Al principio, cuando mantenía mi condición en secreto, pensaba en el día en que al fin pudiese decir abiertamente el tipo de relación que llevábamos. Me ponía eso como meta creyendo tontamente que eso sería suficiente. Pensaba que el contarlo acabaría con la sensación de que nadie me aceptaría, que el culmen sería precisamente ese, contarlo y sentirme aceptada. Pero, como en todo, te das cuenta de que eso es solo un paso más y que, cuando lo alcanzas, una nueva meta se te plantea. Yo he sido sincera con mi familia y amigas, es algo que cada vez oculto menos y puedo decir que tengo la gran suerte de que en todos los casos me he sentido aceptada pero… ¿Es eso suficiente? No, una nueva “problemática” ha surgido: no es lo mismo que te acepten a que te comprendan. Debo decir que en mi círculo cercano me han comprendido más que personas que conocían el BDSM. Cuando hablas de BDSM enseguida las prácticas y situaciones que se dan en él aparecen, inevitablemente el sexo es el protagonista. No voy a hablar en otros casos, pero en el mío nunca ha sido una necesidad sexual, siempre ha sido una necesidad de relación. Para mí, mi sumisión, no es una sexualidad, es una forma de entender mi vida en pareja. Es como si alguien dice que es homosexual y nos limitamos a pensar que solo necesita sexo con otra persona de su mismo sexo, obviando que lo que quiere es tener una relación, unos sentimientos, una vida como la de una pareja heterosexual… en mi caso es igual.
El sexo está presente en mi vida como en la de cualquier pareja, cómo sea ese sexo da igual, podríamos tener sexo de besos y carantoñas, podríamos no usar cuerdas, podría no haber pellizcos y lágrimas, podríamos tener el sexo más ñoño del mundo y seguir siendo lo que somos, seguir respetándolo y obedeciendo como lo hago. Independientemente del sexo es mi Amo.
A veces tengo la sensación de que como pareja no se nos da la importancia que tenemos, y eso que nosotros tenemos la suerte de estar casados, cosa que nos da más empaque de cara a la galería, pero no noto que se valore del todo nuestro tipo de relación. Me explico, es como si todos dieran por hecho que puedo elegir, que en cualquier momento puedo plantarme y desobedecer. Claro que puedo hacerlo, pero eso no ocurrirá por una norma que no me guste, o por una orden que me incomode. Tengo la posibilidad de plantarme y negarme, pero eso sólo ocurrirá por un proceso complejo interior, por una serie de sentimientos negativos o de actitudes que no me convenzan o note que me hagan daño. Hasta ahora esa necesidad no ha aparecido ni por asomo. Os pondré ejemplos: si mi Amo me dice que en una fiesta no hable a no ser que se dirijan a mí yo voy a obedecer, me da igual que sea una fiesta, que todo el mundo esté charlando, que lo normal sea relacionarse y hablar… yo voy a obedecer por mucho que cueste, por muy mal que le parezca a los demás, por muy poco sentido que tenga ir a una fiesta a estar callada. Obedeceré porque no hacerlo sería cuestionar Su autoridad, sería enfrentarme a lo que somos. Otro ejemplo que me ocurrió hace poco: mis amigas y yo habíamos quedado, se puso un día horrible y mi Amo consideró peligroso que cogiese el coche, tuve que decirles a mis amigas que no podía salir de casa. Como el plan no salía alguna dijo: “Vamos a hacer un esfuerzo por vernos, venga”. Me planteé que quizá no vieran lo firme que era mi decisión de obedecer, que quizá pensaran que en lo único en que mi matrimonio difiere de otros es que de vez en cuando me da unos azotes con la excusa de que he desobedecido, que quizá la única diferencia es que nuestro sexo es más duro… No estoy diciendo que mis amigas lo vieran así, pero esa posibilidad se me pasó por la cabeza y, las entiendo, es la imagen que se ha dado de este tipo de relaciones. Pero eso no es así, no es que no desobedezca por miedo al castigo, es que si desobedezco por ir a ver a mis amigas cuando me ha dicho que no salga de casa estoy cuestionando nuestra relación, nuestros sentimientos, nuestro acuerdo… yo no puedo llamarme Suya y saltarme Sus órdenes porque, total, “es una tontería”. Mi vida no va de obedecer en general pero si una orden no me apetece la incumplo, luego vuelvo, me da unos azotes por niña mala y todo sigue igual… no, esto va más allá. Me he comprometido, desobedecer deliberadamente en algo así sería decepcionarlo, sería admitir que mis palabras de entrega están vacías.
Entiendo que haya personas que no quieran una relación así, no todas los que deseamos entregarnos queremos hacerlo de la misma manera, pero he visto la necesidad de seguir luchando por intentar hacer que se acepten otro tipo de relaciones, que se consideren opciones válidas, opciones visibles. Sé que soy una soñadora que roza la locura pero, ojalá algún día, igual que una mujer presenta a un hombre como su marido, igual que una mujer presenta a otra como su novia o su mujer, pueda yo presentar a mi pareja como mi Amo y sean capaz de entender que es una relación, que no estoy hablando de mi sexo, no les estoy haciendo una lista de las cosas que hago en la cama. Ojalá al presentarlo como mi Amo entiendan qué significa, entiendan cómo me comportaré, entiendan mi lista de prioridades, entiendan las decisiones que tomaré, den importancia a nuestra relación.
En definitiva, ya sabemos que se puede ser hetero u homosexual, pero hay muchos más tipos de relaciones que esas, cada una con sus características específicas y todas son igual de respetables, todas tienen el mismo derecho a expresarse abiertamente, todas las relaciones son igual de valiosas e importantes para sus componentes.
lunes, 7 de marzo de 2016
Me aceptan pero... ¿Me comprenden?
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Creo que deberías definirte ante el mundo como "esclava".
ResponderEliminarEs cierto que la gente lo interpreta como algo forzado u obligado, pero si vamos al término en concreto vemos que no es así.
También podrías definirte como una "propiedad" de tu Amo. Ya que tú sabes que lo eres.
Sea como fuere, yo te entiendo perfectamente. Muchas mujeres desearían estar en tu lugar pero pocas lo llegarían a reconocer.
Un saludo