Es mágico tenerte a mi lado cada noche, notar tus pequeñas manos sobre mi cabeza los días que no puedo dormir, tus respuestas, esas que me cuesta creer, pero que me dan la calma que necesito a veces para vivir. Tu cuerpo es mi templo, ese en el que puedo pintar, ese que puedo arañar y morder, ese que puedo romper para reconstruir algo aún más bello. Te miro, tú dices que soy el responsable de lo que eres, y yo no puedo creer que algo tan hermoso esté hecho con mis manos humanas, si tú eres divina, si tú eres magia y sueño, si tú eres universo, un pequeño universo que a veces cuesta entender, un universo que a veces es belleza, a veces oscuridad, a veces vida y a veces destrucción, un universo que es mío pero a la vez desconozco, que controlo, me pertenece, o al menos yo lo porto.
Y no entiendo el mundo como lo haces tú, a veces tus lógicas no tienen ninguna lógica, a veces tu orden es un caos, pero quiero vivir rodeado de ti, quiero cerrar los ojos entre tus pechos que son estrellas, penetrar tu vientre y sentir la luna con la punta de mi polla, quiero perderme en tu sonrisa que es el sol. Noto el sabor del cielo cuando te muerdo, el sonido de la vida cuando gimes dolorida, cuando tu boca se abre un poquito por la queja, y entonces meto mi lengua en ella. Quiero perderme en el agujero negro que son tus besos, quiero vivir mirando la vida por la ventana de los misterios que son tus ojos. Y yo soy ciencia, yo soy matemáticas, pero tú rompes mis esquemas, no creo en magias, pero sí en la tuya, creo en ti, aunque tu lenguaje no sea el de las ecuaciones, aunque tu lenguaje sea el sentir. Llamas algo en mí, algo que a veces se traduce en fuerza para descargar sobre tus nalgas, en el oscuro deseo de sodomizarte, y otras se traduce en despertarte sonámbulo, amarte desde una parte que yo no sé que existe, pero que se despierta cuando mi mente se apaga. A veces se traduce en abrazarte fuerte cuando lloras, aunque el dolor que te provoca las lágrimas sea un dolor que no comprendo, un dolor que no sé de dónde viene. Pero te duele, te lo noto en el pecho, lo noto en tu llanto, no mientes, a mí no puedes, tus verdades borran todas las pizarras de los científicos que conozco. Y es que como dice la canción “tu locura es mi ciencia”.
Y es que veces te crees loca, y yo te digo que sí, que eres mi loca, esa que provoca cosas buenas en los demás, qué enfermedad hay que tratar cuando esa locura solo trae cosas buenas, si gracias a tus locuras la gente encuentra ánimo, qué más da si lo son o no. Pero te contaré un secreto, no creo que sean locuras, solo eres una persona que ve cosas que otros no podemos. Y yo sé que tengo suerte, porque yo entro en ti, duermo agarrado a tu teta, abrazado a esa magia que yo aún no veo, tengo suerte porque me agarras fuerte para llevarme contigo, a tu mundo.
Te miro, miro tu cuerpo, ese que me vuelve loco a mí, al final quizá seamos dos chalados, cada uno a nuestra manera. Las curvas de tu cintura me llenan de vértigo, son el tobogán de mis deseos, miro tu barriguita, esa que me gusta pellizcar, esa que te hace única para mí, porque eres la diosa de mis fantasías. Dices que quizá nos hicieran a medida, el uno para el otro, y te creo, porque tus pechos encajan perfectos entre mis manos, tus labios se amoldan perfectamente a mi polla, esa que se encaja al milímetro con tu vientre. Por no hablar de tu olor, da igual de qué parte de tu cuerpo sea, es tan satisfactorio el aroma a mora de tu cuello como el olor a puta de tu flujo. Toda tú me enciendes, quiero amarte, follarte, protegerte, quiero subirte sobre mis hombros y verte volar, te ves tan hermosa volando, son tan hermosas tus alas, esas que ya no están rotas, esas que me costó tanto reconstruir.
Ojalá pudiese decirte todas estas cosas, ojalá las palabras me salieran tan fluidas como a ti, pero no pasa nada, estamos hechos a medida y me lees la mente, tú entiendes todo esto cuando te digo que eres la mejor compañera que puedo tener, tú sabes qué siento cuando me huelo los dedos mojados en ti, tú sabes traducir mis silencios.
Cántame una de tus nanas, déjame envejecer a tu lado, dime que lo haré, dime que lo has visto, que lo sabes, que tu intuición te lo dice, dime que veré tu rostro lleno de arrugas, dime que tú verás el mío, dímelo. Si, como dices, hay más vidas, ninguna puede ser mejor que esta a tu lado. Me da miedo no recordarte en ellas, o recordarte y no tenerte, no sé qué asusta más.
Sabes amarme, yo sé amarte. Dime que existe lo eterno para que esto no acabe.
Que maravilla!
ResponderEliminarNo sé si puede haber una descripción más honesta, bonita y emocionante de una pareja feliz.
Cualquiera que pueda sentir así, está viviendo el cielo en la tierra.
Que afortunado!