jueves, 17 de marzo de 2016

Una adolescente de 16 años

7 years - Lukas Graham


Una adolescente de 16 años va al instituto, se cruza con un grupo de niñas, estas al pasar hacen un sonido como de sorber, no le da importancia. En el recreo se vuelve a cruzar con las mismas chicas y vuelven a hacerlo, algo empieza a mosquearle…


Una adolescente de 16 años está en un descampado con un chico, él es alto, grande y bruto, ella pequeña y cree que es débil. Él le empieza a bajar los pantalones, ella no quiere, no le apetece hacer el amor con él. Él insiste “Así no me puedes dejar, has estado tonteando conmigo, ahora tienes que cumplir” la agarra fuerte, no llega a agredirla o forzarla pero ella no se siente bien. No es por el sexo, ya ha hecho el amor varias veces, es una niña muy sexual y a solas le encanta, siempre tuvo la certeza de que follaría mucho, que haría todo lo que quisiese hacer en la cama, el sexo nunca fue algo desagradable para ella, todo lo contrario, el sexo siempre fue su compañero de juegos y fantasía. Pero ahora está allí sola con ese chico y no quiere hacer nada con él, no quiere sentir su polla de adolescente idiota dentro de ella, él no le gusta. Quizá tonteó, es cierto, pero no firmó un contrato a vida o muerte, había bebido un poco, demasiado para su poca tolerancia al alcohol… sabe que si se resiste saldrá perdiendo, quizá si se levanta el chico la deje ir, pero no es lo que la intuición le dice, no es lo que las señales que él emite le dicen, tiene miedo a que no sea así, que esos brazos la tumben sobre la tierra gris, tiene miedo a sentirse impotente y apretujada bajo aquel tontorrón enorme. Ella siempre fantaseó con ser forzada, con ser sometida incluso a la fuerza, pero una cosa son las fantasías y otra muy distinta la realidad. No quiere que ese idiota la fuerce, no quiere sentirse violada por aquel cabeza hueca que ni siquiera saborearía el placer de su sometimiento, él no la merece, no merece la maravilla de su sometimiento…
Él sigue insistiendo, ante el miedo a que él use la fuerza, ante el miedo a que ocurra algo peor le ofrece un trato, una mamada, algo más externo, algo que no le llegue a las entrañas. Él acepta. Le desabrocha el vaquero anchón, hace lo que puede pero sin ninguna gana. Al día siguiente ella está destrozada, le duele la cabeza y el alma, pero decide olvidarlo. Cuando lo vea en el instituto hará como si nada hubiese pasado…
Una adolescente de 16 años va al instituto, se cruza con un grupo de niñas, estas al pasar hacen un sonido como de chupar. Los chicos cuchichean cuando la ven pasar, hacen comentarios cuando sale a la pizarra a hacer algún ejercicio. Ella no puede hacer más que aceptar que la culpa es suya, que el sexo está mal, que hacerlo sólo trae consecuencias negativas. Se siente mal, humillada y avergonzada. Pero se refugia en escribir, en el teatro, en hacer como si no pasara nada…
Pasan los meses, cumple 17, es casi final de curso, parece que ya no son tan duros con ella, parece que ya no es diana de la maldad de esas personas, pero la fama ya la tiene, la han tildado de puta, de ninfómana… pero ella ha seguido adelante. Hay chicos que le gustan pero la tratan mal, no la valoran, ven el cartel que le han colocado en vez de lo que ella es en realidad, es valiosa pero ellos no quieren verlo. Un día cuando estaba asqueada de todo, cuando estaba harta, cuando había renunciado a tener nada con nadie, cuando simplemente hablar con un amigo le hacía daño decidió dejar de intentar hacerse valer.


Una adolescente de 17 años está sentada ante la pantalla de un ordenador, gira la cabeza y ve esa sonrisa, ve esas paletillas montadas, ve la cara de ese hombre y la vida le habla. Ese chico pertenece a otro mundo, es como un soplo de aire fresco, es como una respuesta a sus angustias, siente que es el hombre de su vida, algo le dice que con él será feliz, ese hombre le hace creer que todo lo malo que ha vivido antes no existió, solo fue un mal sueño. Pasan varias semanas, pasean juntos de la mano, todo va genial, se está tan a gusto a su lado... Un día recibe un mensaje: “Tenemos que hablar” y lo sabe, sabe que la maldad de la gente, la puta ignorancia de la gente ha llegado para estropear algo tan mágico, imagina al idiota contándole su versión de lo que pasó, diciéndole lo que todos dicen de ella, riéndose bobalicón, ignorando que lo que para él es una maliciosa gracia, puede poner en peligro las nuevas y maravillosas sensaciones que ella está descubriendo… Una adolescente de 17 años llora mientras se acerca al banco del parque donde han quedado… no sabe por dónde empezar… hablan, él pregunta, él la escucha, realmente la escucha. Un chico de 20 años le dice a un idiota que no vuelva a mencionar el nombre de su novia si no quiere tener problemas serios. El último curso nadie se mete con ella, o quizá simplemente es que ella ya sólo tiene atención para Él. Se siente segura y protegida, esos niñatos son hormiguitas desde su paraíso. La pesadilla ha terminado ¿La pesadilla ha terminado? Nadie se mete ya con ella pero está marcada, su visión del sexo ha cambiado, es malo desear, es malo hacer, se siente sucia y confundida. Aún pasarán muchos años y muchas angustias hasta conseguir aceptar quién es, lo que es, hasta sentirse limpia.


Yo sé que puedo ser inferior a un hombre, puedo someterme a él, puedo dejar que me use como un simple agujero, que me humille, que me escupa, que me mee encima, que me ceda, que me insulte… sí, puedo someterme a un hombre, pero yo decidí a quién le daba ese poder, yo decidí a quién le contaba que quería ser inferior, yo decidí quién merecía mi sumisión porque la valoraría, porque me valoraría, porque vería lo grande que soy al hacerlo.
El sexo no es malo, algunas personas sí. El sexo es increíble, son sensaciones mágicas, necesarias y nos llenan de felicidad. Las personas son las que lo estropean, siempre son las personas.


Esa adolescente de 16 años tenía unas piernas, ella decidía a quién se las abría. Daba igual si se equivocaba al hacerlo, esa adolescente quería arrepentirse de los errores que solita decidía tener, no de los que le obligaron a cometer.

1 comentario:

  1. me ha gustado leer esta entrada, hablas de adolescente...., la realidad es que no importa la edad, todo sigue pasando, a unos antes que a otros...
    ....

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