viernes, 26 de febrero de 2016

Sábado de sexo y pizza

Do I Wanna Know - Artic Monkeys


Sábado por la mañana, las niñas no están, no volverán hasta la noche ¿Qué hacemos? Podríamos ir a la playa, a la montaña, podríamos pasear por el centro al sol, podríamos ir a comer a algún restaurante bonito… pero eso no es lo que nos apetece, nos apetece quedarnos todo el día en casa, follando, remoloneando, estrenando lencería, haciendo fotos y pidiendo comida a domicilio…
Me pongo un conjunto negro, me hace fotos, le gusta que pose para Él, que me insinúe, que ponga cara de zorra y captarlo. Al poco ya solo le quedan ganas de follarme: bofetadas, besos, abrazos, mordiscos y pellizcos, a cuatro patas, arriba, debajo, de lado, cualquier postura le vale, follar es lo único que desea. Al terminar nos quedamos tumbados en la cama con una mantita tapándonos, no hacemos nada, no hablamos de nada interesante, solo estamos allí escuchando música desnudos. El rato de descanso ha terminado. Saca Sus cuerdas, me inmoviliza los brazos, me rodea el pecho, tapa mis ojos con un antifaz. No puedo ver, no me gusta, hace que pierda el poco control que tengo sobre la situación, el control de, al menos, saber qué me espera. Pero no, quiere tenerme totalmente ciega e inmóvil… me agarra y me lleva a la polea, me engancha las manos. Noto las cuerdas y Sus manos por la cintura, noto el frío del Hitachi en el clítoris, aún está apagado pero sé qué ocurrirá. Lo ata para que se quede fijo entre mis piernas abiertas. Enciende el aparato, va pasando los programas hasta llegar al que hace que me corra sin remedio, oigo Sus pasos que se alejan y el ruido del edredón al sentarse en la cama. La vibración me llega fuerte, pero no es eso lo que me excita. Lo noto, sé que me está mirando desde la cama, me imagino la estampa que conformo, atada, expuesta, retorciéndome, moviendo las piernas para evitar la vibración a la vez que la busco. Lo imagino tocándose mientras me mira, flexiono un poco las rodillas, aprieto el Hitachi entre los muslos, chorreo inevitablemente “Córrete para mí, puta” cuatro palabras que desatan un orgasmo intenso, incontrolable, me siento una puta, una zorra con la que hace lo que le da la gana. Me ha gustado oír Su voz pero hubiese dado lo que fuese por verlo mirándome mientras me corro, ver Su cara al observar cómo hace que me moje sin tocarme, cómo me controla a la distancia que sea. Yo me corro pero la vibración continúa, empiezo a convulsionar de hipersensibilidad, chillo, me agito, quiero que deje de vibrar en mi clítoris inflamado, lo escucho acercarse a mí riendo, seguro que estoy ridícula luchando contra la nada, luchando sabiendo que no voy a ganar. Apaga la vibración, me quita el antifaz, verlo de nuevo es el mejor regalo, está guapo y excitado, me desengancha de la polea y me pone boca abajo en la cama, el culo en pompa y las manos aún sujetas por encima de la cabeza. Un trozo de carne con el que desahogarse. Me usa, se corre sobre mi espalda… Una vez limpia, me desata poco a poco, los músculos agradecen el descanso de la posición forzada, el sudor se vuelve fresco y mi piel se alegra “Vístete como una puta, va a llegar el repartidor y quiero ver cómo te mira” me pongo una falda muy pegada, una camisa de encaje sin sujetador, tacones, los labios rojos y el pelo alborotado. Suena el timbre, con las rodillas aún temblonas y los pezones asomando entre los agujeritos del encaje salgo a por las pizzas…

martes, 23 de febrero de 2016

Soy normal

Una de las mejores decisiones que he tomado ha sido contarle a mi madre cómo soy. Ella siempre ha sido una mujer sabia y la única capaz de calmar algunos de mis torbellinos. El otro día estábamos de tarde de chicas comiéndonos una hamburguesa. Le contaba cómo me sentía con el blog y con algunas cosas que rodean a ser Suya. De repente me salió una pregunta que no le había hecho hasta ahora. Me pareció absurdo no habérsela hecho antes, yo que fui de esas niñas que tienen la certeza de que sus padres tienen respuesta para todo. “Mamá ¿Por qué soy así? Otras mujeres buscan independencia y yo solo quiero entregarme. Soy muy feliz, pero la duda siempre me ha acompañado ¿Qué hace que yo sea distinta, que busque lo que busco?” mi madre me sonrió: “Ángela, tú no eres diferente, no eres rara, no hay nada que te diferencie del resto. Eres completamente normal, porque lo normal es ser distinto. Mira estas hamburguesas, saben todas exactamente igual, las personas hemos hecho que así sea para ahorrar tiempo y simplificar el proceso. Pero eso no es lo normal, lo normal es que la comida tenga diferentes sabores, si traes aquí a una hamburguesa casera con mil matices de sabor distintos creerás que es diferente, pero no lo es”. (Sí, mi madre también es muy dada a metáforas absurdas para explicar cosas profundas jaja) Hablamos un rato sobre ello y lo comprendí.


Nos han hecho creer que es natural que todos busquemos lo mismo, sea lo que sea, en cada época la tendencia ha sido distinta pero la base igual. Ser clones, eso es lo fácil para la sociedad, es más fácil controlar a una masa homogénea que a una llena de matices distintos. Siempre acabo hablando de la homosexualidad pero es que me siento muy identificada. Algunos defienden que eso no es natural, que lo natural es que sea un macho y una hembra los que estén juntos con el fin de procrear. Porque los animales hacen eso, desde el cole nos enseñan que las características comunes de los seres vivos son: nacen, crecen, se reproducen y mueren. Los humanos somos animales, pero animales evolucionados. Los animales se guían por instinto, nosotros también tenemos la razón. Estudiamos, tenemos sueños y ambiciones, sabemos que no hemos venido al mundo solo a nacer, crecer, reproducirnos y morir… tenemos claro que somos mucho más que eso. Entonces por qué en la sexualidad nos agarramos a ese patrón, por qué nos aferramos a la idea de que todos debemos buscar lo mismo. Los humanos estamos avanzados en muchos aspectos, por qué en el amor y el sexo, en las necesidades, iba a ser distinto… Si evolucionamos fue para algo, aferrarnos al instinto y a descriptciones simplistas de lo que somos, de lo que es o no natural es despreciar el don que se nos dio. Los humanos somos distintos a los animales, a veces para mal, por qué no plantearnos que lo somos unos de otros y que eso es lo normal. Ya está bien de ser hamburguesas de mcdonald y actuar como si eso fuese lo normal. Yo soy normal, me guste lo que me guste, sea como sea, me vista como me vista, me gusten los hombres y/o las mujeres, me haya casado o no… y la persona que sea todo lo opuesto a mí también es normal. No nací con ningún elemento raro en el cerebro que me hace querer pertenecer, nací con un cerebro humano hecho de matices, hecho para ser completamente diferente, un cerebro completamente natural. Ya está bien de querer buscar qué falló en la hamburguesa distinta, esa hamburguesa simplemente es la más natural.
Cuando hablamos de evolución, hablamos de que el hombre pudo empezar a adaptar el entorno a sus necesidades, que empezó a andar erguido por lo que podía usar las manos para manipular herramientas… hablamos de la evolución física, de lo que eso supuso para el avance tecnológico, pero siempre hemos cojeado. Hemos ignorado que el hombre evolucionó a unos niveles mucho mayores, empezó a explorar las sensaciones, a experimentar con los sentimientos. Mi perra se pone triste cuando me voy, no puede razonar. No puede darle vueltas a ese sentimiento y ver que luego volveré, o que si no le gusta puede irse y buscar compañía en otro lugar… siente amor hacia mí pero no puede explorar el sentimiento del amor. Nosotros sí, podemos jugar con los sentimientos, la naturaleza nos dio el don de los matices y nosotros nos empeñamos en agarrarnos a ese concepto básico de ser vivo, de que en superficie somos distintos pero en el fondo todos queremos lo mismo, qué error. No es normal reprimirse, no es normal ocultar lo que sentimos por no diferenciarnos, no es normal tener ese pánico a ser distinto, no es normal luchar contra las sensaciones con las que la naturaleza nos ha hecho convivir por salirse de un patrón que hemos establecido como sociedad, no como humanos naturales. Estamos demasiado preocupados de la sociedad y no somos conscientes de nuestro poder como individuos.
Yo soy normal, quiero vivir mi vida de la manera que la naturaleza me ha hecho necesitar, en definitiva quiero ser feliz de la manera que la naturaleza me dicta, no como me dictan los anuncios de la tele.



Cerrad los ojos, preguntaos cuál es vuestra naturaleza y, sea cual sea, preguntaos por qué no es tan natural como las demás…

viernes, 19 de febrero de 2016

Humíllate

¿Cuál es la peor humillación por la que has pasado? La que me ha humillado.


Un día me puso la correa, me dijo que era una perra, fui a cuatro patas desde mi dormitorio en la planta más alta de la casa hasta el jardín. Allí me dijo que hiciera pipí, siempre supe que alguna vez me haría pasar por eso, creo que estamos de acuerdo con que es una de las humillaciones más generalizadas o lógicas: eres una perra, haz lo que hace una perra. Cuando lo imaginaba pensaba que me humillaría profundamente, siempre me he considerado una señorita que no hace ciertas cosas. Pensé que me costaría horrores hacer pis en el jardín. Al principio actué como si así fuese, pero poco me duró ya que por dentro descubrí que no me humillaba, no tenía ningún problema en hacerlo, me parecía incluso divertido… por otro lado me había prohibido hablar, solo podía ladrar, otra de las humillaciones más extendidas y lógicas… Cuando volvimos al dormitorio me hizo una pregunta, me quedé petrificada, totalmente paralizada, no podía ladrar. Estaba de rodillas en el suelo, desnuda, con un collar rodeando mi cuello, había andado como una perra, había hecho pis como tal… pero no podía ladrar. Me sentía ridícula, ese gesto me humillaba, quitaba lo bonito de la escena. Podia ser sensual andando a cuatro patas, podía ser guarra haciendo pis en el suelo, pero ridícula no, no quería sentirme así. Pero es que hay una diferencia entre lo que aparentemente es humillante y lo que realmente nos humilla. Me abofeteó varias veces, solté un “Guau” “¿Eso es un ladrido de perra? Ladra de verdad” lo volví a intentar, cada vez me sentía más ridícula aunque me acercaba a mi ladrido natural… Al final hice un sonido tipo chiguagua, nada bonito ni elegante “Vaya, si resulta que lo que tengo es un caniche” me sentí tonta, estúpida, muy humillada. De eso se trataba.
Cuando te expones a la humillación, sabes que te expones a una sensación desagradable, pero te provoca algo extraño, un cosquilleo en el estómago, una liberación mental. Sientes que no puedes cohibirte más, que la única opción que te queda es enfrentarte a aquello que no te gusta. Cuando me humilla no existen cosas como: “¿Estaré haciendo el ridículo? Uy, yo eso no lo hago que seguro que me da vergüenza…” No hay incertidumbres. Sí, estás haciendo el ridículo, sí estás pasando vergüenza y no te queda otra que hacerlo, que enfrentarte a esa sensación y descubrir que no te mueres por ello, que no se muere de humillación. Sí, humillada me siento libre y completa, viviendo sensaciones que son propias de los humanos, pero que nos resistimos a vivir.
Hay que romper patrones y estereotipos. Si mañana mi Amo me dice: te doy a elegir entre hacer dos cosas, pero tienes que escoger sinceramente la que más te humille. La primera es hacer pis en el jardín como una perra y la otra es imitar a Chiquito de la Calzada. Mi parte de mujer sumisa que ve la belleza de humillarse ante su Amo como una perra, que ha visto cientos de fotos BDSM sobre ello escogería hacer pis en el jardín pero, seamos sinceros, eso no me humillaría tanto como ponerme a hacer el ridículo ante mi Amo, como ponerme a hacer unos gestos que no son propios de mí, que no son ni cuquis ni finos, que no son sexuales ni quedarían bien en una peli bedesemera en blanco y negro. Así que, honestamente, tendría que elegir la segunda opción y probablemente así descubrir que soy demasiado estereotipada, que me da miedo hacer el tonto, que necesito ser más natural y espontánea.



Somos adultos y cada uno sabe bien hasta qué punto quiere vivir las cosas. Yo quiero llegar a las profundidades de cada sentimiento, quiero ver los matices de cada humillación, aprender de lo que encuentro en esas situaciones, liberarme poco a poco de los límites que yo solita me he puesto.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Reapetura

¡Hola de nuevo! Ya está disponible de nuevo la web, agradezco vuestra paciencia.
Si investigáis un poquito veréis que he añadido algunas mejoras como la lista de reproducción en el menú lateral. Es la selección de canciones de Spotify de mi Amo, es el que tiene mejor gusto musical de los dos, por lo que lo convencí para hacer esa pequeña colaboración en la web. Son las canciones que me erizan la piel, las que me provocan más sensaciones por todo lo que he sentido con ellas de fondo.



Otra de las novedades que más ilusión me hace es la nueva cuenta de instagram asociada al blog, me apetece mucho empezar a transmitir también con imágenes. Si queréis seguirme el usuario es “azoteycafe”, aunque en el lateral tenéis un icono de acceso directo.



Si curioseáis un poco podréis ver que también he modificado los textos de la web y he decidido tener más activas otras partes, no solo el blog. En la sección InspíraTe podéis ver algunos de los cambios aunque, poco a poco, iré añadiendo nuevas secciones y completando las que ya están.



Estoy muy contenta, aunque aparentemente sean cosas pequeñas por dentro tengo la sensación de que empiezo nueva etapa y que voy en la dirección correcta y me encantaría seguir compartiendo todo esto con vosotros. Muchas gracias por estar ahí.

lunes, 8 de febrero de 2016

Paciencia y esfuerzo

Hola, perdonad la ausencia del post de la semana pasada, hay veces que no llego a todo. No sé si alguien se habrá dado cuenta pero se acerca el aniversario del blog y estoy preparando algunos cambios y novedades. Por ello quizá tenga que cerrar temporalmente el blog un par de días, si es así, espero que perdonéis las molestias y sigáis ahí cuando vuelva :). Hecho este inciso os dejo con el post de hoy:


Muse - Time is running


Hoy me miro al espejo, la Ángela que veo no es aquella que vi. Ahora me dicen que me admiran, que soy un ejemplo de obediencia y entrega, que ojalá poder tener ese control sobre las palabras y actuaciones… no hace mucho nada existía de la Ángela que ahora se refleja. Me miro al espejo y veo a una Ángela tranquila y sosegada, es una Ángela que no se pasa inquieta todo el día, que ya no envidia o fantasea sin valorar lo que tiene. Veo a una Ángela segura de sí misma. Me gusta la mujer que soy ahora, con cosas por mejorar pero con la certeza de que puedo hacerlo, la certeza que me da haber pasado por lo que pasé: los llantos, los gritos, los tirones de pelo por no saber contener mis diablillos, por estropear lo bonito que tenía. Hace 7 años el diablillo de la soberbia me poseía, la exigencia vomitada por mi boca lo ensuciaba todo, quería ser obediente, obtener lo bueno que podía darme mi Amo pero sin pasar por lo malo, quería placer y sometimiento superficial. “No me hace esto, no me dice aquello” Ha sido un camino duro, no creáis que nací con el don de la entrega, no creáis que estos 7 años siendo Suya han sido como es ahora, no creáis que esta calma que respiramos la respiramos desde el principio. Han sido muchas las angustias, han sido muchas las palabras de mi boca que sobraban, muchas las actitudes negativas y dañinas por mi parte, mucho el capricho, mucho lo superficial… he visto en Su rostro demasiadas veces la decepción y la angustia de no saber qué hacer con el monstruito de metro y medio que le amargaba la existencia, que lo llenaba de reproches e inseguridades, qué hacer con una persona a la que amas con locura pero que en el momento menos pensado lo estropea todo sin inmutarse ¿La castigas o la mandas a tomar por culo bien lejos? Muchos han sido los días que me he mordido, que me he odiado por mi permanente insatisfacción, por mi permanente exigencia conmigo y con los demás, con Él.
Leía a otras sumisas, veía sus actitudes, sus relaciones y las envidiaba, las envidiaba mucho. Eso me hacía sufrir, nos hacía sufrir… era como si yo no tuviera una vida de la que disfrutar, como si mis circunstancias, fueran las que fuesen, no se merecían valor alguno. Qué malo es desvalorar, qué malo compararse, que malo creer que todo el mundo tiene algo mejor que lo tuyo. Lo único que fallaba era yo.
Y ahora me miro al espejo, han pasado 7 años, 7 años en los que gracias a Su capacidad para saber llevarme, gracias a Su constancia, a Su inteligencia, a Su tenacidad, he conseguido mirarme al espejo y ver templanza, ver fuegos destructivos apagados. Puedo ver resultados, puedo empezar a percibir que ahora soy persona.
No, no nací buena sumisa, no nací calmada y de mente fría, nací con diablos como los tenemos todos. Y no voy a quitarme mérito, sin mi Amo al lado todo hubiese sido más difícil aún, pero yo también puse de mi parte, aprendí a base de prueba y error, a base de llorar y enfadarme mucho conmigo misma, a base de meter la pata hasta el fondo, aprendí a base de angustia, paciencia y esfuerzo… He sufrido en muchas ocasiones intentando no dejarme llevar por la soberbia, he sufrido mordiéndome la lengua para no volver a soltar veneno, del que nos mataba lentamente.
Y ahora hay un espejo y puedo mirarme, ahora veo lo maravilloso que es el premio... pero no olvido que no fue, ni es, nada fácil.