domingo, 16 de octubre de 2016

Un respiro

Breathe me - Sia

Se levantó esa mañana, vio el sol entrando por la ventana, respiró el olor del otoño, el olor de la tierra, de la vida y sonrió. Bajó las escaleras de su bonita casa, sintió los escalones bajo sus pies, el mármol blanco, la madera, los azulejos, cada escalón en cada momento, no se quedaba en el anterior ni pensaba en pisar el siguiente, ese escalón, solo ese. La luz inundaba la cocina, las grandes ventanas dejaban pasar los rayos de luz, la luz se posaba en las caras de sus hijas, “Buenos días” sus boquitas dijeron “Buenos días”.


Un abrazo, un vaso con limón y Martini preparado para comer acompañado de un “te lo mereces”. Un abrazo, ese abrazo. Qué suerte tengo de teneros “No, que suerte tenemos todos de tenernos”.


Una siesta eterna, una siesta de varias horas que terminó con Él sentado en el filo de la cama sonriéndole “¿Sigues viva?” No, ahora, al fin, vivo.


La vida era esto, se decía mirando por la ventana, oliendo el otoño. Esto era lo que le tenía deparado, por eso le gustaba tanto el otoño, porque sus olores la traerían a la vida, sus olores y colores le darían latido a su corazón. Deja de preguntarte qué es vivir y vive, ese mensaje tenía el otoño para ella, porque en otoño la golpearon, en otoño le dijeron que dejase de pensar, de analizar, que dejase las cadenas del miedo y la mente y viviese, viviese de una vez.


Le dolía, era difícil conectar con ella misma, con la naturaleza, con el universo… siempre lo sintió pero como algo ajeno, algo que no estaba en ella, siempre sintió su poder lejano, la mente no la dejaba oírse, el perfeccionismo y los porqués, la alejaban tanto de la magia, esa que tanto ansiaba. Esa que ella sabía que tenía pero aún no podía sentir, esa de la que aún no podía ser consciente.


Y ahora empezaba a dar pasos, ahora daba pasitos temblorosos e inestables, demasiado tiempo paralizada. Y no es que nunca hubiese avanzado, pero lo hizo tirando de una roca muy pesada, lo hizo tirando de su miedo, su ego, sus dudas. Ahora daba pasos sin esa piedra a la que agarrarse, ahora las manos no tecleaban como antes, ahora se sentía distinta, como aprendiendo incluso a andar, a escribir. Ahora necesitaba hablar en tercera persona para protegerse, para no dejar ni un solo espacio a la mente, para no correr el riesgo de analizarse.


Ella entendía pero no vivía. Ahora daba pasos en la vida, y las personas que la querían la aplaudían, como la niña que empieza a andar, ahora notaba el cariño, ahora valoraba a todos los que la ayudaban, ahora se sentía pequeñita, y quería sentirse así, quería sentirse un bebé que admira a sus mayores, porque han tenido sus caminos antes que ella, porque…


Las palabras no le fluyen, perdonadla pero está aturdida, perdonadla pero necesita un tiempo, un espacio, necesita curarse pues se siente enferma, enferma de mente. Perdonadla pero ahora necesita correr, saltar, bailar, pasear, cantar, vestirse de colores, saborear cada minuto, necesita encontrarse, necesita respirar, amar, abrazar, besar, sentir… coger fuerzas para seguir. Perdonadla pero necesita sanarse.


Ella quiere escribir, pero ahora hacerlo la confunde demasiado.

Perdonadla, necesita respirar, perdonadla.

3 comentarios:

  1. Perdonar?
    Se puede pedir perdón por hacer que tantas personas disfrutemos, lloremos, cambiemos, encontremos respuestas y mejoremos nuestra vida a través de contarnos tus experiencias, de entregarnos de forma desinteresada tus vivencias?
    Ángela no se puede pedir perdón por hacer un regalo.
    Va en nuestro interés: Toma el tiempo que necesites. Recupera fuerzas. Pero no dejes de escribir.
    Tony Simba

    ResponderEliminar
  2. Hace años parecía ser la mujer más feliz del mundo. Evolucioné primero a soy una desgraciada y el mundo tiene la culpa, a soy una desgraciada y solo yo tengo la culpa; hasta llegar a no soy la mujer más feliz del mundo y tres cojones me importa (perdón por la palabrota). Y estaba bastante bien, pero siempre había algo en mi insatisfecho.

    Si alguien me ve desde fuera, su percepción es que lo tengo todo. Soy una mujer guapetona, elegante, tengo una buena posición económica, brillo en mi trabajo, mi familia me quiere, mis amigos buscan mi compañía…. ¿De qué me quejo?

    Para todo el mundo tengo una vida perfecta, menos para mí, que siento que mi vida ha sido una vida perdida. Un día descubrí que había mujeres valientes como tú, que vivían como yo deseaba y como yo me negué solo por mis prejuicios. Al principio me alegré, me pinte los labios de rojos, mi cara se iluminó, crecí en amabilidad, paciencia y templanza, todo fue bueno. Después me derrumbé, cuando vislumbré lo que había renunciado. Ahora solo sobrevivo.

    Estoy agotada, me paso la vida apagando fuegos, tomando decisiones de muchos miles de euros, cuidando de mi familia, de mis amigos, de mi perra…Yo solo deseo sentirme agotada y dolorida de verdad. Sentir lo físico para dejar de cargar con lo emocional, pasar a alguien toda esa carga a cambio de lo que Él quiera y a cambio de que sostenga y me abrace cuando El me derrote y que vuelva a hacer que me sienta feliz porque Él está orgulloso de mi.

    Yo soy más de jazz que de sinfonías, me encantaría ser hippy pero si el color de uñas no pega con el color del vestido me repinto las uñas o me cambio el vestido. Me pregunto cómo es posible que sea tan compleja.

    Ángela, parece que estés pasando un momento de reflexión. No es negativo. La tristeza tampoco es mala. Solo es tristeza, y mientras nos acompaña podemos vivir muchas experiencias, incluso la risa a ratitos. Creo que le tenemos más miedo a sentir tristeza que a la tristeza en sí.

    Si estuviera cerca te cuidaría, os cuidaría. Te llevaría un ramo de fresias, mis flores favoritas. Te ayudaría a peinarte y te echaría perfume. Pondría una música suave, un jazz o un blues. Os prepararía una buena cena, quizá un buen pescado al horno. Abriría una botella de vino blanco, probablemente un Viñas del Vero. Una buena tertulia para arreglar el mundo y acabaríamos dándonos cuenta que a veces la tristeza también alimenta, pero solo cuando como en tu caso, vives la vida de forma honesta y valiente.

    Quizá llegaríamos al momento de alentarnos la una a la otra a bailar. Sé que te gusta bailar de forma sensual mientras te quitas la ropa. Pero te aseguro que a pesar de estar en los cuarenta no me iba a achantar… aunque me diera una ciática bailando.

    Quien lea tu post y mi comentario pensará:
    Tu dices ¿ dónde vas?
    Y yo te respondo –manzanas traigo
    ¿ a qué precio?,
    “coloraditas”
    Pero tú y yo nos entendemos. Cuídate, un abrazo muy fuerte y disfruta también de esto.
    Ni te imaginas la envidia que me das. ¿Cómo se hace para retroceder en el reloj del tiempo?

    Un fuertísimo abrazo.
    Lo

    ResponderEliminar
  3. Gracias Lo , mil gracias. Quiero esa noche que decribes, de verdad la quiero, nunca había imaginado que alguien me ayudara a peinarme y pintarme, y ahora lo necesito, me gustaría tanto que lo hicieses de verdad... Ahora estoy en un momento clave, de reflexión y crisis, quizá la "peor" crisis por la que he pasado, y lo pongo entre comillas porque en las otras he sufrido más, ha dolido más, pero esta noto que es más trascendental a nivel personal, he entrado en una parte de mí más profunda pero en la que estoy más perdida. Me he dado cuenta de que tenía canal del amor obstruido, no podía amar del todo y mucho menos sentirme querida del todo, porque ese canal es siempre de ida y vuelta. Por eso dejar que alguien, que no sea Él, me peine, me maquille, me cuide... sería toda una revolución en mí, pero ahora es lo que siento, tengo que dejar entrar el amor que los demás tienen para mí y así poder devolverlo. Somos energía que se recarga, si no acepto lo que los demás me dan luego no puedo dar. Buf me he enrollado un montón y me he puesto intensita del todo jajaja.
    Lo, nunca es tarde, a no ser que nosotros decidamos que lo es.
    Me encanta tenerte, me encantan tus comentarios, tienes el don de aparecer en el momento preciso con las palabras adecuadas.
    Aunque cada una llevemos vidas distintas nuestro proceso es el mismo, es un camino de fuera hacia dentro que duele y nos hace pasar por todas las fases que has descrito pero que no podemos dejar de hacer. Nos parecemos muchísimo aún siendo tan distintas.
    Tengo una tristeza suave atrapada en el pecho pero, como dices, empiezo a disfrutar de ella.
    Gracias otra vez, escríbeme al correo o a facebook o donde sea porfi porfi porfi jajaja

    Un super beso y un abrazo (raro porque aún estoy aprendiendo a darlos bien de verdad jajaja)

    ResponderEliminar