lunes, 20 de febrero de 2017

Vida, qué puta eres

Million reasons - Lady Gaga


He seguido todas y cada una de tus indicaciones, rompí mis condicionamientos, me sinceré, me entregué porque me hiciste con la entrega en la sangre, lo besé porque me diste la certeza de que su sonrisa era La Sonrisa. He aceptado todas estas sensaciones raras con las que me dotaste, hablo como una loca porque son las palabras que has puesto en mi boca, lucho día tras día por soñar pasados, por soñar futuros, lucho día tras día por escucharte.


He seguido todas y cada una de tus indicaciones, busco la iluminación en cada uno de los correazos, intento relajarme antes de recibirlos para escucharte una vez más, intento saber a qué corresponde cada sabor conocido de los recuerdos que me despiertan las bofetadas…


Intento no perder el aliento cuando la ansiedad ataca mi piel, cuando adormece la carne y me nubla la vista por el miedo. Porque me has llevado a una frecuencia que asusta, una frecuencia en la que escuchar ruidos antes imperceptibles, tener visiones antes invisibles… Y ahora eso me asusta, cómo no asustarme cuando lo que siento es tan desconocido para mí, cuando mis sentidos aún no están acostumbrados a este nuevo estado, a esta nueva forma de vivir.


Y me agobio, te lo digo, lo confieso, me agobio cuando la mente ataca con sus preguntas, me agobio cuando me abres una puerta a un pasado lejano y doloroso, cuando me haces llorar la muerte de personas que ahora no conozco, me haces sufrir sus pérdidas en mi carne como si la niña que murió lo hubiese hecho en estos brazos, en estos que tengo ahora… Y es que eres maravillosa pero muy puta, sí, lo siento, pero he de desahogarme, porque me das cosas preciosas, pero por cada paso que doy hacia donde me llevas me das un sabor amargo, me haces descubrir un miedo oculto. Le das significado a cada una de mis sensaciones, pero es contradictorio, porque por cada certeza que me regalas, me das una pregunta que no sabía que existía… por cada encuentro me das una búsqueda. Por cada sonrisa, una lágrima. Oh vida qué puta y maravillosa eres, que me haces flotar y desgarrarme, que me das estabilidad pero haces girar mi mente. Y cuanto más me acercas a ti, cuanto más me acercas a mí misma más alejada me siento, más despegada de todo, más lejos, más tengo que luchar contra este estrés, el de luchar por agarrarme al mundo, a este mundo, por no sentirme sola en él, por seguir viva como si de un esfuerzo de constancia se tratase, por seguir escribiendo para rebuscar en mis entrañas, por aguantar el dolor de los azotes para tener esas sensaciones. Como si vivir, mantenerme viva, fuese un ritual, una costumbre que mantener al levantarte cada mañana. Y no es que quiera morir, no es eso, es que a ti hay que vivirte segundo a segundo, como si fueses a acabarte al minuto siguiente, no te conformas con menos, no te conformas con menos… No te vale que vivamos sólo tu cara amable, quieres que te amemos entera, que en cada segundo amemos la vida y la muerte, en un punto extraño entre solo vivir y morir, un punto extraño, un punto parecido a cuando una mano aprieta tu garganta tanto como para sentir la fuerte presión, pero lo justo como para que puedas respirar. Porque en ese punto todo es más intenso, todo se siente con mayor sensibilidad, lo superficial se desvanece un poco, no del todo, solo lo justo para ver que no es lo único pero que también está ahí. Y es que he seguido tu camino, puedo poner esta metáfora porque te seguí ciega, te seguí hasta poner mi cuello en Su mano. Ves, ya estoy de nuevo, siendo consciente de que debo seguir todas y cada una de tus indicaciones porque me das las respuestas por extrañas que sean, por mucho que me resista a ellas, por mucho que a veces me cueste dar el paso en este camino, por mucho que me asuste caminar a ciegas.


Vida, eres muy puta, eres muy cabrona, me dueles y me creces. Ay vida, dame más, te lo suplico, háblame más claro aún, quiero oírte más fuerte, quiero besarte con más intensidad, usaré tus métodos para arrancar el miedo de mi pecho, cerraré los ojos las veces que me pidas, me entregaré con más ahínco a ti, que es a Él. Quiero firmar tu contrato sin leer las condiciones, quiero vivirte y morirte a cada segundo, llorarte, angustiarme, quiero sentir que me ahogo para saborear cada bocanada de aire, quiero ser la loca si es lo que deseas, quiero arder en la hoguera si es tu voluntad, si mientras me quemo veo cómo se queman los límites de mi mente humana. Quiero tener hijos si lo que quieres es que deje de huir de lo que es temer perderlos, quiero bailar si mis pies taconean tu pulso, quiero reír si tu luz ilumina mi sonrisa, quiero tener orgasmos si noto en ellos tu abrazo, quiero dolor si en el sufrimiento encuentro tu beso.


Vida eres muy puta, eres muy cabrona, pero a cada paso que doy te amo un poco más. He seguido todas y cada una de tus indicaciones, seguiré haciéndolo, pero dame fuerza para vivir de pleno en esta nueva frecuencia, conviérteme en imán para atraer a los que ya lo hacen. Despeja mi mente para asimilar lo que tienes que enseñarme, dame humildad para transmitirte. Dame silencios para escuchar, dame oídos para los silencios…


Ay vida, qué puta y qué mágica eres. Me das mil razones para vivirte, mil para morirte, cada día, cada minuto...

lunes, 13 de febrero de 2017

La primera bruja

Allí estaba ella sintiendo el calor en su rostro, el fuego de la chimenea reflejado en sus ojos, con su taza de barro, con la infusión bajando por la garganta. La luz de la Luna llena entraba por la ventana de la cabaña.


La puerta sonó, ella no se asustó, sabía que escucharía ese sonido, esa noche, sabía quién estaba al otro lado. Abrió despacio pero sin dudar “Hay Luna llena” dijo el hombre que aguardaba en el umbral. Ella extendió la mano para agarrarlo y llevarlo a la cama cubierta de pieles, como era costumbre cada Luna llena. Pero esta vez él apartó la mano, la agarró de la nuca y la tumbó allí mismo.


Sentía la tierra del bosque en su espalda, sentía las embestidas en las entrañas, sentía la luz de la Luna bañándole la cara. Esa luz, el silencio de la noche, el olor de aquel hombre, ese hombre del que desconocía por completo nombre, profesión o vida, ese hombre que la follaba cada Luna llena desde que aquella lejana noche se encontraran en el bosque, desde esa noche que pareció un sueño, un remanso de paz en una vida dura, en una vida de soledad y rechazo. Desde aquella lejana noche establecieron un pacto sin palabras. Pero esta vez era distinto, la Luna brillaba más que nunca, el cielo y el suelo estaban más vivos que nunca. Él la poseía con un brío especial, la miraba a los ojos y ella podía ver en su negrura la profundidad de esta, podía ver la sabiduría de aquel hombre rudo, una sabiduría que él mismo ignoraba pero que ella reconocía… Cuando el orgasmo se acercaba entró en una especie de trance, sentía la conexión con él, con la vida, con la magia, sentía la conexión… él se derramó en su vientre, ella gritó de éxtasis y rabia. La misma que unos segundos después invadió sus ojos, y encendió su melena. Lo empujó enfadada, iracunda, lo sacó de ella sin un ápice de la ternura que acostumbraba a tener hacia él. Le gritó que se fuese, que no volviera nunca más, enfadada y llorando a borbotones lo expulsó de su cuerpo y su casa. El hombre la miraba serio mientras se alejaba subiéndose los pantalones. En cuanto no era más que una sombra en la lejanía se rompió agarrándose el vientre, cayó de rodillas y hecha un ovillo pasó lo que quedaba de noche maldiciendo al hombre, a la Luna, maldiciéndose a ella misma…


Cuando el primer rayo del amanecer iluminó su rostro, se levantó, se secó las mejillas y aceptó su destino, aceptó ese camino que siempre supo que debía seguir, por mucho que le doliese o aterrase. Respiró profundo y se dispuso a hacer un pequeño macuto con comida y algunas pertenencias. Al cerrar la puerta del que había sido su solitario hogar pensó en él, en cómo lo reconoció, cómo sabía que sería el que la haría tocar el cielo con la punta de los dedos, y cómo sería él el que la llevase a su terrible, aunque necesario, destino. Lo amaba, eso nunca se lo dijo, lo amaba con toda su alma, ella le pertenecía como ya le perteneció en otra vida más lejana,  por eso desde el primer momento se entregó a él, le salía natural… pero esta no era vida para el amor, al menos no de ese tipo, esta no era vida para la convivencia y el matrimonio, esta no era vida para la esclavitud, aunque fuese de amor. Esta era vida de reencuentros fugaces, de pactos de pequeña duración, para ella esta era una vida de soledad femenina. Si él hubiese sabido que una vez al mes le sabía a muy poco, que deseaba yacer cada una de las noches de su vida a su lado… Ay, si él hubiese sabido que por muy ruda y áspera que pareciese estaba llena de amor por él, de un amor único y mágico, si él hubiese sabido que el mundo le sobraba cuando la penetraba, si hubiese sabido lo mucho que le dolía fantasear con criar juntos a esa niña que engendró esa noche, ay si él se hubiese enterado tan siquiera de que la llevaba en su vientre… pero no, ella era un alma vieja, era un alma consciente, ella sabía a qué venía, sabía que los tiempos empezaban a cambiar, que esa vida era clave, sabía que el mundo giraba hacia el fanatismo, hacia el control, sabía que era el momento histórico de posicionarse, era la hora de asentar su recorrido como alma… hasta ahora nadie la había molestado en ese sentido, pero ahora a su sensibilidad, a su magia, a su sabiduría le tocaba ser rechazada. Le tocaba elegir entre esconderse arriesgándose así a que su alma y la de su linaje retrocediesen, se perdiese lo conseguido hasta ese momento, o cargar con esa cruz que ese nuevo mundo había inventado, ese cartel que la condenaría de una u otra manera en cada una de las vidas futuras, le tocaba elegir entre vivir más años en ese tiempo o morir y condenarse bajo el yugo de esa nueva palabra, morir como una bruja.


Tenía clara su dolorosa decisión. Se marchó de su amado bosque con un linaje de mujeres fuertes, sensibles y poderosas en el vientre, prometiéndole a Él en secreto reencontrarse en una vida más tranquila, una vida en la que darse entera, en la que saborear su piel, cada día, cada noche.


Y sí, ella ardió, sintió el fuego en su carne mientras su hija miraba escondida. Pero murió sin pena, esa niña miró sin pena, ellas sabían que era un sacrificio necesario, un paso que llevaría a su estirpe a recordar la magia por los siglos de los siglos, que llevaría a su estirpe a no renunciar a ella bajo ninguna circunstancia.


¿Y Él? Él volvió a buscarla la siguiente Luna llena, pero de la chimenea no salía humo, el aire no olía igual, el bosque había perdido su esencia, la casa estaba muerta, era sólo piedra, sin la vida que tenía cuando ella abría la puerta. Aún así entró, se arrodilló en la cama agarrando las pieles y telas que aún tenían su aroma. Inspiró profundo y se prometió no olvidar jamás su olor.

lunes, 6 de febrero de 2017

El día que todo cambió

Supongo que los que me leéis desde hace mucho tiempo o los que ahora estén leyendo este blog desde el principio noteis que en un momento concreto mi tono cambió, mi perspectiva tomó otro rumbo, y quiero explicar qué pasó, no porque nadie me lo haya pedido, es algo que necesito hacer para hacerme entender, para dar un salto y que comprendáis por qué ahora enfoco la vida desde otro lugar.


Una de las dudas, por no decir LA DUDA más importante y que más me ha corroído desde que era niña era ¿Por qué soy sumisa? ¿Por qué necesito entregarme? El día que todo cambió fue el día en que di respuesta a esta pregunta.


Por otro lado también desde niña he tenido una lucha constante entre mis dos Ángelas, cosa que también habéis leído. Es como si la Ángela superficial hubiese sido mucho más predominante que la espiritual, aunque siempre ha estado ahí, saliendo a muy poquitos, sobre todo en los casos más extremos en los que la necesitaba para seguir adelante. Mis padres antes de tenerme y hasta que yo era muy pequeña estuvieron muy relacionados con temas de meditación y descubrimiento espiritual, yo de eso solo tengo leves recuerdos, como estar jugando en un campo de noche alrededor de unas personas sentadas en círculo,  el olor del centro budista de Oseling, participar en algunas de sus meditaciones pero más como un juego. Esos son recuerdos muy vagos, poco después, por circunstancias, ellos dejaron ese camino de manera tan activa. Mi madre sí seguía meditando, pero para mí siempre fueron sus asuntos, totalmente ajenos a mí, evidentemente algo me transmitía, pero yo lo adquiría de forma superficial, sin comprenderlo del todo, sin sentirlo. Siempre la vi como una persona muy superior a mí, así que di por hecho que jamás llegaría a su nivel. Así pasé mi vida, sintiéndome desconectada de mí y del mundo.


Cuando empecé a ser Suya eso empezó a desaparecer, entregarme me conectó a mí misma, pero cuando esa conexión fue fuerte llegué a las puertas de algo distinto. Las sesiones, los azotes, las bofetadas, el dolor, el sexo me empezó a traer otro tipo de sensaciones, más profundas, eran cosas extrañas, sentía que todo eso respondía a algo más pero no sabía qué era, estaba un poco perdida. Ahora sé que nada es casualidad, pero “por casualidad” en esos días fue el cumpleaños de mi prima y mi tía me dijo que debía hacer una cosa, era una meditación, una técnica para conectarnos con una onda cerebral más profunda que guarda recuerdos de otras vidas. Pensé que era un poco rollo, la verdad, pero soy una curiosa enfermiza y no tenía nada que perder, por probar no pasaba nada, sería pasar una mañana charlando con mi tía. Llegué esa mañana a su casa, era un día soleado de abril, no lo olvidaré jamás. Me senté en el sofá, mi tía se puso a mi lado, cerré los ojos y fui escuchando sus palabras, imaginando lo que me decía. He de decir que a pesar de que mi madre meditaba casi a diario yo no lo había hecho jamás, era reticente, me daba pereza… tras la meditación para conectarse con esa parte comenzamos a hablar. Es cierto que aunque tú tengas la sensación de estar normal, hablas de cosas de las que nunca has hablado y te repercuten de una forma distinta, pero tampoco fue algo que me impactara mucho, quizá podía ser que estuviese relajada y por ello me saliera hablar así. Tras un rato decidimos parar un poco a desayunar, aunque hagas cosas cotidianas se supone que sigues conectado con esa parte profunda de ti. Estaba comiéndome una tostada y charlando con mi tía sobre mi relación con Él, nada muy profundo, y de repente, como un golpe, una imagen vino a mí, fue un flash rápido, pero a la vez era una escena “larga”. Nos vi como dos luces, a Él y a mí, estábamos en un lugar anaranjado pero difuminado, y hablábamos sin hablar, Él me decía que yo necesitaba ayuda y Él me la iba a prestar, pero debía dejarme llevar, debía dejarme guiar… Todas las palabras que ponga ahora para explicar esa escena son añadidas, porque no hablábamos pero lo comprendí, pero no comprendido desde donde suelo comprender las cosas, tras un análisis de la situación, tras buscar posibilidades y quedarme con la que más me encaja, lo comprendí como si fuese una piedra que cayó sobre mí para no moverse más, sin poder dudar de su existencia, sin poder cuestionarme nada sobre ella. Jamás había imaginado eso, jamás había leído ni oído nada parecido… No puedo explicarlo, juro que no puedo. Aquel día mi vida cambió para siempre, la respuesta a por qué necesitaba entregarme estaba allí, era de locos, jamás la hubiese imaginado así, pero era esa, sin duda. Todo encajaba tan perfectamente, al fin podía dar explicación también a lo que sentí la primera vez que lo miré, por qué sentí que era el hombre de mi vida, por qué sentí una energía tan familiar, lo reconocí, supe que era Él porque lo conocía de antes.  Más tarde me llegó un libro sobre pactos prenatales, una persona en otra parte del mundo estaba investigando sobre algo que yo había sentido sin saber nada sobre ese asunto, es por esto que decidí sentir antes de leer, porque la certeza es distinta, el ego no puede confundirte dudando de si es real o es sugestión.


Aquel día una puerta se abrió, más bien explotó, lo que empecé a sentir y vivir a partir de ese momento es de película. Empezaron las “casualidades” extrañas, empezaron los recuerdos extraños, empezaron a llegar las certezas extrañas pero firmes… ese día dejé que saliera la Ángela escondida, esa que dejaba salir tan poquito, y ahora sé por qué, porque era una Ángela que me daba mucho miedo soltar. Pero esto es otro asunto…


Lo importante que quería transmitir es que el día que supe por qué necesitaba entregarme comprendí por qué decía todo lo que decía sobre sumisión, por qué me sentía ajena al BDSM, por qué para mí esto no iba de roles, ni de límites, por qué sabía que mi entrega solo podía ser Suya y de nadie más. Y es algo que sigo manteniendo con más fuerza aún, si algún día dejamos de estar juntos, por el motivo que sea, no podré pertenecer a otra persona, quizá pudiese tener pareja, pero no podría se sumisa de nadie, porque no soy sumisa, sólo necesitaba estar predispuesta a dejarme guiar por Él, porque así lo pactamos. No fue la entrega y después Él, fue la entrega por Él. La sexualidad solo es una parte de esa entrega, es una forma de facilitar las cosas, si Él no me dominase y yo no tuviese predisposición a darme todo sería mucho más difícil. Y esto también explica por qué me domina con esa facilidad, cómo me lleva donde quiere de una forma tan sencilla. Explica por qué desde que me domina soy más poderosa y libre, cómo ha ido limpiando ese manto gris que tenía mi alma, estaba sucia, perdida y atrapada, Él me ayudó, como prometió. Hay una frase de una canción de Depeche Mode, es una canción que le encanta “Welcome to my world”. Pues esa frase que tanto le gustaba es “I ride your broken wings” “Manejaré tus alas rotas” y es que así es como se siente y cómo me siento. Yo siempre me he visto como un demonio, pero Él me ha tratado como si fuese un ser precioso, un ángel que solo tiene las alas rotas y necesita que le marquen el camino porque lo ha perdido.


Esta es mi visión de por qué yo nací con la entrega en la sangre, pero os diré que estoy empezando a ver un patrón que se repite en muchas personas, son características que en principio parecen no tener relación pero que “casualmente” están ahí. Pero bueno, esto ya son otros asuntos, aunque puede que intente investigar en profundidad sobre ello.