miércoles, 28 de junio de 2017

Los colores de tu mundo

Colours - Donovan

Caminaba cierto día por el desierto de tu barriga, sediento venía de las suaves dunas que son tus pechos, mordí en ellas la arena, agarré fuerte los granos que se escapaban entre mis manos. No quemaba, era templada, cálida y acogedora, esa arena es mi hogar, esos pezones son mi asiento. Caminaba cierto día sediento por el desierto que es tu barriga, cuando tropecé y caí en el pozo de tu ombligo. No había agua, era solo hueco, pero agradecí el frescor de su profundidad, cogí fuerzas para subir y regresar al camino para saciar mi sed. Subí la suave inclinación de tu monte de Venus, qué colina tan hermosa, hecha de tierna tierra que al tumbarte se amolda a tu cuerpo, ternura que al tumbarte te hace sentir que flotas. Podría haberme quedado allí, pero yo quería el agua sagrada que tienes entre tus piernas, quería saciarme allí, anidar entre tus labios, dormir con la cabeza en tu clítoris, arropado con tu suave piel…


Caminaba cierto día por tu cuerpo, lúcido pero sediento de ti, pensaba, divagaba: Y es que eres mi mundo, un mundo complejo y hermoso, con el desierto de tu tronco, la colina de tu pubis, la cueva entre las piernas, el estrecho túnel que es tu culo, el hermoso y salvaje bosque de tu pelo, el mar de tu boca… Déjame vivir aquí, yo te habito porque tú lo permites, déjame vivir aquí. Construiré una cabaña en tus nalgas, las araré, haré surcos en ellas para que crezca mi trigo, para que crezcas, para que me alimentes. Sé mi Ceres, sé mi Diosa, yo te rendiré culto en el altar de tu nuca, ese que besaré para que te estremezcas… déjame hacerme viejo explorando tu cuerpo, no moriré sin haber descubierto cada uno de tus lunares, ese es el oro que das. Déjame andarte, déjame entrar en tus recovecos, déjame descubrir tus misterios, esos que van más allá de tu corteza. Déjame acurrucarme en el hueco de tu clavícula cuando esté triste, déjame morder tu carne cuando esté enfadado, pues saborearte es mi calma, dame ese trocito de ti, por favor… y déjame sufrirte, padecer el terremoto de tus temblores, las sacudidas de tus escalofríos. Ahógame con tus lágrimas, hazme temer el sonido de tus de tus lamentos, me refugiaré entre tus dedos cuando vengan los huracanes de tus miedos, el tornado de tu dolor…


Caminaba cierto día por el cauce de la columna en tu espalda, me dirigía a tu rostro, quería asomarme a tus ojos, me senté en la punta de tu nariz a observarlos. Me daba vértigo su profundidad ¿Hasta dónde llegarían? ¿Cuántas cosas que no entiendo hay en ellos? Miraba fijamente cuando un destello inmenso salió de ellos y me dejó ciego. Lloré, lloré mucho. Ya no podría ver tus dunas, tus sonrisas, ya no podría ver los surcos de tus nalgas…


Gateaba cierto día por el desierto de tu barriga, subía hacia tu cuello, palpando pues no podía ver. Sentí la templanza de tus pechos como nunca lo había hecho, avancé y llegué al esternón, allí pegué la oreja al suelo y a través de la piel escuché tu corazón como jamás lo había hecho, era el sonido de mi mundo, era la música de mi vida…


Gateaba cierto día por el desierto que es tu barriga, ciego y feliz, había comprendido que a ti no hay que adorarte, no hay que verte, ni beberte, a ti hay que vivirte.

miércoles, 21 de junio de 2017

Viaje a Barcelona

Salimos a las doce de la noche destino Barcelona, pero ese viaje comenzó mucho antes, varios meses antes.


Un día me crucé con un vídeo en Youtube, unos chicos entrevistaron a una chica que se dedicaba a la prostitución por voluntad propia, me pareció un video genial, la trataban con respeto pero a la vez con cercanía, pensé que si alguna vez hablaba de mi forma de vida en público sería con alguien como ellos. Me fui a la bañera y no paré de fantasear con cómo sería, qué cosas diría, era solo una película, no tenía ninguna fe en que eso pasara, no es algo raro en mí montarme ese tipo de teatros en la cabeza. Cuando me secaba estaba ya en el punto de sentirme mal por saber que solo era una película mía, que eso jamás sucedería, sobretodo porque no sería capaz de dar ni un solo paso hacia ello. Le escribí a mi Amo, le dije que estaba tristona, le conté el porqué. Tras hablar con Él me senté frente al ordenador a escribirles un mail, al menos por proponerles el tema, aunque decidiesen coger a otra persona para hablar sobre ello. Ese mail se quedó en borradores durante meses. Un día volví a ponerme gris, a enfadarme conmigo misma por saber que tengo la capacidad de hacer muchas cosas, de conseguir muchas cosas pero estar paralizada, no dar nunca el primer paso para llegar a ellas. Para solucionarlo decidí hacer ese día un pequeño gesto, algo que me calmara la decepción conmigo misma que me amargaba el día. Y recordé el mail, estaba escrito, solo tenía que darle al botón de enviar. Ya no era por aquella película en la ducha, como hablé con algunas personas de mi entorno, no creí que fuesen ni a leerlo, seguro se perdería entre los miles de mails de propuestas de trabajo y fans. Y debo reconocer que estar tan segura de ello me aliviaba, dar a enviar me calmaría pero no supondría mucho más, no me enfrentaría a nada. Qué puta es la vida, cómo no nos deja hacer las cosas a medias. Le di a enviar por la mañana y esa tarde tenía su respuesta, querían que fuese a grabar con ellos. Corriendo se lo dije a Él: ¿Y ahora qué hago? “Pues qué vas a hacer, ser valiente del todo”. Dos meses después estaba viajando hacia Barcelona, a desnudarme.


En eso dos meses he sentido de todo, valor, inseguridad, fuerza, miedo, incredulidad… De todo, el miedo a que mi vida cambie en algo era lo más duro.

Ha sido una aventura, creo que de las experiencias más extrañas de mi vida, el rodaje fue largo e intenso, por problemas ajenos a los que lo estábamos haciendo hubo muchos cortes, tuve que retomar muchas respuestas por las interrupciones... Me sentía fuera de la pecera, fuera de mi mundo y mi seguridad, pero a la vez me sentía bien, rodeada de personas que valoraban lo que estaba haciendo, hablando de algo tan íntimo y personal como es tu vida y cómo la vives. Y tenerlo a Él sentado frente a mí me aportaba esa seguridad que necesitaba. Y su “Qué orgulloso estoy de ti, eres una valiente” al final de todo fue muy importante para mí. Cuando acabamos de grabar fuimos a ver la ciudad los dos solos, Barcelona es bonita pero reconozco que ese día no podía fijarme en ello. La cabeza me hervía: “¿He dicho esto?¿He dicho lo otro?¿Me habré expresado bien?¿Y si se saca de contexto?¿Qué pensarán los que me leen?¿Qué pensarán mis amigos?¿Y si dejo de gustarles?¿Y si dejan de leerme porque no soy como esperaban?¿Saldré fea?¿Me dará vergüenza verme?¿Seré capaz de verme y escucharme?¿Irán mucho a por mí?¿Me criticarán de forma dañina mucho?¿Seré capaz de soportarlo? Etc…” y mil cosas más, os estoy siendo muy sincera, fue una tarde horrible, en la que el Ego estaba privándome de disfrutar de la ciudad, de Él y mi gran paso. Ahora lo veo, ahora me diría en ese momento que dijese lo que dijese, pase lo que pase, el hito para mí ya está hecho, he sido capaz de dar un gran paso, de conseguir algo que me he propuesto, di ese primer paso y los que le siguieron, eso no puede arrebatármelo nada.


Pero poco a poco el resto del viaje me ha ido llevando a nuevos aprendizajes, nuevas conclusiones. A veces planeamos las cosas creyendo que son aleatorias pero no lo son en absoluto y resulta ser lo que necesitabas. El segundo y último día en Barcelona fue mil veces mejor, estaba tan nerviosa los días previos que no planeé qué quería ver, dónde ir, comer… pero Él sí, así que me dejé llevar. Ahora tengo esos momentos “tontos” esos que son los que me gustan, la coca cola que te tomas en el sitio más insospechado, el ratito que te sientas en esas escaleras antiguas a la sombra, tengo los lugares a los que Él me llevó, tengo esa riquísima comida al borde del mar, esa infusión en el Bosque de las Hadas, ese mojito de Frambuesa con vistas a la Rambla…


A la vuelta decidimos parar en algún pueblecito y hacer noche para no hacer el viaje del tirón, perdíamos un día de Barcelona pero volver a viajar diez horas seguidas me parecía una locura. Sé que en la era de las comunicaciones, de los transportes, viajar en coche parece raro, pero nos gusta lo clásico del coche, la música sonando, cantar esas canciones con los paisajes a nuestro alrededor, viajar a nuestro aire, a nuestro ritmo... Pues ese pueblecito fue de esas cosas “casuales” que luego descubres que no lo son. Cuando llegamos a Bocairent mi energía cambió por completo, entre montañas, rocas enormes, casas antiguas, me sentí como en un retiro, necesario, un nexo entre lo extraño de Barcelona y la rutina de mi hogar. Fue como si el universo me sacara del mundo para dejarme coger fuerzas. Allí los nervios y miedos de Barcelona desaparecieron por completo, mi mente dejó de estar aturdida. No olvidaré esa placita con su frescor nocturno, esas patatas bravas, la horchata, el mojito, el licor de arroz… esa sensación de estar sentados sin más, dejándote envolver por el encanto del lugar. No olvidaré esa ruta mágica con ese hueco en la roca, ese en el que me pidió que me quitase las bragas. No olvidaré esa casa que olía a historia, con sus preciosas escaleras, esa sensación de que algo o alguien nos rondaba, esa noche con las manos al cabecero de barrotes, con las campanas dando las en punto, sonando una vez para las y cuarto, dos para las y media, tres para las menos cuarto, y Su voz entre bocados, azotes, pellizcos, pinzas etc… “Uy las campanas, a ver si te acuerdas de lo que te he enseñado ¿Qué hora es?”.


Y no me olvido tampoco del viaje de vuelta, con esa tormenta de verano que me regaló ese olor que tanto adoro a tierra mojada. Ese batido de Matcha y ese crep recién hecho que sabía a gloria.


Este viaje ha sido una aventura, una que me ha hecho pasar ratos extraños, pero que me ha dado también grandes cosas y momentos. Y una vez me ha hecho confirmar que elegir bien la compañía en las aventuras es casi más importante que la aventura en sí.


Gracias Amo por conducir toda la noche para llevarme a mi destino, gracias por hacer bonitos los días que mi mente quiere sabotear, gracias por darme esos detalles que marcan tanto la diferencia, gracias por dejarme mirarlo embobada mientras tararea y conduce. Gracias por guiarme siempre.

miércoles, 14 de junio de 2017

Desnudarme


¿Qué si me asusta desnudarme? Me aterra. Pero mi piel no está hecha para ser vestida, mis tripas no soportan permanecer ocultas. Cuando me desnude unos me verán hermosa, otros dirán que no estuvo bien hacerlo, habrá quien se fije en mis defectos, tergiversarán mis cicatrices, sacarán de contexto mis lunares… pero no me importa, hay algo que me empuja a hacerlo: hazlo, hazlo, quítate la ropa, las bragas, quítate la piel y enseña al mundo lo que eres, no tengas miedo de tus palabras, quién quiera las entenderá quién no quiera no, y eso no depende de ti.


¿Que si me asusta desnudarme? No hay día que no me plantee si es un error, si ponerme en el punto de mira cambiará en algo mi apacible vida.


Pero hay una voz lejana, de otra dimensión, de otro mundo, que me dice: Hazlo, no pasa nada, tranquila, estás protegida, todo lo que ocurre es para aprender, mejor llorar que quedarse estática. Zambúllete en la vida, vívela, no te limites a observarla como si fuese una película, demuestra que eres la protagonista.

miércoles, 7 de junio de 2017

Me sube la bilirrubina

Son las 10:30 de la noche, Él está en la mesa de al lado con Su ordenador, suena Juan Luis Guerra y Él canta todas las canciones, silba las melodías y mi estómago está lleno de palomitas que revolotean cada vez que pienso que al fin voy a verlo en concierto. Esta tarde yo estaba triste, las hormonas a veces me juegan malas pasadas y Él, que no soporta guardarme secretos y mucho menos verme triste, me ha puesto una canción suya y me ha desvelado Su regalo de aniversario: “No estés triste, vamos a ir al concierto”. Las emociones me han desbordado, me he bloqueado y hasta que no he llorado un rato de agobio no he podido llorar de alegría.


¿Juan Luis Guerra? Os preguntaréis… me gustan muchas canciones y tipos de música, pero sólo tengo unos cuantos grupos o cantantes en la lista de "Indispensable ver en directo": Mecano, Depeche Mode, Muse, Revolver y Juan Luis Guerra. Mecano evidentemente está difícil, pero Él me llevó al musical y al concierto conmemorativo de Ana Torroja, Depeche Mode fue increíble y ya solo me quedaban tres… Lo que hace que Juan Luis Guerra sea el más especial es que me ha acompañado a lo largo de mis 30 años de vida. Sus “Burbujas de amor” me transportan a mis 7 años, a los veranos en el cortijo de la playa, a los apartamentos de los amigos de mis padres, a las cabañas que me hacía mi abuelo con esterillas... la Bilirrubina me lleva al asiento trasero del Ford Orión de mi padre, al tacto de su tapicería, el color y el olor…  era la banda sonora de cada viaje a la playa, no sonaba otra cosa, y justo eso fue otra de esas señales que me dijeron que encajábamos a la perfección. El primer verano juntos, una tarde, el coche de Su padre, Él conduciendo de camino a la playa, la música empieza a sonar y ahí estaba, como si fuese lo natural, como si un camino a la playa no pudiese tener otra voz que la de Juan Luis Guerra “¿Te gusta? Es la música que mis padres me ponían cuando íbamos a la playa” no podía creerlo. Esa noche me dijo el primer “Te quiero”, hicimos el amor también por primera vez al lado del mar, bajo la Luna… y Juan Luis Guerra pasó de ser algo mío a algo nuestro. Años después mis hijas canturrean divertidas “Ojalá llueva café en el campo” cada verano, porque ahora los padres somos nosotros y hemos seguido con la tradición.


“Te regalo una rosa” ay, esta es realmente especial. Desde que nacieron a mis hijas les canto nanas antes de dormir, pero una noche le pidieron a su padre que lo hiciera. Conforme me acercaba por el pasillo escuchaba el susurro de Su voz cantándosela, desde entonces adoran esa canción y yo más, la ternura que me provoca que la quieran en sus mp3 “Es que es la canción que nos canta papá” como si yo no lo supiese, como si yo no la guardase como un tesoro justo por eso, como si las lágrimas no se me saltaran cuando las imagino de adultas en alguna celebración importante bailándola con su padre como algo solo de ellos. Con sus cabecitas echadas en Su pecho lleno de orgullo...


Podría decir mil canciones más, “Bachata en Fukuoka”, “Frío frío”, “Cuando me enamoro”… mil canciones que me traen mil sensaciones y recuerdos. Pero hay una que es especialmente importante porque representa perfectamente lo que siento por Él, y que se reafirma cada día un poco más: “Solo tengo ojos para ti” y es que cómo no tenerlos cuando tiene detalles como el de hoy, cuando está siempre pendiente de verme sonreír, cómo no tenerlos si Sus brazos son mi refugio, cuando Sus bocados son mi placer. Si Él cada día me muestra lo increíble que es, si Él me sube la bilirrubina, si Él me canta que quisiera ser un pez para pasarse el día mojado en mí, si Él… si Él es un sueño.


Quería publicar algo más salvaje, llevo tiempo con ganas de escribir sobre sexo sucio y duro pero al ponerme ante el folio en blanco con Él y Juan Luis Guerra de fondo me he enternecido. Las palomitas revolotean en mi estómago, no solo pensando en ese día, sino en el mes que queda hasta que llegue… adoro Su forma metódica de preparar todo.