Mi madre siempre ha dicho que cuando tenemos sexo con alguien le damos un trocito de nuestro alma. Esta afirmación me ha condicionado toda la vida, ya que creo que es completamente cierta.
Siempre hacía que me sintiese mal por ser muy sexual y más cuando comencé a tener relaciones con chicos, pues sentía que esa afirmación me recordaba lo mal que estaba tener sexo con ellos, que me vaciaba al hacerlo. A mi Amo y a mí siempre nos ha gustado tener relaciones sexuales con otras personas. Ha habido veces en las que me he sentido mal tras tenerlas, creía que iba en contra de mi creencia, que a pesar de saber la verdad la ignoraba en pro de un juego simplemente carnal. Pero tras tenerlas con otras personas me sentía increíblemente bien, y entonces me decía a mí misma que merecía la pena olvidar esa afirmación por un rato. Pero, como siempre me pasa, llega un momento en que descubro que lo que siento en profundidad está completamente ligado a lo que siento de forma carnal. Simplemente no estaba viéndolo desde la perspectiva adecuada o lo veía de manera parcial sin comprenderlo realmente.
Ahora más que nunca siento que cuando tenemos sexo, da igual que haya penetración o no, con alguien dejamos un trocito de nosotros en ellos. Siempre he defendido que el sexo era una manera maravillosa de conectar con alguien, de sentir de otra manera pero no sabía explicar realmente el por qué. Quizá si pensaba en la monogamia sabía explicarlo mejor. Se supone que a una pareja le aportas algo, por ello al hacer el amor le das también un trocito de tu alma, pero en cuanto metía el sexo con otros en escena me perdía. Recuerdo la vez que jugamos con una pareja en un club swinger, acabamos teniendo sexo en la misma cama pero por separado, Él con la chica y yo con el chico. Al hablarlo después coincidimos el sentimiento triste que nos quedó, lo que hizo que la afirmación de la que hablamos volviera a mí como un jarro de agua fría y me dejase ante la sensación de estar equivocándome, que no deberíamos jugar con nadie más. En aquel momento lo atribuimos a que esa pareja no eran Amo y sumisa, que ese fue el fallo, pero no, algo me decía que no podía ser eso, para nosotros el D/s no es sexo, por lo que tener sexo “vainilla” nunca nos ha supuesto un problema, mientras nosotros tengamos claras nuestras posiciones da igual cómo nos relacionemos con los demás, o incluso da igual cómo sea nuestro sexo cotidiano. No es la primera vez que digo que me puedo sentir igual de sometida haciendo el misionero “pelao y mondao” que atada y amordazada. Me puede gustar más o menos pero el sentimiento no cambia por eso. Entonces cuál creo que fue realmente el problema: las personas.
Volviendo al tema que nos ocupa, de repente he entendido que la afirmación “al tener sexo con alguien le damos un trocito de nuestro alma” es una frase que muestra algo maravilloso y muy potente que hay que saber manejar, pues ya no solo está el hecho de que tú das, es que si tú das, también estás recibiendo el trocito de energía de la otra persona. Sé que puede parecer una reflexión tonta y evidente, pero es algo que acabo de entender. El problema no es tener sexo con mil personas en vez de con una sólo, el problema viene en la elección de esas mil personas, pues ya no es solo que te enfrentes a la problemática de dar sino que te enfrentas a que alguien te dé un tipo de energía que no te haga bien. ¿Significa esto que no hagas lo que quieras con quien te dé la gana o que no tengas un rollo de una noche loca? No, probablemente aún me queden muchos despertares siendo consciente de que di energía a quién no la merecía y recibí mierda que no quería, pero al menos ya soy consciente de a lo que me enfrento.
Hoy con esta reflexión me siento como si hubiese descubierto que tengo un superpoder y que tengo que aprender a manejarlo. Si recordáis esta entrada entenderéis mejor de lo que hablo. Es como si supieras que tener sexo con alguien te conecta y eres capaz de llenarlo de algo maravilloso, pero también soy consciente de que ese superpoder lo tienen otros y así, de una manera sexualmente maravillosa, nos vamos llenado de sensaciones y energías únicas. Nos vamos complementando.
A mi Amo lo tengo en un pedestal, y no porque sea mi Amo, sino porque como persona se lo merece. Me hace sentir cosas increíbles siempre pero mucho más cuando me folla. También sé que Él siente que es recíproco. Si yo fuese celosa estaría siendo egoísta y lo estaría privando de dar algo maravilloso y de recibirlo también. Por muy bonita que sea mi energía para Él, es la misma siempre, no puedo privarlo de sentir otras, de nutrirse, de tener trocitos de otras almas como si fuesen pequeñas joyas que complementan un gran tesoro. Es cierto que hasta ahora no era celosa por unos motivos, pero esto que os cuento hoy me hace sentir aún mejor y me hace comprender aún más por qué somos como somos y hacemos lo que hacemos.
Si lo pienso al revés, cuando el Amo decide a quién cederme tiene muy claro a quién sí y a quién no. Yo le preguntaba “¿Por qué a este hombre no me cedería Amo?” y Él me contestaba: “No sé por qué, pero no me gusta su energía, algo me dice que no lo haga” creo firmemente que sabe bien a quién darle una de mis joyitas y a quién no, ya que percibe quién sabrá valorarla y sabe quién me dejará un trocito de carbón.
Se me ha hecho corta
ResponderEliminarEs mi nueva entrada favorita
Genio
Hay mucha gente que debería leer esta entrada. Especialmente algunos que se denominan"Amos".
ResponderEliminarGracias