Twenty One Pilots - Stressed out
Hay días que estoy agobiada, angustiada, presionada… no emito ruido, no hago gestos pero Él me mira y me pregunta: “¿Qué te pasa?” y es cierto que me pasa algo, y no sé por qué, mi vida me encanta, todo lo que hay en ella me gusta, adoro las nuevas sensaciones de amor y liberación que se han desatado en mí. La perspectiva de lo que es la vida ha cambiado, todo me parece más subjetivo, todo me resulta cuestionable, lo que antes era importante ahora ya no me lo parece, todo aquello que creía necesitar ya no… he roto una barrera importante, he decidido tomarme la vida con calma, respirando y saboreando cada segundo, sin pensar en el futuro y mucho menos en el pasado, gracias a eso empiezo a meterme poco a poco en esa gran sensación que es ser feliz… pero entonces por qué sigo sintiendo una carga sobre mis hombros, por qué hay algo que me pesa y no me deja volar, si yo ya no quiero sentir eso, si yo ya quiero volar, volar alto y vivir… Estoy estresada y no sé por qué, siento que algo me atrapa a un mundo al que ya no quiero pertenecer, que unos condicionamientos que ya no quiero siguen tirando de mí, yo quiero ser libre, libre a mi manera, aunque suene raro viniendo de alguien que pertenece a otra persona. Viajábamos el viernes hacia un fin de semana en familia, los cuatro juntos, un fin de semana que prometía ser divertido, un fin de semana para nosotros… viajábamos en el coche, felices, escuchando buena música, pero mi ceño estaba fruncido. Me daba miedo haberme equivocado en la reserva, buscaba el correo que me había enviado el hotel y no lo encontraba, las dudas, la angustia me invadía… y si no era esta fecha y si, como tuvimos que modificarla, no la apuntaron bien, y si no lo confirmé, llegué a tal momento de angustia mental que incluso tuve que hacer un esfuerzo para recordar la tarde que llamé por teléfono por si quizá ni siquiera existió. Hemos pasado un fin de semana muy divertido y tranquilo, pero reconozco que he estado en continua lucha interna por estar viviéndolo, por olvidar ese estrés, ese mal humor que lleva asociado… pero por qué estoy estresada, si yo ya me sentía libre…
El domingo por la mañana nada más levantarme en una cabañita preciosa de piedra y madera con unas vistas maravillosas, con el olor a naturaleza a mi alrededor, con mi Amo, con mis hijas durmiendo plácidamente, el domingo por la mañana nada más levantarme tenía un mensaje en el móvil, era el mensaje de una amiga que me decía lo triste que estaba porque el día anterior había sido su cumpleaños y yo no la había felicitado. Llevo dándole vueltas a lo que eso me provocó todo el día, y me alegro de que esto haya pasado porque me ha dado la clave de eso que me seguía atando. Son esos pequeños condicionamientos los que aún me afectan, son tan pequeños que no me doy cuenta de que están ahí, en mi cabeza, dando vueltas, es información en mi cerebro, información que me provoca cosas… tendría que haberme sentido mal por no haberla felicitado, me tendría que haber sentido mala amiga, pero no fue así, me puse de mal humor, me excusé pero no me sentí bien haciéndolo porque a mí no me pareció tan grave. No os confundáis, soy una persona tremendamente detallista, muy mala para las fechas también, pero esto me ha hecho plantearme muchas cosas. Tenemos demasiadas costumbres a las que damos demasiada importancia. Me considero una buena amiga a mi manera ¿Por qué a mi manera? Porque no soy de salir de fiesta, no soy de ir a tomar muchos cafés, ni siquiera de interesarme cada dos por tres por cómo te va la vida, soy muy independiente, me gusta que me dejen mi espacio y por eso yo también les dejo el suyo a los demás, si queréis una amiga de estar hablando todos los días por teléfono yo no soy vuestro tipo, pero en los momentos duros, en los momentos angustiosos ahí estoy, empatizando, quebrándome la cabeza por intentar dar el mejor consejo, teniendo detalles para hacer el camino más ameno, no recuerdo tu cumpleaños pero soy incondicional, sé comprender, sé perdonar, sé hacer reír, sé ayudarte a romper barreras, sé ayudar a andar, sé hacer muchas cosas como amiga, pero a mi manera. A cambio sólo pido que me dejen mi espacio, que me intenten comprender y no me exijan, esto es lo más importante, que nunca me exijan. Hace unos años mi padre se olvidó de mi cumpleaños, yo no era como soy ahora pero recuerdo cómo me sentí, a una parte de mí no le importaba, yo sé que mi padre me quiere, pero a otra parte superficial le enfadó, porque lo “lógico” era enfadarse, porque nos han enseñado que el día de tu cumpleaños tienes que soplar una vela, en San Valentín recibir flores y bombones, y pobre de tu pareja como no recuerde el aniversario. Pero a la parte que ganó, esa que ahora reina en mí se pregunta qué importancia tienen esas cosas si nos sentimos queridos el resto del año, si esas personas están ahí siempre… pero aún hay una pequeña parte de mi cerebro que no para de darle vueltas a esas cosas que se supone que debería tener controladas, esas pequeñas cosas del día a día que parecen ser importantes y urgentes: no olvides felicitar a fulanita, no olvides comprar el disfraz de la niña para el cole, no olvides felicitar a tu madre el día de las madres, no olvides preguntar a menganita por su visita al médico, no olvides comprar los materiales para la manualidad del cole de la otra niña, qué nos ponemos para ir a la comunión, contesta “a no sé quién” que te escribió para quedar… y si a eso le sumamos los sentimientos que, no ser capaz de recordar tantas cosas, provoca: soy un despiste, no hago nada bien, soy un desastre, soy mala amiga, soy mala hija, soy mala madre, soy mala ama de casa etc… si juntáis todo eso os dará de resultado a una mujer feliz yendo de viaje tranquilamente hacia un gran fin de semana, estresada, con el ceño fruncido… Odio los condicionamientos, odio que la gente me diga lo que está bien o mal aunque sea en esos detalles. Odio tomar decisiones con esas vocecillas rondando mi cabeza, odio que me exijan, que esperen comportamientos por mi parte…
Vivimos estresados, creí que al quitarme los grandes pesos de mi vida eso desaparecería, pero es un trabajo más fino el que hay que hacer… vivimos estresados por cosas superficiales, por estereotipos, vivimos estresados por millones de tonterías que recaen sobre nuestros hombros… Soy feliz en mi casa, sola por las mañanas, escribiendo, trabajando en mis proyectos, pintando paredes, cambiando muebles, soy feliz cuando recojo a mis hijas, soy feliz cuando Él está en casa, cuando hacemos cosas los cuatro solos… soy feliz en mi mundo, viviendo las situaciones que quiero vivir, cuando las quiero vivir y con quien las quiero vivir… ¿De verdad es tan horrible?¿De verdad tengo que pasar por el aro de los condicionamientos para que me acepten, o para que las personas se sientan queridas por mí?¿No vale todo lo demás?¿No vale mi forma de querer?
Ultimamente empecé a trabajarme el dar abrazos, creeréis que es una tontería, pero no me gusta que invadan mi espacio personal, no me gusta que me toquen, no me gusta que las personas me hablen muy cerca, y los abrazos me cuesta horrores darlos. Evidentemente con mi Amo y mis hijas esto no cuenta. Es cierto que en ocasiones con personas muy concretas sí me apetece pero me cuesta por la costumbre de no darlos. Decidí empezar a trabajarme eso porque en cierta manera siempre me sentí mal por ello, mi madre misma me dijo que quería que le diese más abrazos, y me dio coraje, otra vez el coraje. Y ahora mismo me acabo de plantar en el “proyecto abrazo fuerte” no me gusta dar abrazos siempre que los demás quieran que los dé, no quiero sentir que mi manera de querer no es suficiente por no ser cariñosa, por no tocar, por no abrazar… Ahora mismo hay dos personas dándose por aludidas, dos personas muy especiales para mí, las dos me han abrazado, pero ellas no deben darse por aludidas, ellas me abrazan aceptándome tal y como soy, valorando mi forma de quererlas, mi forma de relacionarme… y por ello yo las quiero, las valoro y acepto que ellas sí abracen, y las abrazo.
Estamos estresados, estoy estresada, he sido consciente de los resquicios que quedan en mí de ese estrés, de esa infelicidad anterior, y voy a erradicarlo, con todas las consecuencias…
Muchísimas gracias Pelusilla!
ResponderEliminarSigo aprendiendo de tí.
Maravillosa ironía de nuestra existencia. No todas las cosas ocurren segun el orden establecido por no se quién. Ni de quién tiene que aprender de quién. Bueno, tu me entiendes.
Un beso