jueves, 31 de diciembre de 2015

Adiós 2015

Pues se acerca el fin del 2015 y toca hacer balance…


El 2015 acaba en 5 y como su rima indica ha sido como el sexo anal, empieza con un dolor intenso e insoportable, poco a poco el dolor va siendo más llevadero. Lloras y te angustias pero de repente llega un orgasmo rabioso e intenso que no consigues por métodos más suaves, que te deja dolorida y feliz como una tonta.
Este año ha sido un año raro, aunque maravilloso. Pienso en cómo empezó, los primeros días del 2015 fueron los días más duros de mi vida, y los más importantes. Esos días tuve que tomar la decisión de seguir siendo una niñata inmadura y cobarde, o ser una mujer, enfrentarme a mis errores y vivir al fin sin miedo.
Él y yo llevamos 7 años de relación D/s pero creo que este último ha sido el primero de una entrega auténtica y total. No sé expresar cómo ha cambiado mi mundo este año, aparentemente todo sigue igual, pero mi mente no, mi visión ha dado un giro enorme. Así que este año he llegado a la conclusión de que madurar duele, y mucho, pero merece la pena.
No me gusta ver las cosas desconectadas, la vida es sólo una y lo que cambias en un aspecto afecta a todo lo demás. Aunque el cambio se gestó en mi relación de pareja llegó mucho más allá. Así que este año ha estado lleno de cambios en el ámbito familiar, laboral y personal. No soy la misma del 2014, y no es algo sutil, es algo muy evidente. Jamás podré volver a ser aquella Ángela y, aunque algunos piensen lo contrario, ahora soy una gran versión de mí misma, o al menos una versión que me hace mucho más feliz. Porque este año también he tenido que echar a personas de mi vida y otras se han alejado, pero los que se han quedado es con una relación mucho más intensa y profunda. Por no hablar de los nuevos que han llegado a mi vida, auténticas muestras de que voy por el buen camino.
Este también ha sido el año de las confesiones, al fin pude mostrarles a mis padres quién soy. Comprobé que los miedos, la mayoría de las veces, son infundados. Sus reacciones han sido más que increíbles y me siento mucho más auténtica y ligera.
Podría seguir enumerando cosas aisladas, pero no quiero extenderme ya que, ni por esas, conseguiría expresar lo que ha significado. Intentaré hacer una metáfora para que no se diga que no me he esforzado en explicarme:


Este año me he dado cuenta de que hasta ahora había sido una sombra de persona, y las sombras, por muy bonitas que sean, son solo sombras. No sienten igual, no viven igual, pasan por la vida posándose sin tocar. Este año he conseguido gracias a Él, aunque suene manido es la verdad, ser persona. Evidentemente después de tantos años siendo sombra ahora soy una persona muy básica, con sentimientos aturullados en la cabeza, con nostalgias, con llantos… pero qué se puede esperar de alguien que siente por primera vez. Imaginad que nunca habéis notado el calor del sol sobre vuestra piel, el primer contacto sería extraño, no sabes qué pensar de esa sensación, aún quedaría descubrir que el calor es bueno a unos niveles y devastador a otros… Pues esa soy yo ahora, una persona descubriendo y viviendo las cosas directamente, sin filtros… para bien o para mal.
Cuando pienso en todo esto se me agarra una emoción en el pecho, no son ni ganas de llorar ni de reír, simplemente es una emoción intensa en el pecho que me encanta.
El 2015 ha sido un año raro, maravilloso e intenso, y mi forma de entender la vida sólo me deja pensar que el 2016 será igual de bueno o mejor.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Feliz Navidad

La gente muere en Navidad, la gente se pelea en Navidad, la gente llora en Navidad… Se echa de menos a los que no están, la melancolía empaña los cristales… Que la Navidad es consumismo, que no es más que una oda a la gula y la bribonería...


Yo sonrío y espero con ganas adornar el árbol, encender esas lucecillas que llenan de ilusión y cosquillitas mi estómago. Adoro el olor de los adornos, el sonido de las cancioncillas navideñas, ver películas llenas de rancias moralejas propias de estas fechas. Me gusta preparar regalos, escribir la carta a los Reyes y ponerme guapa en Nochebuena


La Navidad para mí representa tradición, ilusión, magia, emociones, días que compartir con las niñas, noches largas para jugar los dos sin miedo al despertador…


Santa Baby - Eartha Kitt


Encendemos la chimenea y se sienta en la mecedora, lo veo adormilarse y me pongo de rodillas en el suelo, esta canción suena de fondo, lo miro con mi carilla de puta buena e inocente y la canto haciendo playback mientras le toco por encima del pantalón… lo noto crecer, me mira directamente a los ojos lleno de deseo mientras tarareo sexy, mientras me siento una chiquilla picarona, preciosa y navideña. Me dan muchas ganas de meterme bajo la manta que cubre Sus rodillas y lo hago, le saco la polla y comienzo a lamerla a ritmo de la música... Me imagino cómo será la escena desde fuera, un hombre sentado en una mecedora frente a la chimenea, con una manta en las rodillas que sube y baja, un hombre en una mecedora frente a la chimenea con la cabeza echada para atrás gimiendo de placer. Adoro las postales navideñas.


Me siento en mi escritorio, cojo un papel bonito y le escribo una carta a Santa Claus:


        Querido Santa, porfis porfis porfis, no dejes que esto que siento desaparezca. No dejes que mi vida deje de estar llena de luces, sonrisas y orgasmos. No dejes que mi vida se quede vacía de Él.
      A cambio prometo ser obediente, no faltar al Amo, no dejar de amarlo y provocarlo. Prometo ser la zorra que Él desee, prometo sacarle gemidos y sonrisas de orgullo. Prometo ser Su niña buena.
Besos
          Pelusilla
P.D.: Dejaré leche, galletas y una copilla de anís bajo el árbol. No olvides tomártelo

jueves, 17 de diciembre de 2015

La polea, la mamada y el color rosa

Subo las escaleras, es hora de irse a la cama y es jueves. Los jueves toca mamada y tragar Su semen, una norma que estableció hace dos años porque era incapaz de hacerlo. Soy una remilgada escrupulosa…


La vie en rose - Edith Piaf
Desnúdate y ponte de rodillas bajo la polea. Si creí que iba a salir airosa con una mamada de arcada y poco más estaba muy equivocada… “Junta las muñecas” me las ata y las sube hasta poder engancharme a la cuerda. Quedo con los brazos extendidos sobre mi cabeza, de rodillas en el suelo. Las bofetadas comienzan, las pinzas empiezan a morder mi carne, perfilan mi cintura. Me agarra la cabeza y va acercando Su polla hasta mi boquita abierta, invade mi lengua, mi paladar, mi campanilla... El mundo es doloroso y bonito mientras me penetra la boca, las pinzas se me clavan y me recuerdan que he de aguantar, que no he escogido una vida fácil, pero es lo que mi naturaleza me grita, me grita que relaje mi garganta, que deje que Su miembro haga que la saliva se desborde entre mis finos labios, que se deslice por mi barbilla, mojando mi pecho, mi ombligo…
Me tira del pelo, de mi largo y castaño pelo con el que jugueteo entre los dedos cuando tengo sueño, tan suave, dándole vueltas y vueltas a uno de los mechones. Y ahora es enredo entre Sus dedos, es desorden en Sus manos que me fuerzan a tragar Su polla hasta darme arcadas. Y las pinzas, las pinzas de madera siguen mordiendo mi tibia carne, carne erizada de sensaciones. Una mamada es arte en esa noche de jueves.
Me va arrancando una a una las dolorosas de madera, las golpea y se van soltando de mi tierna cintura haciéndome llorar. Las lágrimas ruedan por mis mejillas mientras vuelve a follarme la boca, esta vez para terminar corriéndose en mi cara, en mi lengua, Su semen cae también en mis pequeños pechos y muslos. Los brazos me duelen, las rodillas y los tobillos también, siento el semen enfriarse en mi cuerpo, estoy dolorida y asqueada pero quiero un orgasmo, ser usada me eleva, me hace bailar en una danza suave y macabra entre lo que deseo y lo que soy capaz de soportar, entre lo que me grita mi parte sensorial, esa que sólo nota dolor, asco y humillación, y mi parte emocional, esa que dice que siga bailando, que no hay baile más hermoso que el de la vida a Su lado.
Me suelta los brazos, me ayuda a levantarme pues mi cuerpecillo débil no aguanta mucho en la misma postura sin acusarlo. Cuando mis tobillos ya me mantienen de pie me mira: “Ve a lavarte que das asco y vamos a la cama” Agacho la cabeza avergonzada, me limpio, me miro al espejo y veo mi pelo alborotado, las mejillas sonrosadas por las bofetadas y una sonrisa se me escapa del alma. Qué guapa estoy cuando me usa, qué hermosa cuando me dejo llevar entre Sus tormentos, entre Sus deseos.
Vuelvo a la cama, me meto y me acurruco a Su lado, me abraza, apago la luz. Buenas noches Amo “Buenas noches, enana” No hay orgasmo para mí, hoy no, pero eso no importa, estoy cachonda, me duermo entre Sus brazos satisfechos, estoy con Él y la vida es rosa.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Una siesta y poco más

Delirios y éxtasis - Carmen Boza


El sol de media tarde entra por la ventana, el aire es tibio a pesar del frío exterior, nos metemos en la cama para reposar la comida. Sin pantalones, con una intención casi inocente de simplemente encajarnos… cada uno mira su móvil, twitter por aquí, instagram por allá... y sin darme cuenta empiezo a hacer movimientos con mi culo en Su entrepierna, noto como van creciendo sus ganas. Lo oigo resoplar, suelta el móvil, me quita el mío, me abraza fuerte, encaja su barbilla en mi cuello “¿No puedes estar 5 minutos sin buscarme?” me giro y lo beso llena de pasión. Y mandamos a la mierda las redes sociales, la ropa que nos queda y la siesta. A quién queríamos engañar, nos metimos en la cama para follar, para hacernos el amor con deseo, nos metimos en la cama no para dormir, nos metimos en la cama para amarnos sin contención ni prudencia. Y el mundo se reduce a nuestro edredón, y el mundo es solo deseo, flujos, besos y mordiscos. Somos fuego y la sangre hierve… Me muevo sobre Él, muevo mi cintura de una manera demoniacamente perfecta, pero lo que ocurre, nuestro placer no es obra del demonio, es lo bello de la vida, nada hay de malo en el sexo, nada hay de malo en que dos personas se follen como locos, la naturaleza no pudo crear esas sensaciones extraordinarias para privarnos de ellas, y es que lo que ocurre entre mis piernas cuando echamos esas siestas es pura magia.
Veo Su cara, los ojos con las pupilas dilatadas de puro gusto, mordiéndose el labio de placer, me mira como si fuese una aparición subida en Su polla. Me acaricia los pezones sabiendo que son los botones que aceleran mi cadera, que son los botones que me llevan al paraíso… y no hay nadie más guapo en este mundo, no hay nadie más hermoso que Él cuando me folla, es un dios que me obliga a ser diosa. Y por qué follar me gusta tanto, porque me parece la mejor manera de concentrar mi felicidad en una gota de tiempo, en transformar mi felicidad en líquido que chorrea por mis muslos, en transformarla en unas rodillas temblonas.
Nos empeñamos en creer que somos sucios y depravados, pero nos equivocamos, no hay nada más limpio que nuestra perversión, limpia de prejuicios, vergüenzas y secretos. Sé qué quiere, y quiero dárselo, Él sabe qué quiero y quiere dármelo y así el sexo se convierte en el acto más generoso que conozco.
Cambio el ritmo, me acelero, me paro, lo muerdo en el cuello, le lamo la oreja. Me abofetea y me pellizca la cintura… nos conocemos tan bien, sé qué movimiento lo hará volverse loco de placer en el momento justo y adecuado, Él sabe cuándo voy a correrme aunque yo intente disimularlo. Y la siesta me da su dulce sabor, me da un orgasmo intenso y pleno, ese orgasmo rico y brutal, ese orgasmo que Él sabe alargar agarrándome de la cintura, moviéndome rápido manejándome como a una muñeca de trapo. Y yo también lo conozco bien, sé el momento exacto en que va a derramarse, en que va a convertir su felicidad en gemidos.
Y entonces sí, el gustillo post orgasmo se adueña de nosotros, me echo en su pecho y cierro los ojos tranquila, en paz, flotando en Su cama, flotando por sentirme la mujer más afortunada del planeta. No ha habido instrumentos, ni fustas, ni pinzas, solo nosotros, porque a veces hay que quitar la parafernalia para quedarnos con la esencia, para quedarnos con un sexo sencillo pero no exento de placer y sentimiento. Una siesta, nada más y nada menos.

martes, 1 de diciembre de 2015

Soy fuerte, humílleme

Eres una zorra, una puta, no, una puta barata, eres basura, eres una guarra, una cerda. La saliva cayendo por mi carita, por mi lengua, el rimmel corrido, sucia, asqueada… sí, me siento humillada.
Creo que las personas estamos hechas de niveles, como la tierra, capas que van apareciendo conforme profundizas. Mi labor desde que tengo uso de conciencia es trabajarme esas capas, desde la más externa a la más profunda. Puedo presumir de haber llegado bastante al fondo y presumo porque lo mío me ha costado, no ha sido nada fácil. Conforme más vamos conociéndonos, conforme más profundizamos más fuertes somos, es algo muy personal, nadie puede cambiar algo en nosotros si nosotros no lo dejamos, para bien o para mal. En los últimos años me he enfrentado a situaciones complicadas que a veces la vida te pone delante y he sido consciente de algo que siempre había ignorado: soy tremendamente fuerte. Es algo de lo que nunca me había percatado, vas trabajándote, puliendo una cosita por aquí otra por allí, vas haciendo tu trabajo de hormiguita sin darte cuenta de que eso está teniendo un resultado. Desde pequeña tuve la autoestima baja, como os conté en este post, incuso llegué a rozar límites peligrosos, pero esa ya no soy yo. He trabajado duro, sí, también he tenido ayuda pero, al final como siempre digo, estamos solos, así que sola he conseguido remontar y salir de la mierda en la que estaba metida. ¿Por qué os cuento todo esto? Pues porque creo que para entregarse y someterse la primera obligación pasa por superar nuestros complejos y debilidades.
Se habla mucho del cuidado que ha de tener un Amo con las humillaciones, el tiento que ha de tener al decir o hacer ciertas cosas. Si os soy sincera esa afirmación me da coraje por dos motivos: primero porque me gusta ver al Amo como Amo, como el ser que puede hacer lo que le salga de los huevos (u ovarios) sin preocuparse de que la pobrecita sumisa no acepte un "puta" de más, y lo segundo y más importante tiene que ver con esto, con “la pobrecita sumisa”. El defender tanto que tiene que tener cuidado me deja en una situación de debilidad, sí, se da por hecho que soy débil y que tiene que tener cuidado de no romperme. Estoy harta de que se victimice a la parte sumisa como si fuésemos personas frágiles, quizá algunas lo sean pero no por ser sumisa, sino porque como persona lo es. Me gusta que mi Amo no tenga que contenerse al humillarme y me enorgullezco de que eso es gracias al arduo trabajo del que os hablaba antes. Puede decirme las barbaridades que quiera, en el momento claro que me humillarán, que me harán pasar vergüenza y hasta me hagan llorar, pero solo en la capa superficial, diga lo que diga no puede dañar mi autoestima. Me puede decir que soy basura, a nadie le gusta que le digan esas cosas, pero más allá del sentimiento de humillación, esa palabra no puede calar más en mí. Yo sé que no soy basura, sé qué quiere conseguir de mí en ese momento, sé que Él no lo dice porque lo piense de verdad, sé que quiere provocar una sensación, no ir más allá, por lo tanto eso no profundiza en mí. Cuando todo termina y vuelvo a ser Su princesa, lo que he sentido momentos antes se evapora y desaparece. Pero esto no es algo que apliquemos solo a la D/s, es algo que debemos aplicar a nuestras vidas. Dejamos que los demás con sus opiniones subjetivas nos influyan demasiado. Te dicen que eres fea y te sientes fea, te dicen que eres tonta y te sientes tonta, en vez de tener una imagen sólida de lo que somos, de las cosas buenas y malas que tenemos para no dejar que nos manejen con sus comentarios. Si te consideras una persona inteligente que te digan tonta no va a afectarte más allá de que te duela que alguien sea tan cruel como para decirte algo así, y si por ejemplo crees que eres soberbia y alguien te lo dice, tampoco te va a molestar, es algo que sabes que eres y que estás trabajando en ello para solucionarlo, más no puedes hacer.
Adoro sentirme pequeñita ante Él pero no soy pequeñita (emocionalmente, físicamente sí que lo soy jaja), adoro que me insulte, pero no soy esos insultos, adoro que me diga que no merezco nada pero sé que lo merezco todo, al igual que todos… Para empezar sé que Él es una gran persona que jamás pretendería hacerme daño, pero el resto del mundo no los conozco, no sé por qué dicen las cosas. Ponemos el poder en manos de otros, no hablo de Amos, hablo de las personas en general, nos empeñamos en ignorar que los que le damos fuerza y significado a las palabras somos nosotros. El sufrir y sentirnos mal es cosa exclusivamente nuestra. Todos hemos pasado y pasamos momentos en los que nos sentimos fatal, con la autoestima hundida, pero eso no es excusa, no nos podemos pasar la vida lamiéndonos las heridas, lamentándonos por el daño que nos han hecho. Hay que sacar fuerza de donde no la vemos y mirarnos al espejo con el valor suficiente para decirnos lo malo y lo bueno que tenemos. Esa es nuestra mejor defensa, nuestra mejor táctica de vida.
Cuando me humilla, me humillo. En ese momento las palabras me provocan unas sensaciones contradictorias que incluso pueden hacerme llorar. Pero no me hace daño, esas palabras no me hieren, no me afectan más allá de ese momento. Y lo mejor de todo es que algo que sí hacen es darme grandes orgasmos.
Soy de mi Amo, me he puesto en Sus manos para que Él disponga de mí. No voy a exigirle más cuidado del que Él crea que tiene que tener. El ser lo suficientemente fuerte para asumir lo que ello conlleve es un trabajo que debo hacer yo, por Él y por mí… por los dos.