lunes, 6 de febrero de 2017

El día que todo cambió

Supongo que los que me leéis desde hace mucho tiempo o los que ahora estén leyendo este blog desde el principio noteis que en un momento concreto mi tono cambió, mi perspectiva tomó otro rumbo, y quiero explicar qué pasó, no porque nadie me lo haya pedido, es algo que necesito hacer para hacerme entender, para dar un salto y que comprendáis por qué ahora enfoco la vida desde otro lugar.


Una de las dudas, por no decir LA DUDA más importante y que más me ha corroído desde que era niña era ¿Por qué soy sumisa? ¿Por qué necesito entregarme? El día que todo cambió fue el día en que di respuesta a esta pregunta.


Por otro lado también desde niña he tenido una lucha constante entre mis dos Ángelas, cosa que también habéis leído. Es como si la Ángela superficial hubiese sido mucho más predominante que la espiritual, aunque siempre ha estado ahí, saliendo a muy poquitos, sobre todo en los casos más extremos en los que la necesitaba para seguir adelante. Mis padres antes de tenerme y hasta que yo era muy pequeña estuvieron muy relacionados con temas de meditación y descubrimiento espiritual, yo de eso solo tengo leves recuerdos, como estar jugando en un campo de noche alrededor de unas personas sentadas en círculo,  el olor del centro budista de Oseling, participar en algunas de sus meditaciones pero más como un juego. Esos son recuerdos muy vagos, poco después, por circunstancias, ellos dejaron ese camino de manera tan activa. Mi madre sí seguía meditando, pero para mí siempre fueron sus asuntos, totalmente ajenos a mí, evidentemente algo me transmitía, pero yo lo adquiría de forma superficial, sin comprenderlo del todo, sin sentirlo. Siempre la vi como una persona muy superior a mí, así que di por hecho que jamás llegaría a su nivel. Así pasé mi vida, sintiéndome desconectada de mí y del mundo.


Cuando empecé a ser Suya eso empezó a desaparecer, entregarme me conectó a mí misma, pero cuando esa conexión fue fuerte llegué a las puertas de algo distinto. Las sesiones, los azotes, las bofetadas, el dolor, el sexo me empezó a traer otro tipo de sensaciones, más profundas, eran cosas extrañas, sentía que todo eso respondía a algo más pero no sabía qué era, estaba un poco perdida. Ahora sé que nada es casualidad, pero “por casualidad” en esos días fue el cumpleaños de mi prima y mi tía me dijo que debía hacer una cosa, era una meditación, una técnica para conectarnos con una onda cerebral más profunda que guarda recuerdos de otras vidas. Pensé que era un poco rollo, la verdad, pero soy una curiosa enfermiza y no tenía nada que perder, por probar no pasaba nada, sería pasar una mañana charlando con mi tía. Llegué esa mañana a su casa, era un día soleado de abril, no lo olvidaré jamás. Me senté en el sofá, mi tía se puso a mi lado, cerré los ojos y fui escuchando sus palabras, imaginando lo que me decía. He de decir que a pesar de que mi madre meditaba casi a diario yo no lo había hecho jamás, era reticente, me daba pereza… tras la meditación para conectarse con esa parte comenzamos a hablar. Es cierto que aunque tú tengas la sensación de estar normal, hablas de cosas de las que nunca has hablado y te repercuten de una forma distinta, pero tampoco fue algo que me impactara mucho, quizá podía ser que estuviese relajada y por ello me saliera hablar así. Tras un rato decidimos parar un poco a desayunar, aunque hagas cosas cotidianas se supone que sigues conectado con esa parte profunda de ti. Estaba comiéndome una tostada y charlando con mi tía sobre mi relación con Él, nada muy profundo, y de repente, como un golpe, una imagen vino a mí, fue un flash rápido, pero a la vez era una escena “larga”. Nos vi como dos luces, a Él y a mí, estábamos en un lugar anaranjado pero difuminado, y hablábamos sin hablar, Él me decía que yo necesitaba ayuda y Él me la iba a prestar, pero debía dejarme llevar, debía dejarme guiar… Todas las palabras que ponga ahora para explicar esa escena son añadidas, porque no hablábamos pero lo comprendí, pero no comprendido desde donde suelo comprender las cosas, tras un análisis de la situación, tras buscar posibilidades y quedarme con la que más me encaja, lo comprendí como si fuese una piedra que cayó sobre mí para no moverse más, sin poder dudar de su existencia, sin poder cuestionarme nada sobre ella. Jamás había imaginado eso, jamás había leído ni oído nada parecido… No puedo explicarlo, juro que no puedo. Aquel día mi vida cambió para siempre, la respuesta a por qué necesitaba entregarme estaba allí, era de locos, jamás la hubiese imaginado así, pero era esa, sin duda. Todo encajaba tan perfectamente, al fin podía dar explicación también a lo que sentí la primera vez que lo miré, por qué sentí que era el hombre de mi vida, por qué sentí una energía tan familiar, lo reconocí, supe que era Él porque lo conocía de antes.  Más tarde me llegó un libro sobre pactos prenatales, una persona en otra parte del mundo estaba investigando sobre algo que yo había sentido sin saber nada sobre ese asunto, es por esto que decidí sentir antes de leer, porque la certeza es distinta, el ego no puede confundirte dudando de si es real o es sugestión.


Aquel día una puerta se abrió, más bien explotó, lo que empecé a sentir y vivir a partir de ese momento es de película. Empezaron las “casualidades” extrañas, empezaron los recuerdos extraños, empezaron a llegar las certezas extrañas pero firmes… ese día dejé que saliera la Ángela escondida, esa que dejaba salir tan poquito, y ahora sé por qué, porque era una Ángela que me daba mucho miedo soltar. Pero esto es otro asunto…


Lo importante que quería transmitir es que el día que supe por qué necesitaba entregarme comprendí por qué decía todo lo que decía sobre sumisión, por qué me sentía ajena al BDSM, por qué para mí esto no iba de roles, ni de límites, por qué sabía que mi entrega solo podía ser Suya y de nadie más. Y es algo que sigo manteniendo con más fuerza aún, si algún día dejamos de estar juntos, por el motivo que sea, no podré pertenecer a otra persona, quizá pudiese tener pareja, pero no podría se sumisa de nadie, porque no soy sumisa, sólo necesitaba estar predispuesta a dejarme guiar por Él, porque así lo pactamos. No fue la entrega y después Él, fue la entrega por Él. La sexualidad solo es una parte de esa entrega, es una forma de facilitar las cosas, si Él no me dominase y yo no tuviese predisposición a darme todo sería mucho más difícil. Y esto también explica por qué me domina con esa facilidad, cómo me lleva donde quiere de una forma tan sencilla. Explica por qué desde que me domina soy más poderosa y libre, cómo ha ido limpiando ese manto gris que tenía mi alma, estaba sucia, perdida y atrapada, Él me ayudó, como prometió. Hay una frase de una canción de Depeche Mode, es una canción que le encanta “Welcome to my world”. Pues esa frase que tanto le gustaba es “I ride your broken wings” “Manejaré tus alas rotas” y es que así es como se siente y cómo me siento. Yo siempre me he visto como un demonio, pero Él me ha tratado como si fuese un ser precioso, un ángel que solo tiene las alas rotas y necesita que le marquen el camino porque lo ha perdido.


Esta es mi visión de por qué yo nací con la entrega en la sangre, pero os diré que estoy empezando a ver un patrón que se repite en muchas personas, son características que en principio parecen no tener relación pero que “casualmente” están ahí. Pero bueno, esto ya son otros asuntos, aunque puede que intente investigar en profundidad sobre ello.

1 comentario:

  1. Tremenda y enriquecedora información, Angela! Gracias , gracias por compartirlo...has cambiado completamente mi visión sobre la sumisión (la entrega) y me has hecho el camino más fácil acceptarme tal y como soy. Me gustaria conocer y creo que es deseo de mucho más personas que siguen tu blog, como "vive" la dominacion EL, tu marido; sus dudas, sus miedos , su punto de vista....por la responsabilidad que conlleva desde principios en este camino de guíar una vida de una persona que se entrega totalmente en sus manos... Les agradezco de corazon a los 2!!!

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