martes, 14 de abril de 2015

Mi concepto de BDSM o de mi cuento de hadas

Puff... este es un post difícil. Creo que he mostrado abiertamente mi mentalidad, mi forma de vivir el BDSM, pero nunca he dado abiertamente mi concepto de BDSM, no os he definido qué es para mí. Pero me lo han preguntado y creo que ha llegado el momento de mojarme.
Si os soy sincera hasta ahora no me había planteado este tema, lo he ido viviendo sin teoría, sin definirme. Quiero que quede claro antes de empezar que mi mente en este tipo de cosas es muy peculiar, la libertad es mi máxima de vida, lo que significa que si defino un concepto no espero que nadie se ciña a él, simplemente son mis directrices para vivirlo, incluso puedo decir que mis conceptos sólo me son válidos a mí, como los del vecino solo le son válidos a él. Espero que me haya explicado bien pues mi intención no es para nada sentar unas bases o dogmas. Para empezar creo que la comunidad BDSM es un grupo de personas que tienen cosas en común, pero no una religión con biblia y profetas.
Bueno, ha llegado el momento de mostraros lo loca que en realidad estoy…


Para mí el BDSM es algo básico, algo sencillo pero a lo que es muy complejo llegar. Para mí el BDSM es entrega, ya que es fundamental para poder llevar el resto de siglas. Para mí la entrega es al 100%, una forma de vida, lo que conlleva sentirla en todo momento. Sinceramente creo que mi concepto de BDSM es un poco cuento de hadas. El objetivo es encontrar un Amo, un Amo que comparta tu visión. Y hasta no estar 100% segura de que es Él, no entregarte del todo ¿Por qué? Porque para mí el culmen de la entrega es hacerlo para siempre. Puede parecer idealista, lo admito, pero ya os he dicho muchas veces que soy una fantasiosa y adoro soñar. Lo cierto es que no me ha ido nada mal, quizá he utilizado la teoría de proyectar de manera inconsciente y me ha funcionado.                           Yo no concibo mi BDSM con roles. Rol es una palabra que me rechina, me suena a jugar y yo odio jugar a lo que realmente quiero ser. De pequeña me dolía jugar a ser una princesa porque sabía que nunca lo sería. Esto qué quiere decir, que mi entrega es absoluta y en todos los aspectos de mi vida: familia, amigos, salud, trabajo… sin interruptor ¡Qué barbaridad! Bueno, pues aquí llega otra: no concibo la dominación y la entrega sin amor. Yo no podría entregarme tal y como os he explicado a un hombre que no me quiera, no estaría segura de que sus decisiones fuesen a hacerme bien. El amor es lo que nos vuelve un poco menos egoístas, es lo que nos hace querer que la otra persona sea feliz. Sé que mi Amo lo pasa mal cuando no controla mis situaciones en el trabajo, sé que le pone nervioso que vaya de un lado para otro, que esté atareada y estresada a veces… sé que le gusta controlarlo todo. Él me podría decir “Deja de trabajar” y yo lo haría sin chistar. Pero no lo hace porque, aunque tiene ese poder, decide verme feliz en ese aspecto antes que ejercerlo. Supongo que muchos os sorprenderéis cuando digo que lo haría sin chistar y entiendo perfectamente que vosotros no. Hay una cosa que considero que toda persona tendría que hacer: una lista de prioridades. Con algo tan simple se evitarían muchos problemas y confusiones con los demás y con uno mismo. Hay que reflexionar y hacer un ranking de las cosas y sensaciones que nos hacen felices, luego ver en qué puesto de nuestra lista de prioridades está. Mi trabajo me hace feliz, pero la sumisión me hace aún más feliz, por eso está por encima en mi lista de prioridades. Puedo pasar sin trabajo, pero no sin sumisión. Es algo que ya sabía desde pequeña y, en los años en que no la tenía en mi lista de prioridades, todo me pareció tan duro que no volveré a ignorarla. Noto perfectamente que hay sumisas que también quieren amor en el BDSM pero no lo admiten o aceptan que eso no es posible por encontrar a alguien lo más parecido al Amo que habían soñado. Si ellas saben que el amor les hace más felices deberían de luchar por encontrarlo, aunque costase más. Pero si por otro lado tener sensaciones de entrega, aunque sea sin amor, les vale más pues genial. Simplemente hay que ser conscientes de lo que uno quiere y nunca autoengañarse.
Me estoy enrollando un montón y quizá ni siquiera he contestado a la pregunta que me hacían… pero es que acabo de comprender una cosa, odio teorizar, hace que esto pierda la gracia. Y después de todo el rollo que os he contado, en el que puede hasta parecer que he reflexionado de manera seria, os voy a pedir que lo olvidéis todo, ya que os voy a hacer una confesión: no soy nadie para dar mi concepto sobre BDSM porque nunca he buscado pertenecer a ese mundo, he llegado a él por casualidad. No os asustéis que ahora mismo os explico. Nunca supe lo que era el BDSM hasta muchos años después de empezar a sentir todo esto, es decir, nunca lo busqué. Lo que he hecho desde niña es forjar mi vida en torno a un sueño, sí en torno a ese cuento de hadas. De pequeña imaginaba que un hombre me compraba en un lugar dedicado a ello, un hombre que buscaba una sumisa para casarse con ella porque no quería una novia convencional o una simple sirvienta sexual, quería la combinación de las dos. Que me llevaba a su casa, que un principio me resistía y lo odiaba, pero que finalmente me conquistaba y acababa enamorándome de él, y él de mí. Ese cuento lo he ido perfeccionando desde mi niñez, sí me daría para una novela. El caso es que en mi vida he querido que ese cuento se hiciera realidad y aunque, por supuesto, la primera parte no es cierta, lo que estoy viviendo ahora es igual que en mi fantasía, o incluso mejor. Así que mi concepto de BDSM es extraño, es simplemente un sueño que tuve, que se me cumplió y que casualmente encaja dentro de una comunidad. Y he comprendido perfectamente que hay que tener cuidado con lo que se sueña, soñé con cosas que, a la hora de la verdad, no sabía si iba a poder soportar. Pero gracias a Él sí puedo, gracias a Él vivo en mi cuento, en ese cuento en el que yo no tuve elección, en el que Él me eligió a mí, sin que yo tuviera voz ni voto. Y ahora llega alguien y dice que como sumisa sí tengo voz y voto, que yo he elegido todo esto y… ¡Ya lo sé! Pero no me lo recordéis que me cortáis todo el rollo. Con las teorías me siento como si alguien me dijese que los Reyes Magos no existen, todos sabemos cómo funciona el tema, pero por qué matar la ilusión y la fantasía.


Así que vuelvo a mi lucha habitual en contra de las teorías. Mi concepto de BDSM es que son unas siglas que describen una serie de prácticas en las que encajan muchos tipos de personas con muchos tipos de sentimientos, ni más ni menos, no hay que darle tanto bombo.

1 comentario:

  1. Me encanta tu visión del BDSM, todo se basa en el equilibrio de la balanza.

    Un saludo!

    ResponderEliminar