miércoles, 4 de marzo de 2015

Mi nueva vida (1ªparte)

En lo que va de año he sentido tanto o más que en estos 6 años a Su lado, no sé explicar bien el proceso que se ha producido en mí, pero probaré. He comprendido muchas cosas y voy a intentar transmitirlas.
Lo primero que he comprendido es que puedes repetir mil veces, incluso hasta creértelo, que eres o comprendes algo y no tener ni puñetera idea. Sí, eso me ha pasado. Yo hablaba y hablaba, transmitía y transmitía sobre dominación y entrega, pero no lo tenía interiorizado, no lo comprendía. Él me miraba silencioso, como un tranquilo mastín mira a un chiguagua ladrar y ladrar intentando compensar su pequeño tamaño. Hasta que un día me calló y directamente me lo dijo. Dijo que no creía que fuese Suya, dijo que no me había entregado, al menos no del todo, que siempre me reservaba una parte de la mente sólo para mí y al Él lo apartaba. Me dolió como no me ha dolido nada, me resistí y finalmente lo admití. Todo esto fue después de mi maravilloso cumpleaños, en el que me sentí en el cielo y me creí feliz, pero claro, cuando no sabes qué aspecto tiene algo es fácil confundirlo. Pues justo un día después de sentirme pletórica a Su lado me encontraba ante una dura encrucijada: separarnos para siempre o seguir con Él, pero con unas nuevas normas mil veces más restrictivas, entregando todo de mí, sufriendo si así lo deseaba, privándome de la poca libertad que aún me quedaba. Si creéis que la decisión fue fácil os equivocáis. Me enfadé con la vida, no podía ponerme la felicidad en los labios y arrebatármela después. Siempre me he considerado una persona débil, admito que mis padres me sobreprotegieron y fueron muy blandos conmigo, no soporto enfrentarme a las consecuencias de mis actos y tengo una tendencia natural a huir. Pero no podía huir, no de esto. Qué iba a hacer, pasarme el resto de la vida llorando y triste, viéndolo cuando viniera a por las niñas, hablando fríamente por teléfono tomando decisiones de padres sin ser pareja, sabiendo que nos queremos como no podremos querer a nadie en esta vida. Me pareció una broma del destino, sentí que la vida me hablaba directamente gritándome que ya era adulta y tenía que comprometerme de verdad, ser consecuente con lo que he pedido: "¿No querías entregarte, no me pedías dominación? Pues ya acabó tu etapa de niña, sí, una niña que se comprometía lo máximo posible y se tomaba lo más en serio que se puede tomar un juego, pero eso, un juego. Eres adulta, es hora de vivir y sentir, no de jugar”. Qué cabrona es la vida cuando te habla.
Y tomé la decisión, cogí aire y fui valiente por primera vez... al fin pude ver la realidad sin filtros. Lo primero que cambió ante mi mirada fue Él, la soberbia me hacía creer que yo le había enseñado este mundo, que Él era como era por mí y que llegaría hasta donde yo quisiera… nada más lejos de la realidad. De repente vi que Él sólo había sacado lo que llevaba dentro, de forma auténtica y natural, sin manuales ni libros, y me estaba esperando a la puerta de un mundo nuevo y distinto, me tendía la mano para que entrase también. Sentí una extraña frialdad, como si una parte de nuestra complicidad se transformara en un respeto que me daba escalofríos… dónde estaba aquel muchacho, dónde aquel novio con el que jugaba, dónde ese sentimiento de que me lo perdonaría todo. En Su mundo las normas serían duras, restrictivas, el obedecer sí o sí sería el lema. Pero decidí vivir, no podía arriesgarme a pasar la vida como si de un juego se tratase, sin profundizar o ahondar en su significado. Soy muy consciente de que quiero envejecer sin arrepentimientos, sin que me queden asuntos pendientes, y no me refiero a viajes, divertimentos… creo que al final, la vida son sentimientos y emociones, quedarnos a medias en ellos es un error que jamás te perdonas.
Así que me he entregado al descubrimiento de mis emociones más profundas, esas que hasta el momento han asomado sólo como la punta de un iceberg. Me he entregado a Él de verdad...



El objetivo de esta entrada era concluir con otro descubrimiento, pero creo que por hoy ya me he extendido bastante, así que habrá que esperar.

3 comentarios:

  1. Profundamente admirable, Pelusilla, por ti y por Él. Es un paso duro darlo todo, porque quedas completamente indefensa y es difícil saber cómo sigues siendo tú, cuál es tu identidad o si tienes que construir una nueva, olvidar todo lo que habías inventado antes de Él. No ha debido ser fácil, pero hay que ser consecuente con lo que uno quiere en la vida... Admiro mucho tu fortaleza y su manera de saber llevarte. Sois absolutamente increíbles, aunque a mí sólo con leerlo me tiembla todo... siempre hay tanto que hacer, tanto que aprender y tanto que olvidar para empezar sobre papel en blanco que da vértigo.

    Adoro leerte, gracias por escribir estas cosas tan intensas de una manera sublime.
    Un beso, bonita, e infinito respeto a tu Amo.

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  2. Me ha encantado el comentario, a veces cuando escribo no sé si sé explicarme bien y ver que lo has entendido me da mucha alegría. Sí es duro, todo en esta vida si se vive de verdad es duro, pero quedarse en la superficie de las cosas es como desperdiciarla. Llorar, desgarrarse y tener miedo son también sentimientos a vivir, igual que la alegría, la ilusión o el amor. Y sí vertigo es la palabra exacta, justo lo que sentí... y siento muchas veces jaja.
    Muchas gracias a todos, pero ya que es tu comentario, te doy las gracias por estar ahí, y por tus palabras que siempre me hacen mucha ilusión.
    Un besazo preciosa, yo también te admiro, por tu seguridad y claridad de ideas. Sabes lo que quieres y eso es el paso más importante para conseguirlo.

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  3. […] ya me pasó a principios de año y que os conté en este post, mi visión del mundo se ha abierto un poquito más y todo gracias a Él, a que no se ha rendido […]

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