lunes, 31 de octubre de 2016

La hora de las brujas

Personal Jesus - Depeche Mode


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Las ves pasar, te sirven el café, charlan tranquilamente con sus labios rojos, sus ojos grandes, profundos. Las miras y no sabes por qué, tienen algo, algo por lo que amarlas y temerlas… Las brujas están a tu alrededor, cada vez aparecen por más rincones, crees que te persiguen, tranquilo, no temas, simplemente la hora de las brujas ha llegado.


Ahora caminan libres por la calle, ya no hay hoguera que las queme, ya no hay Inquisición que las condene, ya les da igual los cuentos que las pintan feas y malas. Los niños las temen, les contaron que vienen para hacer daño, las brujas saben que eso es una mentira con tintes de verdad, lo que tienen que decir duele, lo que tienen que enseñar duele, hace que se remuevan sentimientos, sensaciones, hacen que os enfrentéis a vuestros prejuicios con sus palabras, con su comportamiento, con su forma de vivir sus vidas.


Vagaron años y años, se ríen al pensar que las creéis extinguidas, que creéis que la hoguera acabó con ellas, si las quemaron precisamente por sentirse inmortales, si sabían que de las cenizas del fuego renacerían más fuertes, más hermosas, si os hicieron creer que la hoguera era un castigo, pero solo era su forma de crecer, de reiniciarse más puras, más sabias…


Fueron aquellas que miraban al mar, que conversaban en idiomas extraños, en los orígenes del mundo tomaron su decisión de ser brujas antes de que la palabra bruja existiera. Decidieron recorrer el tiempo mutando, sufriendo, fueron hombres devorados por los leones, fueron niñas maltratadas, fueron esclavas pelirrojas, fueron musas, fueron líderes, fueron putas… pero siempre brujas, almas brujas.


Vendrán a leer el futuro en sus cartas, vendrán a verte el alma de un solo vistazo, te reconocerán: tú me follaste, tú me pegaste, tú fuiste mi hermana, tú me creíste, tú me amaste… y lo dirán sin carga, sin rencor, solo como información. Nada escapa a sus miradas, ni el pasado, ni el presente, ni el futuro.


Y podéis elegir, podéis rechazarlas, podéis volver a acusarlas con vuestros dedos llenos de terror, aunque ya eso no sirva para nada, pues las hogueras se apagaron hace mucho. O podéis escuchar su hechizo, podéis intentar comprender su verdad…


Las brujas nacen con una pena honda, las brujas arrastran la crueldad del mundo para alcanzar la divinidad del universo, las brujas se vuelven grises, crean tormentas, hay veces que el sufrimiento las empaña, pero se encomendaron a su poder, se encomendaron al poder que saben que somos todos. Las brujas prometieron luchar por la libertad de la carne y el espíritu.


Las brujas nacen buscando a su demonio, a su Drácula o su mago, da igual el nombre que le pongan, nacen buscando ese alma que las guiará, que les quitará su pena arrastrada, las llevará a un mundo oscuro y profundo, ese infierno personal que todos portamos. Las brujas te cuentan cómo follan, cómo se entregan, y no es una entrega sumisa, es una entrega del todo o nada, es la entrega de abandonarse, sin límites, para que nada obstruya su poder, es confiar sus almas a su demonio, al que sirven y, sirviéndoles, Ellos las sirven. Así crecen, ambos crecen.


La hora de las Brujas ha legado, eres libre de quedarte a ver qué tienen que contarte, o libre de huir, pero guarda tu dedo acusador, no las detuvo cuando las condenó a la hoguera, no te servirá de nada ahora.


La hora de las brujas ha llegado, abandonad los cuentos de terror, están escritos por el miedo humano, ese que tacha de maligno todo aquello que no comprende, que tacha de locura todo aquello que lo incomoda.


¡Incomodaos! Dejaos llevar, asomaos a sus bailes, a sus orgías, a sus pócimas, por qué resistirse más, si lleváis siglos huyendo y no ha servido de nada, rendíos y sed así más valientes que nunca, escuchad lo que tienen que contaros, dejaos embriagar por sus aromas a tomillo y mandrágora…


La hora de las brujas ha llegado ¿Estáis preparados?

lunes, 24 de octubre de 2016

Estoy de humor para vivir

Estaba mal y no podía escribir, he pasado días con una angustia horrible que no conocía, creía que estaría mucho tiempo sin publicar, pero el huracán pasó antes de lo que esperaba y de nuevo estoy aquí...


I´m the mood for you - Miley Cyrus


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Estoy esta noche aquí, aquí entre Sus brazos, Él hace rato que se durmió, pero yo sigo aquí, pensando y escribiendo mentalmente este texto. Porque hay noches que lo normal se me hace especial, que soy consciente de mi suerte, de mi vida, de mi paraíso, soy consciente de mi mundo. Estoy aquí esta noche con Su mano agarrando mi teta, así se duerme más tranquilo, más sereno, y a mí me encanta sentirlo abrazándome desde atrás, agarrado a mi pecho. Primero como un acto de posesión, pero al rato como un acto tierno, me siento mujer, ese gesto hace aflorar mi amor maternal, y lo amo, lo admiro y lo cuido: no, mi amor, no me iré de Su cama esta noche tampoco. Hay días que abro el armario para colgar un vestido y de refilón veo la punta de la fusta, hay días que la miro y me fijo, me despierta algo distinto, soy consciente de que esa fusta es para mí, para domar mis demonios, esa fusta es para acallar mis sufrimientos, para dominar esa parte que no me dejaba ser feliz, que me oprimía el alma… Y al cerrar la puerta de espejo del armario me veo reflejada en él, y me fijo en mi clavícula, en mi hombro fino que asoma sutilmente por el cuello del pijama, y me gusta, y me veo hermosa, sensual. Hay días que en ese mismo reflejo me miro a los ojos y al fin me gustan, asoman entre el negro de no haberme desmaquillado, pequeños y muy profundos, asoman entre mi largo pelo alborotado por no haberme peinado y veo que no son de este mundo, los veo como en una fotografía ajena, como si no fuesen míos, aunque ahora empiezan a serlo.


Y hubo unos días hace mucho tiempo en que no podía mirarme al espejo, hubo días en que la vida me ponía de mal humor, que la vida era un lastre, que me oprimía, que no me dejaba respirar, hubo días en que envidié a las anoréxicas y a las suicidas, porque a mí vivir se me hacía un suplicio. Pero no podía desactivar ese instinto que me impedía dejar de comer o meterme todas esas pastillas que sujetaba en la palma de la mano, nunca fui capaz de desactivar mi alma, nunca fui capaz de gritar tan fuerte como para no oírla… pero esos son días muy lejanos…


Ahora hay días que pienso en mis hijas, en lo mucho que me hace reír la pequeña con sus tonterías, y en las conversaciones tan maduras que puedo tener con la mayor… Ahora hay días que siento el amor fluir, me siento amar y me siento amada… Y hay días, como los que he vivido esta última crisis, en los que tenía un huracán en mi interior, e intentaba agarrarme a mis pilares para que no me llevase, pero de repente dudaba de que fuese un pilar real o solo un palo flotando en el aire. Pero hay días que tu padre te invita a un té y unas palabras después pasas de ser un animalillo asustado a ser de nuevo un animal salvaje, fuerte y hermoso. Hay días, como ese, en que notas cómo te cuidan, con unas palabras mágicas y un té caliente hecho con amor y magia. Hay días que el tono de voz me cambia porque las dudas se van y ya no tiemblan tanto las palabras. Hay días en que, cuando pasa el huracán, veo el universo que hay en mí, veo la magia y veo todo lo que quiero y necesito escribir. Hay noches como esta en la que estoy aquí con Su mano agarrando mi teta, en que tengo mil entradas, mil textos, mil palabras que escribir, que transmitir. Hay noches que me valoro, que veo mi auténtico valor porque el universo me concedió el deseo de verme un rato desde fuera.


Ahora hay días en que entiendo por qué soy como soy, por qué necesito que esa fusta me dome, que esa fusta me duela, por qué necesito sentir pellizcos y bocados, por qué necesito sentir el dolor que duele, que no es placer, que es dolor, lo entiendo, entiendo que necesito que Él y solo Él coja un cristal y haga el dibujo de las venas en mi piel, necesito sentir el dolor por donde dibuja para saber que esa vena está ahí, para ser consciente de que la sangre fluye por ella, que está en mí, que me da vida, que ese es el milagro, la vida es la magia. Y Él sabe dónde está cada una de mis arterias, Él valora el sabor de la sangre que corre en ellas, por eso me las dibuja y me obliga a ser consciente de ello. Hay días en que puedo con todo porque entiendo qué y quiénes son mis pilares, entiendo que Él es el pilar al que agarrarme para que no me lleve el huracán, y al que subirme para saltar y volar.


Hay noches, como esta, en las que no puedo dormir porque el estómago me bulle, me burbujea de emoción, noches como esta en que recuerdo aquellas noches, esas noches que son solo mías, han sido pocas pero han sucedido desde el principio, noches en las que Él me despertaba de madrugada y me decía “Soy yo, tranquila, estoy aquí” y me besaba, pero os juro que no era Él y a la vez sí, y no me hablaba a mí y a la vez sí, era un ser distinto, con una energía distinta, noches en las que he sentido un amor que no es de este mundo, incluso una noche en la que me hizo el amor de la manera más extraordinaria que jamás me ha hecho. Y esas noches me atormentaron durante mucho tiempo, despierta me preguntaba por qué no podía sentir eso siempre, me preguntaba cómo Él podía hacerme sentir así y no recordar absolutamente nada a la mañana siguiente, que mi olor en su cuerpo fuese la única prueba de que no había sido sólo un sueño. Y ahora lo comprendo, lo entiendo tan bien, esas noches son mi auténtico pilar, ese del que me es imposible dudar, y no entenderéis por qué, porque esas noches son solo mías, Su alma quiso hacerme ese regalo solo para mí. Hay noches en que comprendo el universo, noches en que me prometo no olvidarlo al despertar, no perder la lucidez nocturna.


Hay noches en que me planteo qué es esto, qué es mi vida, y hay noches en que comprendo que es un viaje, un viaje de fuera hacia dentro, un viaje en el que al principio tenía muchas etiquetas y muy superficiales, y ahora tengo menos y más profundas, pero nunca me equivoqué, porque no podemos equivocarnos con lo que sentimos que somos.


Hay noches como esta en las que, para poder dormirme, tengo que quitarle la mano de mi teta y suavemente darle la vuelta, porque hay noches como esta en que quiero dormirme abrazándolo a Él, pegar mi pecho a su espalda y respirar juntos, amarlo sin que Él se dé cuenta, apretarlo y decirle al oído para que Su alma me escuche: “Gracias, mi amor. Gracias al pilar que me ha dado, gracias porque ese tesoro es el que ayudó a que ahora esté de humor para vivir”.

domingo, 16 de octubre de 2016

Un respiro

Breathe me - Sia

Se levantó esa mañana, vio el sol entrando por la ventana, respiró el olor del otoño, el olor de la tierra, de la vida y sonrió. Bajó las escaleras de su bonita casa, sintió los escalones bajo sus pies, el mármol blanco, la madera, los azulejos, cada escalón en cada momento, no se quedaba en el anterior ni pensaba en pisar el siguiente, ese escalón, solo ese. La luz inundaba la cocina, las grandes ventanas dejaban pasar los rayos de luz, la luz se posaba en las caras de sus hijas, “Buenos días” sus boquitas dijeron “Buenos días”.


Un abrazo, un vaso con limón y Martini preparado para comer acompañado de un “te lo mereces”. Un abrazo, ese abrazo. Qué suerte tengo de teneros “No, que suerte tenemos todos de tenernos”.


Una siesta eterna, una siesta de varias horas que terminó con Él sentado en el filo de la cama sonriéndole “¿Sigues viva?” No, ahora, al fin, vivo.


La vida era esto, se decía mirando por la ventana, oliendo el otoño. Esto era lo que le tenía deparado, por eso le gustaba tanto el otoño, porque sus olores la traerían a la vida, sus olores y colores le darían latido a su corazón. Deja de preguntarte qué es vivir y vive, ese mensaje tenía el otoño para ella, porque en otoño la golpearon, en otoño le dijeron que dejase de pensar, de analizar, que dejase las cadenas del miedo y la mente y viviese, viviese de una vez.


Le dolía, era difícil conectar con ella misma, con la naturaleza, con el universo… siempre lo sintió pero como algo ajeno, algo que no estaba en ella, siempre sintió su poder lejano, la mente no la dejaba oírse, el perfeccionismo y los porqués, la alejaban tanto de la magia, esa que tanto ansiaba. Esa que ella sabía que tenía pero aún no podía sentir, esa de la que aún no podía ser consciente.


Y ahora empezaba a dar pasos, ahora daba pasitos temblorosos e inestables, demasiado tiempo paralizada. Y no es que nunca hubiese avanzado, pero lo hizo tirando de una roca muy pesada, lo hizo tirando de su miedo, su ego, sus dudas. Ahora daba pasos sin esa piedra a la que agarrarse, ahora las manos no tecleaban como antes, ahora se sentía distinta, como aprendiendo incluso a andar, a escribir. Ahora necesitaba hablar en tercera persona para protegerse, para no dejar ni un solo espacio a la mente, para no correr el riesgo de analizarse.


Ella entendía pero no vivía. Ahora daba pasos en la vida, y las personas que la querían la aplaudían, como la niña que empieza a andar, ahora notaba el cariño, ahora valoraba a todos los que la ayudaban, ahora se sentía pequeñita, y quería sentirse así, quería sentirse un bebé que admira a sus mayores, porque han tenido sus caminos antes que ella, porque…


Las palabras no le fluyen, perdonadla pero está aturdida, perdonadla pero necesita un tiempo, un espacio, necesita curarse pues se siente enferma, enferma de mente. Perdonadla pero ahora necesita correr, saltar, bailar, pasear, cantar, vestirse de colores, saborear cada minuto, necesita encontrarse, necesita respirar, amar, abrazar, besar, sentir… coger fuerzas para seguir. Perdonadla pero necesita sanarse.


Ella quiere escribir, pero ahora hacerlo la confunde demasiado.

Perdonadla, necesita respirar, perdonadla.

jueves, 13 de octubre de 2016

La casa

Esta casa ya es un ser, es un ente que tiene vida. Esta casa ha sido sanación en tiempos de cáncer, ha sido luminosa en tiempos de juegos infantiles, esta casa te cobija siempre que estes triste, esta casa ha sido mi mundo cuando yo sentía que no pertenecía al mundo. Esta casa se ha roto cuando nosotras estábamos rotas, en sus paredes los cuarzos creaban arcoíris las mañanas de domingo, en su suelo las huellas de los pies descalzos han quedado tatuadas...


Lee la entrada completa en mi nuevo blog:

Sorbos de vino y tinta - La casa

lunes, 10 de octubre de 2016

Mi verdad

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La verdad saliendo del pozo, de mi querido Jean-León Gérôme

La verdad es demolición, un día te golpea, rompe muros y ladrillos, rompe ese fuerte que te construiste alrededor, destroza todas las paredes que pusiste para esconderte, esas paredes que te alejan tanto del mundo que dejas de recordarlo. Pero la verdad un día decide acabar con todo, dejar de esconderse, la verdad un día decide salir del pozo para no volver a entrar jamás…


Miradme, recordadme siempre andando desnuda sobre los escombros, destrozándome los pies con los cascajos, recordadme siempre así… recordadme amoratada por los golpes de los “puta”, de los “guarra”, de las miradas prejuiciosas, recordadme amoratada por los golpes de aquellos que no entienden qué es libertad, recordadme ardiendo en las hogueras, recordadme saliendo de un pozo, del pozo más oscuro que existe, el pozo de la ceguera humana, el pozo del fango del dormido.


Recordadme destrozando muros con mi mazo, recordadme llorando de impotencia, llorando de emoción, llorando, recordadme loca, completamente loca e ida. Recordadme cabalgando sobre sus caderas, recordadme retorciéndome entre sus tormentos, bebiendo su sangre y su orín, recordadme gimiendo. Os lo suplico, recordadme follando, recordadme sometida, besando Sus pies, bañándome en las lágrimas que me provoca, llorando ante las puertas que me abre. Sí, recordadme envuelta en un terrible llanto, asomada a esas puertas, que muestran mi historia, mi vagar por los siglos, llorando ante la esclava, ante las fieras devorándome, ante la niña sola, llorando ante la hoguera, gritando mientras me queman viva, llorando por entender por qué el calor no me quema.


La verdad sale del pozo, queráis o no, queráis leerlo o no, os duelan los ojos o no. Mi verdad es libre, porque mi verdad soy yo, mi verdad explota en mis dedos cuando aporreo las teclas. Y no puedo callarla, no puedo dejar de mostrarla, me mataría, lenta y cruelmente…


Aquí me tenéis, desnuda ante vosotros, llevo mucho escrito en la piel, mirad para otro lado si así lo deseáis, pero yo no voy a taparme, yo no voy a empujarme al pozo. Aquí me tenéis luchando contra mis ruinas que quieren reconstruirse, porque ya no quiero reconstruirme más, solo quiero romper y romper, yo solo quiero destrozarme una y otra vez, romper todo resto de piedra que quede en mí… Quiero volverme ligera, quiero volar, al fin volar, fundirme con el viento en una danza macabra, quiero dejarme llevar por las brisas, follar con los elíseos… Quiero vivir desnuda, sin miedo a nada, pues nada puede dañarme, nada puede dañaros, solo el muro puede romperse, pero sin muro ya no hay nada que romper, ya no hay nada que pueda dolerse.


Destrocemos los malditos muros, dejemos que nuestra puta verdad salga del pozo, dejadla ser fea, dejadla asustar al mundo, porque la verdad asusta, la verdad tiene una boca enorme y negra, grita, destroza tímpanos y jamás la cierra. La verdad duele con su azote, la verdad araña la piel con sus golpes, la verdad destroza muros, y eso duele, porque antes de las ruinas hay grietas, antes de las grietas hay desconchones… pero no temáis por favor, sacad vuestra verdad del pozo, dejad que vuestra esencia inunde el aire, quiero oleros, quiero notar el aroma de las almas libres en mi nariz. Seamos huracán, por qué no serlo, por qué no destruir un mundo ciego, dormido, por qué no arrasar con los prejuicios y condicionamientos, por qué no ser la pesadilla de los dormidos, esa pesadilla que los obliga a tomar la decisión de despertar, seamos huracán…


Escribo, muestro la cara desencajada de mi verdad al igual que muestro la cara dulce. Ambas son mías, no voy a tratarlas de diferente manera. Porque soy una guerrera, una guerrera suave y pacífica, que pelea con sus letras, que anda por el campo de batalla desnuda, sin más armas que su voz, que su verdad. Y no, no voy a callarme, nunca más,  tenga las consecuencias que tenga, no me asustan, porque no soy débil. Que vengan las armadas, por mucho que me duela, nadie puede conmigo, soy fuerte y tengo las cosas muy claras, mi desnudez es mi mejor arma, siempre lo he defendido, no tengo nada que esconder, nadie a quién esconderle nada…


¿Lo notáis en el aire? ¿Me oléis? Soy un alma libre, Él me ata porque así yo vuelo.

lunes, 3 de octubre de 2016

Invencible

Invencible - Muse


Me olvidé de apreciar el tacto de Su mano en mi piel, me olvidé de saborear los momentos a Su lado. Di por hecho tantas cosas, dejé pasar tantos momentos que ahora nunca recordaré…


Estaba triste, esa noche estaba extrañamente triste. Me hacía el amor y yo estaba lejos, mi mente no estaba en mí, me faltaba alguna conexión… Noté Su enfado y no me importó, eso es lo que necesitaba, quizá unas cuantas bofetadas me rompieran al fin, me sacaran del letargo de aquella noche, de aquel hechizo lejano que me tenía atrapada. Pero no me abofeteó, sólo me pidió que lo lamiese, que llegase desde Sus pies a Su polla, lento, suave… obedecí por respeto, pero yo quería que esa noche acabase ya, no me gustaba sentirme lejana, no a Él, lejana a este mundo, a esta vida, no me gustaba separar tanto los pies, sentir que caía por una espiral de tiempo, que me llevaba lejos…


Mi lengua lamió, por inercia, mi cuerpo actuaba por Su orden, no por la de mi cerebro pues ese no estaba, ese estaba apagado. Lamí hasta llegar a Su polla, la lamí también por inercia, por conocerla tan bien que mi lengua sabe dónde está cada recoveco, por saber qué movimientos debe hacer y dónde. En ese estado de semiinconsciencia en el que me hallaba algo cambió, algo hizo que un escalofrío recorriese todo mi cuerpo, devolviéndome la vida, trayéndome al presente desde la lejanía del pasado y el futuro. De repente noté la sangre fluir de nuevo, volví a sentir Su piel, Su dureza, volví a ser dueña de mi lengua, volví a percibir con todos mis sentidos. ¿Qué es lo que me ha hecho volver? Me pregunté, no me ha abofeteado, no me ha pellizcado, no me ha mordido… qué ha sido eso que ha irrumpido de forma tan brusca en mi letargo. Y lo noté, noté Su mano en mi cabeza, moviéndose… me estaba acariciando, unas caricias suaves y tiernas, cambiaba Su mano, la posaba en la mía y me acariciaba también. Se me agarró un nudo fuerte en la garganta, quería llorar, ahora sí. Sus caricias, era consciente de Sus caricias, llevamos doce años juntos y nunca las percibí cómo lo hice esa noche, nunca fui consciente de necesitarlas tanto, nunca supe que esos suaves movimientos podrían salvarme de mí misma.


Al día siguiente limpiando me topé con nuestro diario, ese que escribimos a medias nuestro primer año de noviazgo. Leí las cosas que me escribía y me di cuenta de que en su momento las leí pero no las entendía, que no era consciente de todas las cosas bonitas que me decía, que nunca les presté la atención que merecían. Que Él sabía que yo era Su “Ella” y me lo decía a Su manera pero yo no lo interpreté porque no lo leí bien… Y eso está escrito, eso puedo recuperarlo. Pero durante doce años cuántas palabras he perdido, cuántos gesto di por supuestos, cuántas miradas he dejado de ver, cuántos “te quiero” olvidé… y me siento mal con aquel muchacho que fue, pues ya me llamaba diosa y yo no lo correspondí como merecía, pues ni siquiera lo estaba oyendo. Siempre estuvo ahí, esperando a que yo me diese cuenta de qué era lo que lo ataba a mí, esperando a que yo me viese como me veía Él… Y ya ese muchacho no existe, se ha transformado, lo único que me apena de eso es recordarlo con ternura, guardarlo en el corazón con la tristeza de haberlo decepcionado, de no haberlo tomado realmente en serio. Ese muchacho era la persona que más creyó en mí, Él es la persona que más ha creído en mí, pues le quedaban muchas cosas que aguantar, mucho dolor que soportar a mi lado, muchas locuras, mucha inestabilidad, muchos demonios míos con los que pelear…


Y ahora sé cuál es el verdadero motivo por el que lo admiro, no es por todas esas cualidades que todos ven en Él, yo lo admiro como no puede admirarlo nadie, pues yo fui Su enemiga, yo fui el mayor ejército contra el que ha tenido que luchar, yo soy su mayor victoria, yo soy el enemigo ya conquistado que se arrodilla ante un ser invencible, un ser que nunca se rindió por muy duros que fuesen mis ataques, un ser que manejó la guerra para que nos beneficiase a los dos, que luchó en esta guerra porque la victoria era la paz, no quedar por encima, la victoria era NUESTRA felicidad.


Anoche veíamos una peli abrazados en el sillón, quise buscar Sus caricias con la intención de volver a saborearlas con la misma emoción de ayer, pero presté atención a Su mano derecha, estaba apoyada en mi muslo, quieta, y me pregunté si estaba valorando ese tacto, si no volvía a buscar algo obviando la magia de lo que ya tengo. Y sentí Su mano, pero la sentí bien, valoré la escena, valoré que yo soy la que estoy entre Sus brazos, que es mi amor el que me abraza cada noche, mientras otros aún andan añorando y echando el suyo de menos. Noté Su mano en mi muslo y comprendí que me acostumbré a Su tacto, que di por hecho que debía ser así, que jamás reparé en mi suerte realmente, que podría estar sola en ese sillón preguntándome dónde está o siquiera si existe. Sentí Su calor en mi muslo y comprendí el valor de apreciar realmente lo que tienes, el valor de saborear cada detalle de lo que vives… y dar las gracias por ello.


No me rendí, comprendí lo mucho que podía aprender de Él, comprendí que llegaría mucho más lejos bajo Su mando. Prueba de ello es que ahora disfruto hasta del simple hecho de que Su mano esté en mi muslo, esa es una sensación que me estaba perdiendo y que sólo con la madurez a la que Él me ha llevado puedo apreciar.


Gracias por ser invencible