Las ves pasar, te sirven el café, charlan tranquilamente con sus labios rojos, sus ojos grandes, profundos. Las miras y no sabes por qué, tienen algo, algo por lo que amarlas y temerlas… Las brujas están a tu alrededor, cada vez aparecen por más rincones, crees que te persiguen, tranquilo, no temas, simplemente la hora de las brujas ha llegado.
Ahora caminan libres por la calle, ya no hay hoguera que las queme, ya no hay Inquisición que las condene, ya les da igual los cuentos que las pintan feas y malas. Los niños las temen, les contaron que vienen para hacer daño, las brujas saben que eso es una mentira con tintes de verdad, lo que tienen que decir duele, lo que tienen que enseñar duele, hace que se remuevan sentimientos, sensaciones, hacen que os enfrentéis a vuestros prejuicios con sus palabras, con su comportamiento, con su forma de vivir sus vidas.
Vagaron años y años, se ríen al pensar que las creéis extinguidas, que creéis que la hoguera acabó con ellas, si las quemaron precisamente por sentirse inmortales, si sabían que de las cenizas del fuego renacerían más fuertes, más hermosas, si os hicieron creer que la hoguera era un castigo, pero solo era su forma de crecer, de reiniciarse más puras, más sabias…
Fueron aquellas que miraban al mar, que conversaban en idiomas extraños, en los orígenes del mundo tomaron su decisión de ser brujas antes de que la palabra bruja existiera. Decidieron recorrer el tiempo mutando, sufriendo, fueron hombres devorados por los leones, fueron niñas maltratadas, fueron esclavas pelirrojas, fueron musas, fueron líderes, fueron putas… pero siempre brujas, almas brujas.
Vendrán a leer el futuro en sus cartas, vendrán a verte el alma de un solo vistazo, te reconocerán: tú me follaste, tú me pegaste, tú fuiste mi hermana, tú me creíste, tú me amaste… y lo dirán sin carga, sin rencor, solo como información. Nada escapa a sus miradas, ni el pasado, ni el presente, ni el futuro.
Y podéis elegir, podéis rechazarlas, podéis volver a acusarlas con vuestros dedos llenos de terror, aunque ya eso no sirva para nada, pues las hogueras se apagaron hace mucho. O podéis escuchar su hechizo, podéis intentar comprender su verdad…
Las brujas nacen con una pena honda, las brujas arrastran la crueldad del mundo para alcanzar la divinidad del universo, las brujas se vuelven grises, crean tormentas, hay veces que el sufrimiento las empaña, pero se encomendaron a su poder, se encomendaron al poder que saben que somos todos. Las brujas prometieron luchar por la libertad de la carne y el espíritu.
Las brujas nacen buscando a su demonio, a su Drácula o su mago, da igual el nombre que le pongan, nacen buscando ese alma que las guiará, que les quitará su pena arrastrada, las llevará a un mundo oscuro y profundo, ese infierno personal que todos portamos. Las brujas te cuentan cómo follan, cómo se entregan, y no es una entrega sumisa, es una entrega del todo o nada, es la entrega de abandonarse, sin límites, para que nada obstruya su poder, es confiar sus almas a su demonio, al que sirven y, sirviéndoles, Ellos las sirven. Así crecen, ambos crecen.
La hora de las Brujas ha legado, eres libre de quedarte a ver qué tienen que contarte, o libre de huir, pero guarda tu dedo acusador, no las detuvo cuando las condenó a la hoguera, no te servirá de nada ahora.
La hora de las brujas ha llegado, abandonad los cuentos de terror, están escritos por el miedo humano, ese que tacha de maligno todo aquello que no comprende, que tacha de locura todo aquello que lo incomoda.
¡Incomodaos! Dejaos llevar, asomaos a sus bailes, a sus orgías, a sus pócimas, por qué resistirse más, si lleváis siglos huyendo y no ha servido de nada, rendíos y sed así más valientes que nunca, escuchad lo que tienen que contaros, dejaos embriagar por sus aromas a tomillo y mandrágora…
La hora de las brujas ha llegado ¿Estáis preparados?