sábado, 31 de diciembre de 2016

Adicta al dolor

Sucker for pain - BSO Suicide Squad


Cierro los ojos y mil historias vienen a mí, no son cuentos, cada una de esas historias me trae una emoción, una sensación, estoy vinculada a esas personas ¿Soy yo? En cada una de esas historias hay un tipo distinto de dolor, y es que soy adicta al dolor. Tortúreme, hágame olvidar y recordar el dolor del pasado, el dolor del futuro. Un día me golpeaba la boca, el sabor de los golpes invadieron mi lengua, mi nariz, era un dolor familiar, tan familiar que no me gustaba pero no quería dejar de sentirlo, me ataba a un lugar lejano, a un lugar oscuro pero que era mío, era mío porque en él me crié en algún momento de mi recorrido. Cómo no querer recordar quién fuiste, cómo no volverte adicta a la locura de conocer a cada una de las personas que has sido. Estaba follando y las imágenes, los recuerdos de una niña que fui, de los golpes que recibió, de un dolor más oscuro que escondía se me aparecieron como una macabra y preciosa visión. Soy adicta al dolor, al dolor del pasar de los siglos, soy adicta pues en cada vida he crecido gracias al dolor, quién despierta cuando sueña cosas hermosas, y quién es el valiente que no despierta ante una horrible pesadilla. No llores pequeña niña conozco tu dolor, es el mío, es un dolor que se me agarra al pecho, el dolor más horrible que he sentido en esta vida, y es tuyo, pero a la vez es mío, lo arrastro. Vi morir a mi pequeña hermana entre mis brazos una húmeda y oscura noche, y escribo esto llorando amargamente, porque me haces recordar el momento en que te arrancaron su inerte cuerpecito de tus brazos, y te quedaste sola, nos quedamos solas, te rendiste, nos rendimos, y ahora yo tengo que retomar el camino, no quisiste ser lo que debías ser y aquí estoy yo llorando tu pena que es nuestra, doliéndome de tu vacío, tu impotencia, de tu abandono…


Me torturas, me asustas, no quiero encontrarte en mi pasillo, porque ahí estás, aún rondándome, recordándome que mi alma es adicta al dolor. Mi alma es adicta al dolor. Las fieras que me devoraron mientras miraba al cielo pidiendo clemencia a Dios, preguntándome dónde estaba, teniendo una crisis de fe en mitad de un circo. Amé al señor de mi domus, él amó mi pelo rojo, mi cuerpo recio y robusto, él me amó, pero soy adicta a dolor y por eso la esclava murió sola en un rincón, rogando que apareciese, que su amo apareciese para no morir en soledad. Sentí las llamas devorando mi cuerpo, las siento cada vez que me ducho con el agua hirviendo, siento las llamas consumiendo la desesperación de ver que lo entendieron todo al revés. Fui la que vio como su soldado partía para no volver… Somos lo que fuimos, los miedos irracionales que nos acompañan son recuerdos, pues antes de recordar lo que ahora recuerdo ya tenía miedo a la guerra por no soportar verlo partir, ya me asustaba que mis hijas murieran repentinamente en la oscuridad, ver sus cuerpecitos inertes como el de mi pequeña hermana en aquella vida. Pero es que soy adicta al dolor, porque quien no se duele no gana, quien no sufre no despierta, quien no se plantea qué es el mundo no se da cuenta de que no es más que un campo de ensayo, un teatro en el que interpretar papeles, de malos y buenos, de putas y santas, pero que eso no es más que un papel, que el bien y el mal no existe, muere quien tiene que morir cuando tiene que morir, y no se va para siempre. Soy quien fui, soy el dolor que arrastro, soy la desesperación del dolor de los azotes, esos que me hacen crecer en esta vida, una vida de ajustar cuentas, de recordar, de recordar a la noble egipcia que murió sin pena y sin gloria, de recordar a la musa del pintor, sí, ese pintor que dejó plasmadas mis vidas, esas que yo le contaba.


Es una puta locura, todo esto es una puta locura, pero ya lo llevo avisando, id acostumbrándoos porque lo que ahora clama mi voz es gritar todas esas cosas ilógicas, todas esas sensaciones que me convierten en loca para vosotros y que le dan vida a una luz de mi pecho, una luz que es cada vez más grande, que me hace ver las cosas con más perspectiva, que arranca el miedo de cuajo.


Soy adicta al dolor, porque quiero crecer, quiero despertar del todo, quiero alcanzar todo mi potencial. Tiradme palos y piedras, rechazadme, insultadme, me dolerá, pero es que soy adicta al dolor, nada puede dañarme solo me hará crecer. Quien no se duele no gana, quien no se duele no despierta.


Soy adicta al dolor, a la melancolía que me provoca el country, a la tristeza que a veces me asalta y no sé de dónde viene, una tristeza de otras vidas, la tristeza que guardan mis células humanas. La tristeza que me da no poder traducir en palabras lo que siento, la tristeza…


Y ahora me golpea, y me hace recordar, me folla y me hace viajar por el tiempo. Me abraza y me recuerda lo que no tuve tiempo atrás… Lo miro dormir y recuerdo nuestro acuerdo, ese que hicimos antes de ser carne, antes de coger nuestro disfraz: “Te ayudaré, pero dolerá” y qué coño importa si mi alma es adicta al dolor, qué es una correa frente al rendirse de una niña, frente a la impotencia de saber que vas a vivir muchos años en una vida que ya no quieres vivir, qué es una correa frente al llanto que me nace del corazón, frente al dolor de mi pecho cuando recuerdo esa cama solitaria y fría, frente al dolor de saber que mis manos y pies estarán fríos las vidas futuras porque sin ella ya nadie me las calentaría…


Escribir esto me está costando, publicarlo me costará aún más. Lucho contra mis propios filtros, los filtros del miedo, esos filtros que ya poco puedo mantener en firme, filtros que he decidido romper, aunque convierta este blog en un cúmulo de locuras que nadie cree, yo las creo y es lo que importa.


Me dolerá, pero mi alma es adicta al dolor, porque quién no se duele no despierta.


Me asomo a la ventana del castillo para contar esto, pues no quería despedir el año de forma común, quería hacerlo rompiendo con el miedo, haciendo algo que no habría hecho la Ángela del 2016, pues este año que empieza es el primero de esta nueva etapa, de esta nueva vida dentro de mi vida. Esto es sólo un símbolo, uno de esos que necesito para coger impulso y ser valiente, esos que necesito para sentir que estoy siendo honesta.


Feliz Año Nuevo. Empiezan los “sinsentidos”…

lunes, 19 de diciembre de 2016

Despacio, al castillo

Castle - Halsey


Ando despacio, subo poco a poco la cuesta, por el sendero, me retiro a mi castillo, ese palacio desde el que podré observar el mundo, a veces llena de amor, y a veces llena de ira, porque ya lo entiendo pero aún me desborda, porque aún no controlo mi poder, porque soy una novata dando palos de ciego. Me retiro a mi castillo, en el que se silencian las voces y el ruido, desde el que enfrentarme a todo aquello que debo enfrentarme, me retiro y no como una princesa, me retiro como una bruja, más como la reina de Blancanieves que como la dulce princesita. Hace un tiempo alguien me dejó un comentario duro, me decía que dejase de actuar como si fuese una princesita, que no lo era… en aquel momento me lo tomé como un ataque y hoy lo comprendo, hoy entiendo la verdad que encerraban esas palabras. Es cierto, no soy la princesa del cuento, soy la bruja, hermosa a veces, dura y cruel otras… con un gran poder, un poder que aún debo aprender a manejar. Por ello me despido de mi ciudad, de mi reino, en ese en el que he intentado ayudar y no he hecho más que dar poder a borbotones, ayudar sin control, no he hecho más que dar solo porque me lo pedían y porque sabía que lo tenía, qué irresponsabilidad más grande por mi parte, si aún no sé dar en su justa medida, si aún no sé dar, qué soberbia, si aún debo aprender a hacerlo…


De niña una amiga me dijo cuando me enfadé: “No pongas tu cara de mala”. Aquellas palabras aún retumban en las paredes de este castillo, yo no sabía que tenía esa cara, no lo entendía, pero es como aquel comentario, era un grito de la vida diciéndome que aceptara quién soy, qué soy, qué hay dentro de mí. Y es que la frialdad, la distancia, la dureza me son tan cómodas… diría que incluso más que la ternura, pero es que forman parte de mi naturaleza, no soy la cándida y tierna princesita, no lo soy, soy fuerte y poderosa, y necesito encerrarme en mi castillo, gritar, lanzar rayos y centellas con mis manos, necesito poner mi cara de mala, mirarla al espejo, ver que soy yo, aprender a sacarla cuando debo sacarla, debo caminar con la cabeza gacha, llena de humildad, escuchar qué dejaron para mí las que estuvieron antes, quién fui antes… dejar de dar porque sí, necesito aceptar que sí, que a veces me toca ser la mala, o que otros me consideren como tal  ¿Blancanieves habría tenido cuento sin la bruja? Yo sé que el Bien y el Mal no existen.


Adentrarme en el bosque encantado, ese en el que nací, ese en el que está mi castillo, del que formo parte sin haberme dado cuenta… y buscar, debo buscarme y no dar hasta no encontrarme, no quiero irradiar mi poder, no quiero ir derrochándolo, ir llamando sin saber qué llamo, a quién llamo, no quiero dar, dejadme que quiero ser ahora la bruja apática que pone carteles a su alrededor de “Peligro, no cruzar la puerta” dejadme que me encuentre, dejadme que llene mi cuerpo de luz y fuerza, de cuentos por contar. Y entonces, y solo entonces, podré abrir los brazos y abrazar la vida, abrazar al mundo, solo entonces os daré, daré lo que necesitéis, os lo juro, os entregaré mi amor, mi energía, porque solo entonces estaré fuerte para afrontar las consecuencias. Dejadme sola frente a mi espejo, quiero enfrentarme al reflejo, dejar salir de una vez ese Yo que clama por desgarrar mi carne y salir, ese Yo que me da consciencia, ese Yo que es sabio, ese Yo que me susurra que debo follar las noches de Luna llena, ese Yo que me cuenta historias pasadas, ese Yo que me recuerda que soy la Luna hecha carne, que soy la diosa hecha mujer y que mi misión es dar un grito, un alarido tan grande y espeluznante que a otras les ponga la carne de gallina para darse cuenta de que ellas también lo son. Y entonces vendrán a este castillo, que es mío y de todas, vendrán desnudas y con sus miradas de malas, que ya no será de malas, será la mirada bruja, esa que te conquista con intensidad, que te hace temblar y correrte… Esperad que mi retiro termine, y entonces reunámonos, bailemos desnudas, mordámonos, besémonos, volemos, separemos juntas los pies del suelo, que los demás crean que no se puede no significa que nosotras no podamos… Follaremos juntas, los demonios están invitados, follaremos salvajes, poseídas, por y sobre ellos. Mientras lo hacemos sentiremos que nuestro físico desaparece y que somos luces, luces que se unen en una sola, seremos las más hermosas malvadas que nadie haya visto nunca, nuestra onda expansiva se notará en las estrellas, seremos solo amor para el mundo aunque el mundo no sea consciente de que eso que tanto miedo les da es amor.


Me retiro a mi castillo, no intentéis retenerme, es inútil, dejadme apartada los que creáis que estoy loca, permitidme el silencio aquellos que me creáis, me voy a no hacer nada, porque lo único que quiero ahora es ser…


Ando despacio, subo poco a poco la cuesta, por el sendero, me retiro a mi castillo…

lunes, 12 de diciembre de 2016

El parto

“Lentamente, a media luz, desnudándose poco a poco, saboreando el roce de la ropa sobre su piel, como si fuese la primera caricia que recibe esa capa fina y blanca que recubre su cuerpo. Bajándose las bragas mientras se baja la dignidad. Odiándose por desearlo, odiando…”


Así empezó el libro y aquí termina


Ha sido una gestación lenta y bonita, una gestación en la que me he enfrentado a mí misma varias veces, he reconocido durante el proceso esos comportamientos que he ido repitiendo toda la vida. Ese motivarme y poco a poco desmotivarme yo solita, ese creer que lo que estaba haciendo valía, y un segundo después pensar que era una auténtica mierda, ese autoboicoteo que me he hecho sufrir toda la vida. El desenlace del mismo solía ser cortarme las alas, quitarme la idea de la cabeza y dejarla morir con la conclusión de que no soy lo suficientemente buena para llevarla a cabo. Pero el día que escribí el primer capítulo me propuse no dejarme superar por mi mente, me juré que lo haría, que lo publicaría pese a mí misma. Ojalá pudiese decir que ha sido fácil, que en mis momentos más oscuros pude ver las cosas con perspectiva, pude identificar ese autoboicot y obviarlo… no, como siempre digo, tengo una mente poderosa y esa es mi cruz. Pero estoy orgullosa, en todo momento tuve la sensación de estar embarazada, tuve la sensación de estar en ese proceso que cuando inicias no puedes parar, que por mucho miedo que tengas, por mucha inseguridad, acabas pariendo inevitablemente. Y, como supe cuando tuve a mis hijas, en el momento en que das a luz ya deja de ser tuyo, deja de ser algo que puedes controlar, el día que das a luz te despides de lo que sale de ti, de lo que has creado, lo dejas volar. Hoy para mí es un día emocionante, lleno de sentimientos encontrados, estoy contenta, triste, asustada pero me siento valiente, insegura… pero la certeza de que he hecho lo que tenía que hacer prevalece sobre todo. Tenía ganas de que este día llegase y no por el libro en sí, la sensación de que publicarlo sería un antes y un después en mi vida lleva meses acompañándome, y no hablo por lo que el libro pueda reportarme, hablo en general, creo que era un paso vital que debía dar, no sé hacía dónde ni para qué, pero es una sensación tan potente que no dudo de ella. ¿Gustará o no? ¿Escribiré más o no? No lo sé, no quiero cerrarme puertas, quiero dar este paso abierta a lo que la vida me tenga preparado, ya sin miedo, sin angustia.


Y como esto es una despedida hacia ese hijo hecho de letras y sentimiento, no puedo dejar de dar las gracias a todas las personas que me han acompañado en este proceso. Cada una, de una forma u otra, me han llevado hasta este día:


En primer lugar le voy a dar las gracias a mi madre, ella siempre ha creído en mí, de forma silenciosa ha observado mis idas y venidas en busca de mi vocación a pesar de que ella siempre la tuvo clara, el día en que le dije que la había encontrado no se me olvidará nunca. Ella fue la primera persona que lloró con mis escritos, a ella fueron dedicados la mayoría cuando era niña. Ella me regala cada año por mi cumpleaños el poder mantener mi blog, porque su apoyo es incondicional y me lo da de todas las maneras que puede. En segundo lugar le daré las gracias a mi padre, por ser todo un fan, por darme aliento y transmitirme su ilusión cuando a veces falla la mía, por ser otro apoyo, por alentar mis sueños por muy inverosímiles que parezcan. Y aunque se lo he dado por separado, juntos también se merecen mi agradecimiento, por ser mis padres, por hacerme como soy, por poner cada uno la parte que yo necesitaba en esta vida, me han enseñado que el amor está, no se enciende o se apaga, solo se manifiesta de distintas maneras, han conseguido que nunca dude de esto, en ningún aspecto de mi vida, y aunque parezca que no tiene relación, la tiene, porque con ese amor intento impregnar todo lo que hago.


Tengo que darle las gracias a Serafín, por decirme que no me quedase en casa con la bata azul, por materializar mis ideas, por enseñarme que todo se puede conseguir. Doy las gracias a mi familia, a mis amigas y amigos que desde que supieron de mi proyecto se han volcado con él, interesándome y recordándome las ganas que tenían de leerlo, me he sentido muy arropada. Tengo que darle las gracias a May, por ser mi conejillo de indias, por leer con ganas cada capítulo recién escrito, por valorarme y quererme como lo hace, por hacerme sentir especial. A Marieta por todo lo bonito que me ha dicho, por leerlo cada vez que se siente triste, por decirme que estaba “obligada” a publicar por ser algo bueno para compartir, por ponerme nerviosa, por ayudarme a fantasear y proyectar. A Belén, por ser mi compañera de vidas, por “golpearse” con mi libro, por reconocerme gracias a él, por decir que se acordó de mí al leer la frase: “No dejes que tu música muera dentro de ti”. A Zoraida, cómo no darle las gracias a Zoraida, si ha estado a mi lado, si me ha dado las herramientas para salir del pozo, para poder verme de verdad, si me ha dado las herramientas para que hoy yo pueda estar haciendo esto. También a Marilo, por encontrarme, por ser la persona que de una manera extraña y sin saberlo me animó a ir un paso más allá escribiendo. No puedo olvidarme de Abel Villen, el artista que plasmó lo que sintió al leer el libro en esa maravillosa portada, gracias por coger ese extraño encargo, y por poner todo tu esfuerzo en ella. A vosotros, deciros que nunca me cansaré de daros las gracias, por leerme, por comentarme, por animarme, por hacerme sentir aceptada, arropada, gracias por vuestro apoyo, y ya no solo a los que me lo transmitís en comentarios, mails o redes sociales, sino a los que me leéis de forma silenciosa, os siento también, sé que estáis ahí, y no puedo estar más emocionada por ello. Y por último a ellos tres, a mis hijas y a Él, porque ellos son los que viven (y sufren) mis procesos, porque me inspiran, porque me apoyan, por quererme tanto tal y como soy. Él es el imán que saca todo de mí, ellas son mi fuerza.


Sé que esta entrada puede parecer un poco empalagosa, pero necesitaba transmitir lo querida que me siento, lo afortunada. Este libro lo he escrito yo pero todos formáis parte de él.


Y así lo traigo al mundo, llena de amor y con una sonrisa triste, esa sonrisa que te sale cuando te despides de algo para que cada uno siga su camino porque sabes que es lo mejor. Adiós mi querido libro, a ti también tengo que darte las gracias por todo lo que me has hecho sacar, por todo lo que me has ayudado, por todo lo que me has hecho sentir. Ve y dale a otros lo que tengas para ellos.


Aquí o pulsando sobre la portada podréis encontrarlo. Por ahora sólo versión e-book


portada


Si alguien quiere escuchar las canciones que sonaban mientras escribía cada capítulo en el siguiente enlace tenéis la playlist. Están ordenadas por capítulos


https://open.spotify.com/user/srcarnal/playlist/2NxwTREYuH1DVKB8Tqttt7

lunes, 5 de diciembre de 2016

Yo puedo

Déjame enseñarte el mundo, déjame hacerte grande y hermosa, déjame llevarte a una lucha sin tregua pero sin daño, una lucha llena de dolor, pero una lucha ya ganada, déjame…


Puedo enseñarte a sanar, puedo enseñarte a hablar con la vida, con la naturaleza, puedo enseñarte a mirar con otros ojos, puedo mostrarte la luz que hay a tu alrededor, puedo romper cada piedra que te pesa, puedo hacerte volar por encima de los tejados de esta ciudad, por encima de los océanos, puedo hacerte volar alrededor del mundo, puedo enseñarte la vida, puedo enseñarte la magia.


Puedo alumbrar tus oscuridades, puedo afianzar tus certezas, puedo dar fuerza a tu voz, a tu mirada, puedo, puedo hacer tantas cosas… Puedo hacerte explotar, expandirte…


Puedo hacer que llames a las perdidas, puedo hacer que les recuerdes lo mágicas que son, puedo hacer que lances el alarido más espeluznante y poderoso que jamás hayas oído, puedo hacer que transformes las piedras en oro…


Puedo hacer que des la magia que rodea tu cintura, puedo hacer que cada persona que te bese, que te folle se sane, despierte, que cada persona que te folle se vaya llena de amor, puedo hacer que eso te haga crecer, puedo hacerte sentir que tu alma es eterna, que no acaba, que no se ensucia, que puedes dar tanto como desees, puedo hacerte sentir el amor que esas personas dejan en ti por el mero hecho de tú darles…


Puedo hacer que nunca sientas que es demasiado tarde, puedo hacer que nunca tengas ganas de rendirte, que no te canses, que no te agotes, que tiembles y el mundo tiemble contigo, puedo hacer que el gris del día sea tu gris pero que puedas abrir claros de sol a tu antojo, puedo hacer que seas el mismo sol, puedo hacer que sientas la Luna en tu vientre, que la sientas llenándote de su misterio, que la sientas controlando las mareas, puedo hacer que te dote del orgasmo de su poder…


Puedo hacer que tus manos sean fuego, fuego que calienta a quien desees, fuego que acoge e hipnotiza… puedo, puedo tantas cosas pero no me dejas, no quieres, me lo impides, no te giras a mirarme, solo lo haces de reojo, por encima…

Estoy tras de ti, gírate, gírate y mírame de una vez, acepta que existo, acepta que yo soy tú, acepta que puedo hacer todo eso, no temas, no dejaré que caígas, ten fe en mí, existo, ya me has sentido y eso que nunca me has mirado directamente.


Hay veces que te grito y no me escuchas, días que te susurro y lloras solo porque existo… días en que conviertes el cielo en gris solo porque me niegas, días que sale un rayito, el rayito de tu sensación, esa que te dice que estoy aquí, que solo tienes que girarte para ser tú, grande y fuerte, poderosa, que no es una locura, que soy real, que manejo tu instinto, que manejo tus manos que sanan, que me escondo tras tus ojos que hablan, que estoy tras esos orgasmos que esconden algo más que solo placer, sabes que soy dueña de tus noches de comprender, que manejo el aire que mueve tu pelo, el aire que hace que los árboles se postren ante ti, somos una con ellos, con la vida, con el mundo. Yo soy el aire que mueve tus torbellinos, tus huracanes, esos que te desestabilizan solo porque no me miras, mírame, seamos una juntas, soy tú, soy todo lo que sabes que eres, créeme, gírate, dame la mano y explotemos en luz, explotemos de vida. Tú y tu alma juntas, seremos grandes.


Yo puedo hacerte explotar, expandirte... Déjame hacerlo, por favor