martes, 17 de mayo de 2016

Perder la conciencia

Conciencia: Conocimiento que el ser humano tiene de su propia existencia, de sus estados y de sus actos.


Hoy me veo como una persona que se da un golpe y pierde la conciencia, porque ya no confío en el conocimiento que tuve de mi propia existencia, de mis  estados y mis actos, creí que era una cosa y soy otra, en ocasiones me trataron como a una persona madura y responsable, en ocasiones como una inmadura impulsiva y creí que era eso, y lo soy pero al revés, era madura cuando los demás creían que estaba haciendo las cosas con inmadurez y era inmadura cuando hacía las cosas que los demás esperaban que hiciera. EN mis impulsos he sido más feliz que con cualquier decisión tomada desde la responsabilidad negativa de no querer decepcionar, de querer dar la talla, ese compromiso que creía tener con mis padres, con mi abuelo… Qué se espera de mí me preguntaba constantemente y, lo más peligroso, actuaba en consecuencia. Pero ahora me tatuo, pertenezco a un hombre, tengo sexo con otros hombres y mujeres, me quedé embarazada con 20 años… nada de eso era propio de mí, pero sí, sí era propio de mí porque es lo que me hace feliz, eso es lo único propio del ser humano.


Este viernes hace 8 años que me di un golpe en la cabeza, ese golpe simbólico que fue parir a mi hija, a mi salvadora. Desde el momento en que se engendró empezó a salvarme, desde el momento en que la vi siendo una criatura de 10 centímetros dando saltos en mi útero. Me salvó porque fue mi golpe, ese que me hizo darme cuenta de que necesitaba romper esa conciencia de lo que soy, de lo que creía ser y vivir, vivir por fin. Porque cada uno somos lo que somos y los actos no cambian eso. Quedarme embarazada joven no fue una irresponsabilidad, porque como madre demuestro día a día que lo soy, tatuarme no me hace menos buena porque es solo un dibujo en la piel, acostarme con otras personas no hace que lo ame menos a Él, al revés, nos une de una manera increíble. Que no tenga un trabajo estable en una oficina no me hace menos trabajadora, haber suspendido mil veces filosofía no significa que no me encante, eso son solo circunstancias… Hay capas, siempre hay capas, a nivel superficial esas cosas pueden importar pero en las capas más profundas eso no importa, en las capas más profundas eso importa una auténtica mierda. ¿Acaso vinimos a esta vida a angustiarnos por no sacar un 10 en un exámen? A eso vinimos? Para eso estuve gestando durante 9 meses a mi hija, acaso para eso la naturaleza hace esa magia que es crear una personita perfecta dentro de mi? Para que ahora le diga que un 8 no es suficiente, para que su profesora me diga que un 8 y 9 están bien pero ella puede llegar a un 10, claro que puede, soy su madre, lo sé, pero ese número de diferencia lo significa todo, ese paso del 8, del 9 al 10, lo significa todo. Esa cifra de diferencia a mí me dice que es una niña feliz, que es una niña que tiene tiempo de bailar, de reír, de ver la serie que le gusta, de reírse a carcajadas con su abuela, que tiene un rato para elegir con su padre la música que quiere en su mp3, que juega y hace tonterías con su hermana. Claro que sé que podría esforzarse más en los estudios, soy su madre, si en vez de leerse la lección dos veces se la leyera 5 sacaría un 10, pero no ella por ser mi hija, sino cualquier persona, pero yo no quiero eso para ella. A mí me llena de orgullo esa inteligencia emocional apabullante que tiene, esas conclusiones de vida que saca, esas preguntas sobre el amor que me hace, su ilusión, su inocencia, esa autoestima fuerte que posee: “Mamá, no sé si ser pastelera, bailarina, profesora… es que es un problema tener un don para todo” y no es que tiene un don para todo, es que no tiene límite para nada, ella sabe que puede ser lo que quiera, porque extrapolará su magia a todo lo que haga, igual que podemos hacer todos. Creeréis que estoy loca pero no me gustan los 10, no me gustan ni siquiera los 9, en verdad con un 5 me conformo, lo justo para hacer el paripé en este mundo condicionado, precisamente para que ese mundo no le corte las alas. Pero ella es tan grande que no pueden evaluarlo en el colegio, ella y todos lo somos, y no lo sabemos pero que que nos pongan números en en el colegio nos destroza. La magia no se mide y todos somos magia, lo creáis o no, no hace falta creerlo para serlo.


Quiero romper todas las expectativas que tengo en mis hijas, porque mi hija hace 8 años rompió todos mis esquemas, rompió esas cuerdas que me ataban a lo superficial, se lo debo, ella fue la primera que me hizo darme cuenta de mi necesidad de volar, así que haré todo lo que pueda por dejar libres sus alas para que nadie tenga que venir a desatárselas.


Esta entrada no sé ni lo que significa, quizá no significa nada, ni siquiera está bien escrita, ni corregida, y eso no es propio de mí, por eso quiero que se así, porque cada día tengo menos conciencia de lo que soy, de mis estados, de mis actos… y quiero seguir luchando por esta libertad que asoma.

2 comentarios:

  1. Hola Angela,
    No te sientas sola (porfi), tú sabes que “arrinconadas” y sin hacer mucho ruido para no molestar, te leemos agradecidas por lo que compartes.
    Cuando publicaste esta entrada, me enfrentaste de nuevo con mi terror a la perfección, con mi terror a tener que obtener siempre un 10, me gustó mucho esta entrada y pensé que debía comentarla.
    Ha pasado mucho tiempo, muchas responsabilidades y muchos ”tengo que…” que no me han dejado tiempo ni para escribirte. No puedo culpar a nadie ni a nada, yo soy la única responsable de vivir con tanta sobre responsabilidad.
    Siempre he sido una niña buena de 10 en el cole y muy formal. Me casé y quería además de mantener un trabajo de responsabilidad, cuidar de mi marido como si no tuviera otra cosa que hacer. Menos mal que mi ex¬marido, era y es, un tío genial y me convenció de que no era posible y ni quería que yo le cocinara croquetas, leche frita,….. como había visto hacer a mi madre y a mis hermanas mayores. De no ser así, habría sido una autentica esclava. Aun así, le dejaba un zumo de naranja recién hecho, tapado con papel de aluminio para que la luz no degradara la vitamina C, todas las mañanas antes de irme a trabajar, ya que yo madrugaba más que él.
    Hace años tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de la antropóloga Dolores Juliano. Hablaba del nivel de auto-exigencia de las mujeres, de la esclavitud de la perfección, de cosas que yo pensaba obligadas y que de repente, mientras la escuchaba, pasaron a ser sólo opciones personales. La conferencia de esta mujer me abrió los ojos, según acabó fui donde ella, me presenté, le di la mano y le dije “gracias por sus palabras, a partir de ahora no sé si mi vida va a ser más feliz, pero seguro que va a ser más fácil”. Aquel día entendí que se podía vivir sin ser perfecta, que sólo había una persona en el mundo que esperaba que yo fuera perfecta y esa persona era yo.
    Lo que más me “asusta” del BSDM es la perfección que se espera de l@s sumis@s (supongo que a l@s Am@s también se les pretende esa perfección y debe ser también muy difícil).
    He leído de una sumida de quien aprendo mucho y a quien tengo en mucha consideración: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, he visto sumisas perfectas” o algo parecido. Angela, te leo “lo difícil que es sentarse correctamente o estar un día sin una sola falta”… Leo estas cosas y siento que algo me aprieta en el pecho y tengo que respirar a pocos, para que nadie se dé cuenta de lo torpona que soy.
    Yo sé que no soy perfecta, pero también sé que ya no quiero ser perfecta, hasta aquí lo fácil. Lo difícil es aprender a ser feliz no siendo perfecta, en ello estoy.
    Qué grande que tus niñas tengan una mamá que no les exija un 10, que tengan una mamá que les enseñe lo importante que es reir, el ocio y la despreocupación. Seguro que eso les ayudará a ser más felices.
    Un abrazo muy fuerte.
    Lo.
    P.D. Gracias por todo, mi maquillaje es menos gris.

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  2. Ay, mi Marilo... tus comentarios son siempre mágicos para mí, desde aquel primero en e rincón... que siempre recuerdo y nombro como "culpable" de que haya crecido en este aspecto, el de escribir y transmitir, así que cómo no darte a ti un gracias enorme y sincero... ay que me pongo sentimental jajajaja.
    Lo de la perfección es una auténtica cruz, la vivo a cada momento, pero sinceramente antes gastaba las fuerzas en llegar a esa perfección y ahora las gasto en acptarme imperfecta. Como dices las únicas que la esperamos somos nosotras, y sí, incluso yo teniendo Amo te digo que la única en mi casa que espera que sea perfecta soy yo. No sé cuántas veces Él me ha dicho que no pasa nada por no llegar con el contador de faltas a cero. Gracias a tu observación me has dado una idea para un post, así que todo esto lo intentaré explicar mejor, pero me ha costado mucho asumir que la entrega no es un fin sino un camino, no te entregas menos por fallar, no es por ser perfecta por lo que Él me valora y es lo que intenta enseñarme cada día para que sea un poquito menos dura conmigo misma jajaja.
    Me alegro de que tu maquillaje deje de ser gris y dejes paso a tus colores, esos que seguro tienes bonitos y luminosos.
    Un besazo

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