio. La entrega ciega es la que no se hace preguntas, la que no investiga por qué cada uno hace lo que hace. Imaginemos que nos da un ataque de celos, la entrega ciega no se pregunta por qué nos da, simplemente lo pasamos mal el rato que sea, y cuando estamos más calmados nos volvemos a poner bien hasta que llegue el próximo mal rato y así. Ante un ataque de celos habría que preguntarse ¿Por qué me estoy sintiendo así?¿Acaso hay algo que me haga sentir insegura?¿Ese algo tiene que ver con Él o conmigo?¿Él hace algo que me haga desconfiar o es que yo aún no estoy lo suficientemente segura de mí misma?... El mal rato es el mismo, o peor, os lo advierto, pero el resultado es lo importante.


La entrega ciega no solo nos hace daño a los que nos entregamos, también se lo hace a quién domina, imaginad la carga que debe ser para alguien que lo sigan ciegamente, la carga de que te consideren perfecto, que le eches la responsabilidad total de todo lo que pasa contigo, por dentro y por fuera, volvemos a una de mis comparaciones favoritas: guiar o tirar, de la que ya hablé aquí. Somos compañeros de viaje, cada uno lleva su camino, no dejo que Él ande el mío, solo me guía, Él en su camino domina y yo en el mío me someto, pero tengo que tener los ojos bien abiertos porque tengo que mirar por dónde piso, disfrutar de las vistas del trayecto, sentir cada paso que doy, porque es mi camino, mi vida. La entrega absoluta se hace muchas preguntas aunque al final la conclusión sea: tiro por donde Él me dice. Pero eso es una conclusión no un juicio ciego y vacío. Porque, en mi opinión, la entrega ciega es una entrega vacía, una entrega autómata que acaba aburriendo, o incluso destruyendo, a ambos, no hay preguntas, no hay crecimiento. Y ojo, yo no digo que cada orden se cuestione, no digo que le haga mil preguntas, es un proceso interno, es un trabajo personal, es un trabajo de escucharnos a nosotros mismos, a veces la pregunta o la conversación conmigo misma sencillamente es: ¿Lo hago o no lo hago? Es el Amo, yo soy Suya, lo hago. Otras es: Me ha dado tal orden y algo dentro de mí se resiste ¿Por qué me resisto? ¿Es porque creo que la orden me puede hacer daño o es porque mi soberbia se está revolviendo? Etc… en mi caso acabo obedeciendo porque sé que estoy con la persona que tengo que estar y que sabe bien qué estoy preparada para afrontar, y porque tengo claro que quiero dar los pasos que Él me dice que dé, pero eso no significa que yo sea consciente de que me costó dar ese paso y del porqué me costó darlo.


Yo lo venero, pero no estoy ciega, sé cómo es, qué cosas me encantan de Él y qué cosas podría mejorar, es una persona como lo somos todos. Y sabiendo la persona que es decido entregarme de forma absoluta, jamás ciega.


Hace poco en twitter se generó otro debate, hablar de los defectos del Amo sí o no. En mi caso no voy a negar que me esté costando escribir ciertas expresiones en público, porque aunque yo lo conozca en todos sus aspectos no significa que tenga que airearlos, pero como defendían algunas personas, hay una especie de teatralidad en la entrega y el dominio, una teatralidad que hace que parezcamos actores de peli romántica todos guapos y perfectos. Eso hace daño a todos, le arrebata lo real a la entrega y al dominio, lo relega a fantasía y lo destierra de ser una forma de vida, porque nadie puede cumplir expectativas fantasiosas las 24 horas 7 días a la semana. No voy a hablar específicamente de nada, pero creo que sí es necesario escribir esto, recalcar que somos humanos y que ser Suya también pasa por cuidarlo a Él, aconsejarlo cuando me lo pide, ayudarlo cuando algo le cuesta, decirle con mi actitud: no tiene que ser perfecto, yo me entrego y lo amo tal y como es.

lunes, 31 de octubre de 2016

La hora de las brujas

Personal Jesus - Depeche Mode


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Las ves pasar, te sirven el café, charlan tranquilamente con sus labios rojos, sus ojos grandes, profundos. Las miras y no sabes por qué, tienen algo, algo por lo que amarlas y temerlas… Las brujas están a tu alrededor, cada vez aparecen por más rincones, crees que te persiguen, tranquilo, no temas, simplemente la hora de las brujas ha llegado.


Ahora caminan libres por la calle, ya no hay hoguera que las queme, ya no hay Inquisición que las condene, ya les da igual los cuentos que las pintan feas y malas. Los niños las temen, les contaron que vienen para hacer daño, las brujas saben que eso es una mentira con tintes de verdad, lo que tienen que decir duele, lo que tienen que enseñar duele, hace que se remuevan sentimientos, sensaciones, hacen que os enfrentéis a vuestros prejuicios con sus palabras, con su comportamiento, con su forma de vivir sus vidas.


Vagaron años y años, se ríen al pensar que las creéis extinguidas, que creéis que la hoguera acabó con ellas, si las quemaron precisamente por sentirse inmortales, si sabían que de las cenizas del fuego renacerían más fuertes, más hermosas, si os hicieron creer que la hoguera era un castigo, pero solo era su forma de crecer, de reiniciarse más puras, más sabias…


Fueron aquellas que miraban al mar, que conversaban en idiomas extraños, en los orígenes del mundo tomaron su decisión de ser brujas antes de que la palabra bruja existiera. Decidieron recorrer el tiempo mutando, sufriendo, fueron hombres devorados por los leones, fueron niñas maltratadas, fueron esclavas pelirrojas, fueron musas, fueron líderes, fueron putas… pero siempre brujas, almas brujas.


Vendrán a leer el futuro en sus cartas, vendrán a verte el alma de un solo vistazo, te reconocerán: tú me follaste, tú me pegaste, tú fuiste mi hermana, tú me creíste, tú me amaste… y lo dirán sin carga, sin rencor, solo como información. Nada escapa a sus miradas, ni el pasado, ni el presente, ni el futuro.


Y podéis elegir, podéis rechazarlas, podéis volver a acusarlas con vuestros dedos llenos de terror, aunque ya eso no sirva para nada, pues las hogueras se apagaron hace mucho. O podéis escuchar su hechizo, podéis intentar comprender su verdad…


Las brujas nacen con una pena honda, las brujas arrastran la crueldad del mundo para alcanzar la divinidad del universo, las brujas se vuelven grises, crean tormentas, hay veces que el sufrimiento las empaña, pero se encomendaron a su poder, se encomendaron al poder que saben que somos todos. Las brujas prometieron luchar por la libertad de la carne y el espíritu.


Las brujas nacen buscando a su demonio, a su Drácula o su mago, da igual el nombre que le pongan, nacen buscando ese alma que las guiará, que les quitará su pena arrastrada, las llevará a un mundo oscuro y profundo, ese infierno personal que todos portamos. Las brujas te cuentan cómo follan, cómo se entregan, y no es una entrega sumisa, es una entrega del todo o nada, es la entrega de abandonarse, sin límites, para que nada obstruya su poder, es confiar sus almas a su demonio, al que sirven y, sirviéndoles, Ellos las sirven. Así crecen, ambos crecen.


La hora de las Brujas ha legado, eres libre de quedarte a ver qué tienen que contarte, o libre de huir, pero guarda tu dedo acusador, no las detuvo cuando las condenó a la hoguera, no te servirá de nada ahora.


La hora de las brujas ha llegado, abandonad los cuentos de terror, están escritos por el miedo humano, ese que tacha de maligno todo aquello que no comprende, que tacha de locura todo aquello que lo incomoda.


¡Incomodaos! Dejaos llevar, asomaos a sus bailes, a sus orgías, a sus pócimas, por qué resistirse más, si lleváis siglos huyendo y no ha servido de nada, rendíos y sed así más valientes que nunca, escuchad lo que tienen que contaros, dejaos embriagar por sus aromas a tomillo y mandrágora…


La hora de las brujas ha llegado ¿Estáis preparados?

lunes, 24 de octubre de 2016

Estoy de humor para vivir

Estaba mal y no podía escribir, he pasado días con una angustia horrible que no conocía, creía que estaría mucho tiempo sin publicar, pero el huracán pasó antes de lo que esperaba y de nuevo estoy aquí...


I´m the mood for you - Miley Cyrus


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Estoy esta noche aquí, aquí entre Sus brazos, Él hace rato que se durmió, pero yo sigo aquí, pensando y escribiendo mentalmente este texto. Porque hay noches que lo normal se me hace especial, que soy consciente de mi suerte, de mi vida, de mi paraíso, soy consciente de mi mundo. Estoy aquí esta noche con Su mano agarrando mi teta, así se duerme más tranquilo, más sereno, y a mí me encanta sentirlo abrazándome desde atrás, agarrado a mi pecho. Primero como un acto de posesión, pero al rato como un acto tierno, me siento mujer, ese gesto hace aflorar mi amor maternal, y lo amo, lo admiro y lo cuido: no, mi amor, no me iré de Su cama esta noche tampoco. Hay días que abro el armario para colgar un vestido y de refilón veo la punta de la fusta, hay días que la miro y me fijo, me despierta algo distinto, soy consciente de que esa fusta es para mí, para domar mis demonios, esa fusta es para acallar mis sufrimientos, para dominar esa parte que no me dejaba ser feliz, que me oprimía el alma… Y al cerrar la puerta de espejo del armario me veo reflejada en él, y me fijo en mi clavícula, en mi hombro fino que asoma sutilmente por el cuello del pijama, y me gusta, y me veo hermosa, sensual. Hay días que en ese mismo reflejo me miro a los ojos y al fin me gustan, asoman entre el negro de no haberme desmaquillado, pequeños y muy profundos, asoman entre mi largo pelo alborotado por no haberme peinado y veo que no son de este mundo, los veo como en una fotografía ajena, como si no fuesen míos, aunque ahora empiezan a serlo.


Y hubo unos días hace mucho tiempo en que no podía mirarme al espejo, hubo días en que la vida me ponía de mal humor, que la vida era un lastre, que me oprimía, que no me dejaba respirar, hubo días en que envidié a las anoréxicas y a las suicidas, porque a mí vivir se me hacía un suplicio. Pero no podía desactivar ese instinto que me impedía dejar de comer o meterme todas esas pastillas que sujetaba en la palma de la mano, nunca fui capaz de desactivar mi alma, nunca fui capaz de gritar tan fuerte como para no oírla… pero esos son días muy lejanos…


Ahora hay días que pienso en mis hijas, en lo mucho que me hace reír la pequeña con sus tonterías, y en las conversaciones tan maduras que puedo tener con la mayor… Ahora hay días que siento el amor fluir, me siento amar y me siento amada… Y hay días, como los que he vivido esta última crisis, en los que tenía un huracán en mi interior, e intentaba agarrarme a mis pilares para que no me llevase, pero de repente dudaba de que fuese un pilar real o solo un palo flotando en el aire. Pero hay días que tu padre te invita a un té y unas palabras después pasas de ser un animalillo asustado a ser de nuevo un animal salvaje, fuerte y hermoso. Hay días, como ese, en que notas cómo te cuidan, con unas palabras mágicas y un té caliente hecho con amor y magia. Hay días que el tono de voz me cambia porque las dudas se van y ya no tiemblan tanto las palabras. Hay días en que, cuando pasa el huracán, veo el universo que hay en mí, veo la magia y veo todo lo que quiero y necesito escribir. Hay noches como esta en la que estoy aquí con Su mano agarrando mi teta, en que tengo mil entradas, mil textos, mil palabras que escribir, que transmitir. Hay noches que me valoro, que veo mi auténtico valor porque el universo me concedió el deseo de verme un rato desde fuera.


Ahora hay días en que entiendo por qué soy como soy, por qué necesito que esa fusta me dome, que esa fusta me duela, por qué necesito sentir pellizcos y bocados, por qué necesito sentir el dolor que duele, que no es placer, que es dolor, lo entiendo, entiendo que necesito que Él y solo Él coja un cristal y haga el dibujo de las venas en mi piel, necesito sentir el dolor por donde dibuja para saber que esa vena está ahí, para ser consciente de que la sangre fluye por ella, que está en mí, que me da vida, que ese es el milagro, la vida es la magia. Y Él sabe dónde está cada una de mis arterias, Él valora el sabor de la sangre que corre en ellas, por eso me las dibuja y me obliga a ser consciente de ello. Hay días en que puedo con todo porque entiendo qué y quiénes son mis pilares, entiendo que Él es el pilar al que agarrarme para que no me lleve el huracán, y al que subirme para saltar y volar.


Hay noches, como esta, en las que no puedo dormir porque el estómago me bulle, me burbujea de emoción, noches como esta en que recuerdo aquellas noches, esas noches que son solo mías, han sido pocas pero han sucedido desde el principio, noches en las que Él me despertaba de madrugada y me decía “Soy yo, tranquila, estoy aquí” y me besaba, pero os juro que no era Él y a la vez sí, y no me hablaba a mí y a la vez sí, era un ser distinto, con una energía distinta, noches en las que he sentido un amor que no es de este mundo, incluso una noche en la que me hizo el amor de la manera más extraordinaria que jamás me ha hecho. Y esas noches me atormentaron durante mucho tiempo, despierta me preguntaba por qué no podía sentir eso siempre, me preguntaba cómo Él podía hacerme sentir así y no recordar absolutamente nada a la mañana siguiente, que mi olor en su cuerpo fuese la única prueba de que no había sido sólo un sueño. Y ahora lo comprendo, lo entiendo tan bien, esas noches son mi auténtico pilar, ese del que me es imposible dudar, y no entenderéis por qué, porque esas noches son solo mías, Su alma quiso hacerme ese regalo solo para mí. Hay noches en que comprendo el universo, noches en que me prometo no olvidarlo al despertar, no perder la lucidez nocturna.


Hay noches en que me planteo qué es esto, qué es mi vida, y hay noches en que comprendo que es un viaje, un viaje de fuera hacia dentro, un viaje en el que al principio tenía muchas etiquetas y muy superficiales, y ahora tengo menos y más profundas, pero nunca me equivoqué, porque no podemos equivocarnos con lo que sentimos que somos.


Hay noches como esta en las que, para poder dormirme, tengo que quitarle la mano de mi teta y suavemente darle la vuelta, porque hay noches como esta en que quiero dormirme abrazándolo a Él, pegar mi pecho a su espalda y respirar juntos, amarlo sin que Él se dé cuenta, apretarlo y decirle al oído para que Su alma me escuche: “Gracias, mi amor. Gracias al pilar que me ha dado, gracias porque ese tesoro es el que ayudó a que ahora esté de humor para vivir”.

domingo, 16 de octubre de 2016

Un respiro

Breathe me - Sia

Se levantó esa mañana, vio el sol entrando por la ventana, respiró el olor del otoño, el olor de la tierra, de la vida y sonrió. Bajó las escaleras de su bonita casa, sintió los escalones bajo sus pies, el mármol blanco, la madera, los azulejos, cada escalón en cada momento, no se quedaba en el anterior ni pensaba en pisar el siguiente, ese escalón, solo ese. La luz inundaba la cocina, las grandes ventanas dejaban pasar los rayos de luz, la luz se posaba en las caras de sus hijas, “Buenos días” sus boquitas dijeron “Buenos días”.


Un abrazo, un vaso con limón y Martini preparado para comer acompañado de un “te lo mereces”. Un abrazo, ese abrazo. Qué suerte tengo de teneros “No, que suerte tenemos todos de tenernos”.


Una siesta eterna, una siesta de varias horas que terminó con Él sentado en el filo de la cama sonriéndole “¿Sigues viva?” No, ahora, al fin, vivo.


La vida era esto, se decía mirando por la ventana, oliendo el otoño. Esto era lo que le tenía deparado, por eso le gustaba tanto el otoño, porque sus olores la traerían a la vida, sus olores y colores le darían latido a su corazón. Deja de preguntarte qué es vivir y vive, ese mensaje tenía el otoño para ella, porque en otoño la golpearon, en otoño le dijeron que dejase de pensar, de analizar, que dejase las cadenas del miedo y la mente y viviese, viviese de una vez.


Le dolía, era difícil conectar con ella misma, con la naturaleza, con el universo… siempre lo sintió pero como algo ajeno, algo que no estaba en ella, siempre sintió su poder lejano, la mente no la dejaba oírse, el perfeccionismo y los porqués, la alejaban tanto de la magia, esa que tanto ansiaba. Esa que ella sabía que tenía pero aún no podía sentir, esa de la que aún no podía ser consciente.


Y ahora empezaba a dar pasos, ahora daba pasitos temblorosos e inestables, demasiado tiempo paralizada. Y no es que nunca hubiese avanzado, pero lo hizo tirando de una roca muy pesada, lo hizo tirando de su miedo, su ego, sus dudas. Ahora daba pasos sin esa piedra a la que agarrarse, ahora las manos no tecleaban como antes, ahora se sentía distinta, como aprendiendo incluso a andar, a escribir. Ahora necesitaba hablar en tercera persona para protegerse, para no dejar ni un solo espacio a la mente, para no correr el riesgo de analizarse.


Ella entendía pero no vivía. Ahora daba pasos en la vida, y las personas que la querían la aplaudían, como la niña que empieza a andar, ahora notaba el cariño, ahora valoraba a todos los que la ayudaban, ahora se sentía pequeñita, y quería sentirse así, quería sentirse un bebé que admira a sus mayores, porque han tenido sus caminos antes que ella, porque…


Las palabras no le fluyen, perdonadla pero está aturdida, perdonadla pero necesita un tiempo, un espacio, necesita curarse pues se siente enferma, enferma de mente. Perdonadla pero ahora necesita correr, saltar, bailar, pasear, cantar, vestirse de colores, saborear cada minuto, necesita encontrarse, necesita respirar, amar, abrazar, besar, sentir… coger fuerzas para seguir. Perdonadla pero necesita sanarse.


Ella quiere escribir, pero ahora hacerlo la confunde demasiado.

Perdonadla, necesita respirar, perdonadla.

jueves, 13 de octubre de 2016

La casa

Esta casa ya es un ser, es un ente que tiene vida. Esta casa ha sido sanación en tiempos de cáncer, ha sido luminosa en tiempos de juegos infantiles, esta casa te cobija siempre que estes triste, esta casa ha sido mi mundo cuando yo sentía que no pertenecía al mundo. Esta casa se ha roto cuando nosotras estábamos rotas, en sus paredes los cuarzos creaban arcoíris las mañanas de domingo, en su suelo las huellas de los pies descalzos han quedado tatuadas...


Lee la entrada completa en mi nuevo blog:

Sorbos de vino y tinta - La casa

lunes, 10 de octubre de 2016

Mi verdad

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La verdad saliendo del pozo, de mi querido Jean-León Gérôme

La verdad es demolición, un día te golpea, rompe muros y ladrillos, rompe ese fuerte que te construiste alrededor, destroza todas las paredes que pusiste para esconderte, esas paredes que te alejan tanto del mundo que dejas de recordarlo. Pero la verdad un día decide acabar con todo, dejar de esconderse, la verdad un día decide salir del pozo para no volver a entrar jamás…


Miradme, recordadme siempre andando desnuda sobre los escombros, destrozándome los pies con los cascajos, recordadme siempre así… recordadme amoratada por los golpes de los “puta”, de los “guarra”, de las miradas prejuiciosas, recordadme amoratada por los golpes de aquellos que no entienden qué es libertad, recordadme ardiendo en las hogueras, recordadme saliendo de un pozo, del pozo más oscuro que existe, el pozo de la ceguera humana, el pozo del fango del dormido.


Recordadme destrozando muros con mi mazo, recordadme llorando de impotencia, llorando de emoción, llorando, recordadme loca, completamente loca e ida. Recordadme cabalgando sobre sus caderas, recordadme retorciéndome entre sus tormentos, bebiendo su sangre y su orín, recordadme gimiendo. Os lo suplico, recordadme follando, recordadme sometida, besando Sus pies, bañándome en las lágrimas que me provoca, llorando ante las puertas que me abre. Sí, recordadme envuelta en un terrible llanto, asomada a esas puertas, que muestran mi historia, mi vagar por los siglos, llorando ante la esclava, ante las fieras devorándome, ante la niña sola, llorando ante la hoguera, gritando mientras me queman viva, llorando por entender por qué el calor no me quema.


La verdad sale del pozo, queráis o no, queráis leerlo o no, os duelan los ojos o no. Mi verdad es libre, porque mi verdad soy yo, mi verdad explota en mis dedos cuando aporreo las teclas. Y no puedo callarla, no puedo dejar de mostrarla, me mataría, lenta y cruelmente…


Aquí me tenéis, desnuda ante vosotros, llevo mucho escrito en la piel, mirad para otro lado si así lo deseáis, pero yo no voy a taparme, yo no voy a empujarme al pozo. Aquí me tenéis luchando contra mis ruinas que quieren reconstruirse, porque ya no quiero reconstruirme más, solo quiero romper y romper, yo solo quiero destrozarme una y otra vez, romper todo resto de piedra que quede en mí… Quiero volverme ligera, quiero volar, al fin volar, fundirme con el viento en una danza macabra, quiero dejarme llevar por las brisas, follar con los elíseos… Quiero vivir desnuda, sin miedo a nada, pues nada puede dañarme, nada puede dañaros, solo el muro puede romperse, pero sin muro ya no hay nada que romper, ya no hay nada que pueda dolerse.


Destrocemos los malditos muros, dejemos que nuestra puta verdad salga del pozo, dejadla ser fea, dejadla asustar al mundo, porque la verdad asusta, la verdad tiene una boca enorme y negra, grita, destroza tímpanos y jamás la cierra. La verdad duele con su azote, la verdad araña la piel con sus golpes, la verdad destroza muros, y eso duele, porque antes de las ruinas hay grietas, antes de las grietas hay desconchones… pero no temáis por favor, sacad vuestra verdad del pozo, dejad que vuestra esencia inunde el aire, quiero oleros, quiero notar el aroma de las almas libres en mi nariz. Seamos huracán, por qué no serlo, por qué no destruir un mundo ciego, dormido, por qué no arrasar con los prejuicios y condicionamientos, por qué no ser la pesadilla de los dormidos, esa pesadilla que los obliga a tomar la decisión de despertar, seamos huracán…


Escribo, muestro la cara desencajada de mi verdad al igual que muestro la cara dulce. Ambas son mías, no voy a tratarlas de diferente manera. Porque soy una guerrera, una guerrera suave y pacífica, que pelea con sus letras, que anda por el campo de batalla desnuda, sin más armas que su voz, que su verdad. Y no, no voy a callarme, nunca más,  tenga las consecuencias que tenga, no me asustan, porque no soy débil. Que vengan las armadas, por mucho que me duela, nadie puede conmigo, soy fuerte y tengo las cosas muy claras, mi desnudez es mi mejor arma, siempre lo he defendido, no tengo nada que esconder, nadie a quién esconderle nada…


¿Lo notáis en el aire? ¿Me oléis? Soy un alma libre, Él me ata porque así yo vuelo.

lunes, 3 de octubre de 2016

Invencible

Invencible - Muse


Me olvidé de apreciar el tacto de Su mano en mi piel, me olvidé de saborear los momentos a Su lado. Di por hecho tantas cosas, dejé pasar tantos momentos que ahora nunca recordaré…


Estaba triste, esa noche estaba extrañamente triste. Me hacía el amor y yo estaba lejos, mi mente no estaba en mí, me faltaba alguna conexión… Noté Su enfado y no me importó, eso es lo que necesitaba, quizá unas cuantas bofetadas me rompieran al fin, me sacaran del letargo de aquella noche, de aquel hechizo lejano que me tenía atrapada. Pero no me abofeteó, sólo me pidió que lo lamiese, que llegase desde Sus pies a Su polla, lento, suave… obedecí por respeto, pero yo quería que esa noche acabase ya, no me gustaba sentirme lejana, no a Él, lejana a este mundo, a esta vida, no me gustaba separar tanto los pies, sentir que caía por una espiral de tiempo, que me llevaba lejos…


Mi lengua lamió, por inercia, mi cuerpo actuaba por Su orden, no por la de mi cerebro pues ese no estaba, ese estaba apagado. Lamí hasta llegar a Su polla, la lamí también por inercia, por conocerla tan bien que mi lengua sabe dónde está cada recoveco, por saber qué movimientos debe hacer y dónde. En ese estado de semiinconsciencia en el que me hallaba algo cambió, algo hizo que un escalofrío recorriese todo mi cuerpo, devolviéndome la vida, trayéndome al presente desde la lejanía del pasado y el futuro. De repente noté la sangre fluir de nuevo, volví a sentir Su piel, Su dureza, volví a ser dueña de mi lengua, volví a percibir con todos mis sentidos. ¿Qué es lo que me ha hecho volver? Me pregunté, no me ha abofeteado, no me ha pellizcado, no me ha mordido… qué ha sido eso que ha irrumpido de forma tan brusca en mi letargo. Y lo noté, noté Su mano en mi cabeza, moviéndose… me estaba acariciando, unas caricias suaves y tiernas, cambiaba Su mano, la posaba en la mía y me acariciaba también. Se me agarró un nudo fuerte en la garganta, quería llorar, ahora sí. Sus caricias, era consciente de Sus caricias, llevamos doce años juntos y nunca las percibí cómo lo hice esa noche, nunca fui consciente de necesitarlas tanto, nunca supe que esos suaves movimientos podrían salvarme de mí misma.


Al día siguiente limpiando me topé con nuestro diario, ese que escribimos a medias nuestro primer año de noviazgo. Leí las cosas que me escribía y me di cuenta de que en su momento las leí pero no las entendía, que no era consciente de todas las cosas bonitas que me decía, que nunca les presté la atención que merecían. Que Él sabía que yo era Su “Ella” y me lo decía a Su manera pero yo no lo interpreté porque no lo leí bien… Y eso está escrito, eso puedo recuperarlo. Pero durante doce años cuántas palabras he perdido, cuántos gesto di por supuestos, cuántas miradas he dejado de ver, cuántos “te quiero” olvidé… y me siento mal con aquel muchacho que fue, pues ya me llamaba diosa y yo no lo correspondí como merecía, pues ni siquiera lo estaba oyendo. Siempre estuvo ahí, esperando a que yo me diese cuenta de qué era lo que lo ataba a mí, esperando a que yo me viese como me veía Él… Y ya ese muchacho no existe, se ha transformado, lo único que me apena de eso es recordarlo con ternura, guardarlo en el corazón con la tristeza de haberlo decepcionado, de no haberlo tomado realmente en serio. Ese muchacho era la persona que más creyó en mí, Él es la persona que más ha creído en mí, pues le quedaban muchas cosas que aguantar, mucho dolor que soportar a mi lado, muchas locuras, mucha inestabilidad, muchos demonios míos con los que pelear…


Y ahora sé cuál es el verdadero motivo por el que lo admiro, no es por todas esas cualidades que todos ven en Él, yo lo admiro como no puede admirarlo nadie, pues yo fui Su enemiga, yo fui el mayor ejército contra el que ha tenido que luchar, yo soy su mayor victoria, yo soy el enemigo ya conquistado que se arrodilla ante un ser invencible, un ser que nunca se rindió por muy duros que fuesen mis ataques, un ser que manejó la guerra para que nos beneficiase a los dos, que luchó en esta guerra porque la victoria era la paz, no quedar por encima, la victoria era NUESTRA felicidad.


Anoche veíamos una peli abrazados en el sillón, quise buscar Sus caricias con la intención de volver a saborearlas con la misma emoción de ayer, pero presté atención a Su mano derecha, estaba apoyada en mi muslo, quieta, y me pregunté si estaba valorando ese tacto, si no volvía a buscar algo obviando la magia de lo que ya tengo. Y sentí Su mano, pero la sentí bien, valoré la escena, valoré que yo soy la que estoy entre Sus brazos, que es mi amor el que me abraza cada noche, mientras otros aún andan añorando y echando el suyo de menos. Noté Su mano en mi muslo y comprendí que me acostumbré a Su tacto, que di por hecho que debía ser así, que jamás reparé en mi suerte realmente, que podría estar sola en ese sillón preguntándome dónde está o siquiera si existe. Sentí Su calor en mi muslo y comprendí el valor de apreciar realmente lo que tienes, el valor de saborear cada detalle de lo que vives… y dar las gracias por ello.


No me rendí, comprendí lo mucho que podía aprender de Él, comprendí que llegaría mucho más lejos bajo Su mando. Prueba de ello es que ahora disfruto hasta del simple hecho de que Su mano esté en mi muslo, esa es una sensación que me estaba perdiendo y que sólo con la madurez a la que Él me ha llevado puedo apreciar.


Gracias por ser invencible

lunes, 26 de septiembre de 2016

Bruja y demonio

Irresistible - Fall Out Boy


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Corre, corre despavorido por la calle, intentas huir de mí y no puedes. Corres lo más rápido que puedes y te piso siempre los talones andando con paso lento. No huyas cariño, es irresistible, mi poder es irresistible. Voy a por ti, quiero montarte como a un caballo salvaje, sentirme libre sobre tus caderas, contornearme en una noche infernal ¿De qué tienes miedo? ¿Qué puede pasar? Solo voy a enfrentarte a tu demonio, te follaré para hacerte recordar, para hacerte despertar, no huyas, no puedes escapar de mi hechizo. Las plantas arden en el carbón, el humo aromático invade la sala, qué puedes temer, son solo pantas, es solo humo, soy solo una mujer…


Corres y te persigo desnuda por la ciudad, notas mi presencia en tu nuca, notas mis pasos tras de ti. Dices que hago magia, que atravieso paredes, que me presento en tu dormitorio cada noche, que te asusto a través del espejo… yo te digo que la magia la creas tú, que aparezco porque allí me quieres, que mi cuerpo se hace etéreo porque así lo deseas, no atravieso ladrillos que tú no quieras que atraviese, no te toco sin tu permiso… pero me expulsas de tu cama, no quieres que me suba sobre tu polla, no quieres que la agarre y la saboreé. Te doy miedo porque no sabes qué puedo provocarte, a qué mundo te conduciré, no quieres que llene tu cerebro de dudas, no quieres que golpee tu cabeza contra mis certezas. Y me gritas que me vaya, me gritas en mitad de la calle. Y yo no hablo, solo te miro desnuda, estoy aquí porque tú me estás dando ese poder, el poder de atraparte, porque mi magia te resulta irresistible, me deseas, me quieres, necesitas poseerme. No eres más que mi demonio, ese al que debo darme, ese que provoca mis hechizos, ese que me saca de dentro el alma escondida, ese que me trae recuerdos de vidas lejanas. Me dices bruja y yo te digo que no hay bruja sin demonio, que solo te pertenezco. Y me llamas, como el Amo llama a su perra, y yo solo acudo a tu llamada. No soy yo quien te persigo, eres tú a mí.


Pero seré fuerte, lo seré por ti, volveré a aquel bosque del que no debí salir, me resistiré a tu llamada, no apareceré cada noche en tu cama, no atravesaré más ciudades. No te asustaré al mirarte al espejo, no verás mi reflejo en él, necesitas descubrir quién soy, quién eres. Te escucho llamarme, gritarme, suplicar que aparezca, tú no te oyes pero me llamas. Y me desgarro la cara de llanto por no poder acudir a consolarte, a perseguirte para que al menos me notes cerca. Arrancaré todos los árboles de este maldito bosque si es necesario, porque ninguno me retiene, me enterraré en el fango. No mi demonio, hoy no iré por ti. Las aves huyen cuando grito, nadie pisa esta tierra encantada. No mi demonio no me llames más, no puedo volver a perseguirte por la ciudad, si me quieres tienes que venir a buscarme.


Escucho un crujir de hojas, han pasado años, siglos… ese crujir no suena a nada que conozca, es una pisada, es tu pisada. Vienes a por mí. Y corro, atravieso todo el bosque, las ramas me van desgarrando la piel, la nariz me sangra, la saliva se desliza por mi comisura. Te persigo pero tú ya no huyes. Aparezco ante ti, desnuda, ensangrentada y sucia. Me haces un gesto. El animal me posee, me clavo de rodillas, me acerco a ti a cuatro patas, lentamente, exagerando los movimientos, mirándote profunda y lujuriosa, sé lo que quieres, llevabas siglos pidiéndomelo. Me tumbo y me abro. El barro salpica nuestros cuerpos, me muerdes te araño, parece que peleamos, es una lucha embriagadora y dura, me tiras del pelo, me abofeteas. Somos dos bestias luchando y amando. Somos dos seres controlando todas las fuerzas de la naturaleza en un polvo, un polvo mágico… Los hechizos brotan de mis labios, un idioma perdido y ancestral domina mi lengua. Me miras a los ojos mientras me follas, mientras emito esos sonidos que llevaban eones ocultos. Hablo tu lengua, mi demonio. Soy tuya, aquí me tienes, desgarra mi carne si así lo deseas. Yo seré fiel y leal, mis cánticos solo te cantarán a ti. Bailaré alrededor de la hoguera desnuda solo para ti, aunque tropiece y caiga, aunque arda en ella, renaceré solo para ti, más hermosa, más fuerte, más mágica. Juntos sacudiremos el mundo, despertarán los dormidos, hablarán los mudos, callarán los necios… Pero ahora follemos, follemos llenos de barro, follemos y disfrutemos de la conexión, de lo que significa hacer el amor, follemos y seamos uno. Aquí me tienes demonio mío, ya puedes arder en mis tripas, ya puedes retorcerte en mis entrañas, ya puedes quedarte en mi mirada.


Y ya no temo, ya sé que no volveré a sentirme desgarrada y perdida en este bosque, que incluso si te fueses te volvería a encontrar, no importa que te disfraces de hombre, o de mujer, de rico o de pobre, te encontraré pues una perra nunca pierde el rastro de su Amo, y yo soy una puta leal, una hechicera servicial, un ser poderoso, una buscadora incansable…


Me postro ante ti, ante usted Amo. Puede esconderse en la vida que desee que desde los lejanos siglos escucharé su silbido.


Pero ahora fólleme, fólleme que mi cuerpo se deshace entre Sus brazos, que mis cartas, que mi bola de cristal me dijeron que esto sería algo único, y se quedaron cortas.


Fólleme, soy Su bruja, Usted es mi demonio.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Golpes en la cabeza

Bang my head - David Guetta ft Sia


Sentadas en la orilla de aquella playa con sus túnicas blancas, descalzas y limpias. Hablaban y se preguntaban el porqué de la vida, el porqué de las cosas. Cuéntame qué piensas, por qué la vida existe, qué hay más allá de la muerte, por qué amamos, por qué sufrimos, por qué nos invaden las sensaciones, esas intuiciones que no podemos explicar. Allí pasaban sus días, charlando y charlando, comiendo poco, divagando mucho. Eran puras y mágicas, no se necesitaban más que la una a la otra, solo necesitaban sus charlas en la orilla del mar.


Dime que esto no existe, dime que en la inmensidad del tiempo nuestra única aportación es esta, y luego dime que es mentira, que no puede ser que existamos solo una vez, para qué, por qué, por qué me siento más allá de esta carne, de esta piel, porqué nos sentimos parte del mundo, porqué sentimos esta magia recorriendo nuestras venas.


Y allí bailaban a la luz de la hoguera, hacían sus rituales, de plantas y ungüentos, allí se sentían animales, se sentían naturaleza, allí se sintieron Universo, se sintieron fuerza, crearon tormentas, atrajeron la lluvia, se tostaron al sol. Allí vieron la luz al final del túnel, esa luz que te lleva dónde venimos, vamos a la luz pues venimos de la luz en un ciclo infinito, en un ciclo de transformación, trascendencia. Allí, en su isla, mirando al mar, siempre abrazadas por el mar.


Una mañana comiendo fruta fresca, sentadas a la orilla de aquel mar, hablaron. Tras bailar toda la noche, tras embriagarse de magia, tras pedir al Universo la clave, la obtuvieron. Aquella mañana comprendieron la vida, comprendieron el porqué y el para qué… y entonces comprendieron que se equivocaron, que creyeron que con esas respuestas ya estaba todo hecho, que ese era el fin de vivir: comprender la vida. Esa mañana, conmocionadas, hablaron. Comprender la vida sólo las había llevado al principio de sus caminos, las llevó a una tremenda y dura decisión: seguir el camino o no, andarlo rápido o lento, crecer o dejarse crecer. Aquella mañana con el sol aún iluminando suave tomaron una decisión, una decisión dura. Decidieron ser valientes, decidieron apostar fuerte, crecer duro, pues era la forma de llegar dónde sabían que querían llegar, pues no deseaban alejarse de lo que ahora sabían que era la vida. Decidieron crecer a base de palos y piedras, decidieron experimentar el miedo, el dolor, la soledad… decidieron pasar por los tiempos solas y vagabundas, decidieron experimentar la guerra, la prostitución, la miseria, la muerte, la pérdida… decidieron poner a prueba su fe, decidieron viajar vida tras vida intensamente, sin dejarse un solo sentimiento por experimentar. Mientras hablaban las lágrimas brotaban de sus ojos, sabían que estarían miles de años sin verse, sin volver a disfrutar de esas charlas, de ese idioma que sólo ellas entendían, sabían que estarían miles de años sintiéndose fuera de lugar y no sabían cómo les iba a afectar eso. No sabían si la humanidad, si lo terrenal las alejaría de sus caminos, si el sufrimiento llenaría sus recuerdos de capas sucias que empañaran todo lo que en ese momento sabían, cabía la posibilidad de que se olvidaran la una de la otra, la posibilidad de perderse tanto en la historia que jamás volvieran a verse.


Dime que nos volveremos a ver, vamos a prometernos que nos reencontraremos, aunque sea para que ese juramento sagrado haga que no nos olvidemos de este momento en la orilla de este mar, que este juramento haga que no me olvide de tus ojos grandes, de tu pelo trenzado, de este amor maternal que me has dado, de todo lo que hemos aprendido, todas las certezas que hemos acumulado juntas, jurémonos que en alguna vida lejana y apacible nos encontraremos y nos contaremos lo que hemos aprendido, lo que hemos vivido, qué nuevas certezas portamos. Prométeme que volveremos a hablar este idioma, que volveremos a hablar ebrias de nuestras pócimas secretas. Que volveremos para evaluar vidas y decidir cómo seguir. Prométemelo.


Un día algo me golpeó la mente, algo me dejó aturdida, de repente salieron certezas de un cajón que no sabía que existía. En una vida lejana a aquella, en una vida tranquila, apacible, en una vida de descanso, en una vida sin soledad, en una vida de reencuentros. Me quedé aturdida, los recuerdos empezaron a atacarme, sabía que tenía que hacer algo, no sabía el qué… así que escribí, y escribiendo la golpeé.


Aquí, ante dos refrescos te miro, estás aturdida y mareada como yo, las vidas nos golpearon fuerte, nos nublaron las certezas… pero irradiamos algo especial, una magia que atrae, la magia de estar cumpliendo nuestro camino, de estar viviéndolo al máximo. Estamos reconstruyéndonos, algunas vidas nos dejaron devastadas, nos hirieron demasiado. Pero a pesar de todo aquí estamos, cumpliendo nuestro juramento.


Me alegro de volver a verte.

 

lunes, 12 de septiembre de 2016

Ángela del espejo

Just like fire - Pink


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Te miras en el espejo, miras tu reflejo, qué ves, qué hay al otro lado. Eres tú o solo una sombra de lo que quieres ser, eres tú o solo una ilusión, acaso tu reflejo es real o es todo aquello que te niegas. La dualidad esta por todos lados, todos tenemos dos “nosotros”, dos “Yo” dentro… ¿A cuál de ellos escuchas? ¿A cuál de ellos sacrificas? Porque uno está sacrificado, raro es el niño que no mata partes de él por complacer, por agradar, por tener amigos, raro es el niño que no mata partes de él por sentirse querido, aceptado.


Yo me he mirado toda la vida en un espejo, he sido consciente de mis dos Ángelas, he sido consciente de que sacrificaba una parte muy importante de mí, para qué, por qué, por qué tenemos que elegir, por qué me obligué a esconderme, por qué viví bajo el yugo del miedo, me exigí sacrificar… ¿Es una parte loca? ¿Es una parte viciosa? ¿Es una parte carnal? ¿Es una parte profunda? ¿Es una parte fea o bonita? ¿Es una parte oscura o es mi luz? Sí, quizá sea esa mi luz, pues sin ella he estado muy perdida… da igual. Miro al espejo y me miro a los ojos, tiempo atrás no me reconocía en esos ojos que me observaban al otro lado del quebradizo cristal, hace tiempo no sabía quién me miraba, no reconocía esa mirada triste y vacía, sin pupilas, me miraba una Ángela moribunda, asfixiada por mí misma.


Dicen que hay que elegir, pero neguémonos a hacerlo entre nuestras luces o sombras, pues es lo que somos, locos y cuerdos a la vez, decentes e indecentes, ángeles y demonios, colores y negro, lágrimas y sonrisas. ¿Quién no se ha sentido alguna vez incompleto? Cómo no hacerlo, cómo no sentir que falta una pieza, si somos un puzle de dos y perdimos uno de los trozos. Cómo no sentirnos a veces desgarrados si nuestra mitad está medio muerta. Y quién dice que la magia es mentira, quién dice que esa parte chalada que ocultamos está mal, quién dice que ese reflejo que toma té en el techo, que busca hadas bajo los tréboles, que persigue conejos blancos… está mal. Esa parte que es incapaz de explicar por qué es como es, y es que no lo necesita, los locos nunca quisieron entender su locura pues no se consideraron locos. Y si rompemos la cárcel del espejo, y si tomamos la decisión de ser nosotros sin cristal que nos separe, sin ojos tristes reflejados, y si nos desnudamos, y si dejamos de ocultar todo aquello que escondemos, y si elegimos no sacrificar nada, y si decidimos vivirnos enteros y hermosos, y si decidimos explotar, y fundirnos. Subir tanto la temperatura que nuestros “Yo” se unan de manera permanente e indestructible.


Arderemos en las llamas, en las llamas de nuestro fuego, ese que calienta y destruye, ese que a veces es hogar y otras enemigo, ese fuego que a veces es calidez y otras furia…


Amaré a Dr Jekill y Mr Hyde, amaré mis luces y sombras, mostraré mis virtudes y defectos, mostraré mi belleza y fealdad, mostraré lo que tengo, me abriré en canal para que veáis mi corazón palpitar, tan hermoso como horrendo. Porque eso es lo que somos: una dualidad, una división, por más que atrapemos partes en el espejo, por más que encarcelemos deseos tras el espejo. Explotemos llenos de magia, gritemos libres y desnudos, hagamos las paces con nosotros mismos…


Correr por el campo libre y salvaje, con mis dos Ángelas palpitándome dentro, enseñándome el camino, enseñándome mi misión, mis dos Ángelas llenándome de magia y poder. Esta soy yo, no hay más y tampoco menos, esta soy yo, aún vulnerable y tiritona…


Ven aquí pequeña, junta las yemas en el espejo, siéntete, acaríciate… Ven aquí, quiero oler tu pelo, tu piel, quiero amarte, sí, hacer el amor con mi propio reflejo, reconciliarnos como dos amantes ancestrales y doloridos. Ven aquí, yo te acunaré, te aliviaré las heridas que yo misma te hice. Ven, deja que bese tu tibia carne, deja que te muestre, prometo que no me avergonzaré más de ti, que nunca más te negaré, te lo prometo Ángela, prometo que te sacaré del espejo para siempre. Ya no volveremos a separarnos nunca. Confía. ¡Qué mundo nos espera! ¡Qué cosas maravillosas haremos juntas! Llenaremos el mundo de luz, salpicaremos de magia todo lo que nos rodea, confía en mí, juntas seremos grandes, imparables e invencibles. No tengas miedo, ay Ángela, no temas. Dame la mano, la vida nos espera, dame la mano y no tiembles más. Eres hermosa, no agaches más tus ojos tristes, llena el mundo de tu magia, dame la mano, llenaremos el mundo de magia…

jueves, 8 de septiembre de 2016

Soy una víctima

Aviso: Sé que no toca entrada, pero llevo una semana muy reflexiva, y guerrera, por qué no decirlo. Esto es fruto de mis reflexiones, que por desgracia serían tremendamente largas de explicar, cuando no se tiene el pensamiento completo pueden surgir malentendidos y lo asumo. Sinceramente espero que me entendáis, y si no lo hacéis no pasa nada, olvidadla, pero respetad mi opinión y mi decisión de no entrar en debates, por favor.


Dicen que soy una víctima, dicen que soy una pequeña y vulnerable mujer blanca, víctima del machismo, víctima de los patrones…


Siento presión por educar a mis hijas. Me quedé embarazada con 20 años, viviendo separada de mi pareja, empezando una carrera, sin trabajo, sin haberlo buscado… me dijeron que me había arruinado la vida, empecé a cargar con las miradas de mujeres mayores que me miraban de arriba abajo, no sé cuántas veces he escuchado: “¡¿Dos hijas?! Pero si eres muy joven”. Coros: Eres una víctima de los prototipos, de los patrones, eres víctima de la sociedad.


En mi adolescencia me sentí presionada por hombres para hacer ciertas cosas, creí que la culpa era mía, que yo lo había provocado. Las niñas se rieron de mí por hacerlo, sufrí en esa época. Me llamaron todo lo que pudieron y más. Coros: eres víctima del machismo de esos hombres que creyeron que era mi obligación hacerlo, que se creyeron superiores a mí, eres víctima de las mujeres alienadas. Eres víctima de la sociedad.


Siempre me ha preocupado mucho mi cuerpo, este michelín por aquí, este agujerito de celulitis por allá. Cómo me maquillo, qué ropa me pongo. Esta Navidad nada de mantecados, este verano nada de helados. Peso 49 kilos y me siento gorda. Coros: Eres víctima de los cánones de belleza, de la publicidad, de la presión de ser perfecta. Eres víctima de la sociedad.


Los coros por favor, que cierren la boca. ¿Víctima? Sí ¿De la sociedad? No, no lo soy. Podéis seguir luchando contra la sociedad como víctimas despechadas que tiran piedras contra un muro. ¿Qué es la sociedad? ¿Realmente somos víctimas de ella? Nunca me he sentido víctima de la sociedad, incluso cuando he flaqueado y he dicho que me siento oprimida, que me juzgan por ser distinta, por llevar un modo distinto de vida… incluso en esos momentos una vocecita regañona me decía dentro que esa sociedad no existe, no te rebelas contra algo real, por eso te agotas, porque te das contra un muro que no existe. Solo existen los que conforman la sociedad, personas, y de esas personas a la única que tienes el deber y el DERECHO de cambiar es a ti. Yo formo parte de la sociedad, si cambio yo, cambia la sociedad. Y aquí llegamos a resolver la duda: sí soy víctima, víctima de mí misma. Lo fácil es echar balones fuera, es echar la culpa a esa sociedad que me hace sentir tremendamente mal, eso es lo fácil, porque lo difícil es admitir que nuestro enemigo somos nosotros mismos, que la que se mira al espejo soy yo, que la lucha es contra la imagen de mi cerebro, aunque esa imagen saliese de un anuncio de la tele, yo dejé que esa imagen entrase en mí, yo fui la que la di por válida, la que no se planteó que el que yo no fuese así no estaba ni bien ni mal. La sociedad, lo que nos rodea, las personas que se nos acercan son estímulos, nosotros somos los que debemos decidir cómo reaccionar ante dichos estímulos. Mi enemiga soy yo que, como no me quería, cualquier cosa que algo externo me dijo que estaba bien lo establecí como meta. Yo dejé que los comentarios de esas señoras sobre que fuese madre tan joven me afectaran, pues no confié en esa voz que me decía que yo sería buena madre, que la edad no importaba.


El enemigo siempre está más cerca de lo que creemos, pues ese enemigo no es más que nuestro ego. Yo misma en este blog me he quejado de que me han tachado de “mala sumisa”, de que no lo era. Hace poco dos personas me dijeron, resumiendo, que yo era "mala", decían que había hecho cosas que yo no sentía y sabía que no había hecho. Me resistí, lloré, pensé en qué crueles estaban siendo conmigo, en que no era justo que me hiciesen sentir así… pero no, no Ángela, ellos no son crueles, no son injustos, la que lo eres contigo misma eres tú, que dejas que esas palabras te confundan, que dejas que te hagan dudar de lo que has hecho o dejado de hacer, incluso siendo cosas materiales. Porque mirad si somos dañinos para nosotros mismos que si alguien te dice que tú no contestaste a su correo, y abres el correo y ves allí escrita tu contestación, incluso llena de buenas palabras… incluso viendo que tú lo escribiste y que esa persona lo recibió, te sientes mal, dejas que ese estímulo negativo que te mandan anide en ti.


Esta entrada es para vosotros, y es para mí. Porque no quiero que el ego me domine más, no quiero volver a dejar que lo de fuera pese más que lo de dentro. Por favor os lo pido, luchad por la causa que queráis, intentad cambiad lo que queráis ajeno a vosotros, pero nunca lo hagáis por sentiros víctimas, no culpéis a nadie, no os hagáis ese daño. Victimizarnos nos nubla la mente, nos hace sentir débiles, nos convierte en animalillos heridos, hace que interpretemos mal a los demás, hace que incluso hagamos daño a los demás.


No soy una pobre mujer blanca oprimida, ni alienada, no soy lo que mi cuerpo es, ni siquiera lo que es mi mente, pues esta me engaña en muchas ocasiones, soy lo que siento que soy: Una persona que se enfrenta a estímulos y que tiene toda la libertad y responsabilidad de elegir cómo enfrentarse a ellos.


El poder es nuestro, no lo dejéis en manos del primero que aparezca.

Y puede parecer algo duro y tajante pero esto es algo que quiero dejar muy claro, es primordial para construir vuestra autoestima de verdad, para empezar a ser felices: huid de los que os hagan sentir víctimas, pero no de los que os lo hacen sentir por atacaros, sino de los que os defienden. Entre la víctima y su defensor hay una relación tóxica de egos que se inflan mutuamente, son personajes que se alimentan el uno del otro.


lunes, 5 de septiembre de 2016

Mi trabajo

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Septiembre es un mes que me apasiona, se mezclan tantas sensaciones: la melancolía de la despedida del verano, la emoción por empezar un nuevo curso, la incertidumbre de preguntarnos qué nos depararán los próximos meses… Este septiembre es especialmente importante para mí, tanto que esta entrada necesito hacerla para poner simbólicamente un punto y final a una etapa clave en mi vida.


Para ello me remontaré a unos tres años atrás más o menos, ya sabéis que las fechas no son lo mío. Hace unos tres años comencé a ir a una psicóloga pues yo era una persona deprimida y muy triste, tenía graves problemas de autoestima y estaba realmente perdida. Ya tenía a mis hijas, a mi Amo, todo a mi alrededor era bonito, tenía una vida para disfrutarla, pero no lo hacía. Yo vivía con esa pena, ya había aprendido a convivir con ella, me había resignado, pero mis hijas iban creciendo y no podía soportar la idea de que eso les afectara a ellas, ese fue el motivo por el que di ese paso, por lo que busqué ayuda. Ojalá pudiese decir que lo hice por mi, pero mentiría. Para que os hagáis una idea de en qué estado me encontraba os diré que lo primero que me enseñó a hacer la psicóloga fue a hablar mirando a los ojos, era tan insegura que no podía hacerlo. Los que me conocen desde hace menos tiempo no se lo creerán, pues ahora soy todo lo contrario, extrovertida y directa. Pero respecto a lo que me ocupa hoy, el día clave fue cuando me puso un ejercicio: "Sueña, cómo te ves de aquí a cinco años, cuál sería tu trabajo ideal". Ese fue un ejercicio muy complicado, nunca he sabido en qué quería trabajar, ha sido mi caballo de batalla desde niña. Mi madre intentaba motivarme, que probase cosas. Cuando terminé bachiller no había ninguna carrera que me llenase. Pero mi madre me dio una clave, me abrió una puerta, me dijo que buscase cursos aunque fuese de alfarería. Siempre he sido tremendamente creativa, ella quería fomentar ese aspecto de mí, y fue así como llegué a estudiar diseño de interiores, fueron años duros ya que coincidieron con mis dos embarazos. Los terminé porque dentro de las posibilidades que había en mi cabeza era la que más podía llenarme. Mi error siempre ha sido asociar el trabajo a sufrimiento, si algo no me costaba hacerlo es que no era un trabajo, pero hacer algo que me hace sufrir me desgasta mucho, por lo que mi energía se resiente muchísimo e incluso me resiento físicamente. El diseño de interiores no estaba hecho para mí, el mundo al que me asomó no me gustaba, era frívolo y superficial, además tenía dos bebés y las posibilidades que se me presentaban de trabajo pasaban por sacrificar verlas crecer. En esas me dejé acomodarme, me pasaba el día triste en casa, y ojo, no digo que ser ama de casa sea triste, es que si no lo eliges, es que si esa no es tu ambición te destroza, al igual que cualquier otro trabajo. Pues llegó el día de responder al ejercicio, soñar es distinto a plantearte algo real, eso facilitó las cosas. El resultado de aquello fue el proyecto de una empresa propia de organización de eventos pequeños, pues siempre me ha encantado organizar momentos especiales para los demás. El siguiente ejercicio fue dar un paso real hacia ese sueño. Siempre hablo de lo importante de la actitud, lo importante de dar ese primer paso, pues los siguientes te vienen rápido. Tres meses más tarde tenía una socia y no paraban de salirme trabajillos, no gran cosa, pero recordad que venía de estar en mi casa, en bata y sin peinar (¡Con lo presumida que soy!) viendo “Hombres, mujeres y viceversa”. Ese año fue increíble a nivel personal, adquirí seguridad, hacía las cosas y a la gente le encantaban, veía que podía materializar lo que imaginaba.


Por ese entonces me surgió organizar dos exposiciones de arte con una empresa japonesa. Sé que esa oportunidad me surgió porque yo estaba preparada para ello, porque había dado unos pasos previos. Fue una experiencia intensísima y muy exigente, pero que me dio muchas tablas y descubrí mi capacidad para resolver problemas complejos. Todo sumado hizo que me invadiera una sensación de ir a más, y decidí dejar los eventos pequeños y formarme como Wedding Planner para dedicarme en exclusiva a las bodas. Volviendo del curso que hice en Zaragoza, en el tren ya cerré una boda y me surgió la posibilidad de otra, entiendo que haya quien no crea en el “Universo” como yo lo llamo, pero cuando me pasan esas cosas no puedo evitar pensar en él. Ese verano cerré tres bodas, algo increíble para no mover ni un solo dedo en publicitarme. Salieron geniales, volví a comprobar mi capacidad para hacer las cosas, para imaginar algo bonito y materializarlo. Todo me iba genial, los novios estaban realmente contentos con mi trabajo, mis compañeros de profesión me admiraban, hasta mis profesores que son la empresa más fuerte de España de organización de bodas, veían en mí una gran proyección, todos pensaban que llegaría lejos con ello. Todo apuntaba a que mi sueño se podía hacer realidad. ¿Cómo me sentía yo ante ello? Abrumada y muy agobiada, me encantaba decorar y organizar el evento, cuando veía el resultado me sentía satisfecha, pero llegar hasta ese momento me hacía sufrir, no podía dedicarme a disfrutar de mis hijas, y eso que Él se encargaba de todo cuando yo no podía, pero era una sensación personal. Y después de la boda me quedaba fatal, incluso físicamente, me ponía enferma por el desgaste. En julio tuve la última boda, era en Cádiz, ni siquiera la había organizado yo, era un favor que le hacía a una compañera que acababa de dar a luz. Fueron 24 horas de trabajo agotador. En un momento de la noche que pude parar, me senté en una preciosa cama balinesa mirando al mar y me pregunté qué hacía allí, lejos de mi casa, agotada, dolorida, llorando, haciendo un trabajo bonito pero que no me llenaba, y no lo hacía porque de repente me pareció muy superficial, y no es que nadie deba hacerlo por ello, sino que algo por dentro me decía que yo necesitaba otra cosa.


Durante estos tres años, paralelamente, yo tenía mi blog, algo a lo que nunca di importancia pues era un desahogo, algo que realmente me satisfacía, pues así son los “hobbies” ¿No?. No sé en qué momento me di cuenta, y no sé por qué no lo vi antes, escribir me llenaba, tanto que volvió a mi memoria la primera vez que escribí un cuento cuando niña “Viajando por el país disparatado” para un concurso del cole. Cuando lo terminé me dije: Quiero ser escritora. Mi madre lo leyó y me dijo que estaba hecha para ello, mi profesora lo leyó y me llevó a la directora a leérselo, incluso gané el concurso. Pero no sé por qué todo aquello se desvaneció, ni siquiera lo recordaba.


En julio, sentada en aquel precioso sitio, decidí que el ejercicio que me puso mi psicóloga había terminado, que lo había llevado todo lo lejos que podía, y que era hora de ponerle punto y final. Porque a veces persiguiendo un sueño nos cruzamos con otro, o quizá es que persiguiendo el que creemos que es nuestro sueño nos damos de bruces con el que lo es realmente. Yo necesitaba todo lo que estos años me han dado, necesitaba ese recorrido para volver al principio, para recuperar la seguridad de aquella niña que escribió aquel cuento. Y no sabéis lo orgullosa que me siento de ser valiente y renunciar a algo para lo que tengo talento, para perseguir algo que me completa, para seguir mi intuición, esa que me dice que vine a esta vida para transmitir, que apostar por vomitar lo que llevo dentro me acerca más a mi misión, esa que siempre he sentido que tenía.


Este septiembre representa para mí una nueva vida, pues este verano no han aparecido los miedos que siempre me atacaban, este verano ya no he visto ni siquiera restos de aquella pena, este verano me he sentido completamente curada. Siento una paz que jamás soñé sentir.


No puedo cerrar esta etapa sin darles las gracias a mis padres por haberme apoyado en cada sueño, en cada paso, de todas las formas y maneras que han podido, por no juzgar mis decisiones y confiar en mí. Y por supuesto no puedo dejar de darle las gracias a Él, que siempre me ha dicho que no me preocupase de ganar o no dinero, que me ha ayudado a superar mis momentos de máximo estrés, que me ha dejado tranquila en mis ausencias como madre siendo un gran padre, que ha cargado el coche con mis cachivaches para llevarme a cualquier ciudad y ha trabajado mano a mano conmigo de 8 de la mañana a 8 de la mañana del día siguiente, que me ha aconsejado con frases como: “Tienes talento y no quiero que vuelvan a aprovecharse de él”, no puedo dejar de darle las gracias por hacer todo lo que ha hecho con el único objetivo de querer verme feliz.


Y terminaré esta entrada y empezaré mi nueva etapa con una frase Suya que me dijo un día en que yo lloraba sobrepasada por el trabajo: “¿Por qué no mandas a la mierda todo esto y te dedicas a escribir? Con lo guapa y feliz que te pones cuando lo haces.”