Hay una habitación en la que Él y ella están haciendo el amor. Ella subida sobre Sus caderas lo mira y Él le devuelve la mirada, nadie puede entender qué ve cada uno en los ojos del otro, ni siquiera ellos. Nada hay en el mundo en esos momentos, solo las sensaciones, los sentimientos y el placer a borbotones.
Azotes, mordiscos, besos, caricias, sexo desmedido y sexo suave y profundo, palabras obscenas y las palabras de amor más hermosas y sentidas que jamás nadie ha escuchado… todo se mezcla en la locura de esa cama, todo se siente en el universo que es esa cama.
Han pasado por muchas fases, necesitaron un tiempo de mostrarse, necesitaron un tiempo de aceptarse, necesitaron un tiempo en el que gritarle al mundo que no eran demonios, que eran seres amándose de la forma más auténtica que podían.
Él la agarra de la nuca mientras la penetra “No dejes de mirarme a los ojos” a ella no se le había pasado por la cabeza ni siquiera pestañear, cómo dejar de perderse en el negro de Su iris, en los secretos que oculta Su pupila. Son solo Él y ella, no hay mucho que argumentar, poco hay que contar más, no tienen nada de especial y lo tienen todo. Son solo Él y ella, humildes y tremendamente poderosos, Él y ella, solo dos personas, con sus virtudes y sus defectos, dos humanos luchando por llegar al origen de todo esto que sienten… Follan para sentirse lo más cerca de la magia que se han sentido nunca. ¿Por qué se entrega ella? ¿Por qué la domina Él? Qué más da, qué le importa a nadie ¿Cómo se entrega ella? ¿Cómo la domina Él? Qué importa, nunca se trató de eso, nunca importaron las formas ni los motivos, solo importaban Él y ella, ahora lo saben, ahora ella al fin lo sabe…
Hay una habitación con vistas a la ciudad de noche, una cama en la que el demonio y Su bruja follan, unas sábanas bajo las que el humano y Su diosa, bajo las que el dueño y Su perra se aman sin miedo a descubrir dónde les llevará eso, sin miedo a qué descubrirán bajo cada capa de piel que se arrancan. Hay una habitación que poco a poco va desapareciendo tras un telón de esos de teatro antiguo, tras el que Él y ella seguirán amándose mirándose a los ojos, tras el que Él y ella seguirán amándose como animales, dejando al instinto hablar, manejar sus caderas… Se cierra el telón pero ellos nunca dejarán de ser Él y ella, nunca dejarán de ser.
Me despido de esta etapa, se cierra el telón para mí en este blog. Llevo mucho tiempo intentando entender mis sentimientos respecto a él, mi falta de inspiración y motivación. He necesitado un tiempo en el que alejarme de todo y fluir, dejar a la vida que me hable, para poder comprender que esto ya no tiene sentido para mí. Comencé este blog para comenzar a aceptarme, lo hice para desahogarme en ese proceso… pero han pasado los años, he ido avanzando hasta aceptar esta parte de mí del todo. Y si ese proceso termina lo lógico es que este “diario” en el que lo plasmaba termine también. No soy solo lo que muestro aquí, soy mil cosas más y esta parte está tan integrada en mi vida, es ya tan natural, que pasa desapercibida entre las demás… No me queda nada pendiente con ella, nada más que vivirla, solo vivirla. Ha llegado el momento en el que nuestras cosas sean solo nuestras, el momento en el que cerrar este capítulo y seguir adelante explorando otras posibilidades, otras temáticas y formas de expresarme. Seguiré escribiendo pero ya no aquí, seguiré con mis cuentos que es lo que realmente me motiva, quiero comenzar a sentirme escritora de verdad, no una persona que escribe solo por necesidad de expresar su proceso. No puedo estar más agradecida a lo que este proyecto me ha dado: personas, palabras, seguridad, confianza, aceptación… He descubierto tantas cosas escribiendo para llenar este lugar… Pero ahora toca empezar de cero, no os negaré que asusta, pero sé que tengo a la vida de mi lado, sé que voy en la dirección correcta.
Gracias a todos los que me habéis leído, gracias a todos los que me habéis dejado formar parte de vuestras vidas o procesos de alguna manera, gracias a todos, os deseo lo mejor en vuestros caminos.