Esta entrada la encontré por casualidad en Borradores. La escribí hace varios años pero no la publiqué. Al leerla de nuevo me gustó y no sé por qué en su día la dejé descartada. Me surgió a raíz de una fiesta en la que no nos sentimos bien, de hecho aquella fiesta marcó un antes y un después en nuestras ganas de sociabilizar en el BDSM. Es cierto que la mayoría de los invitados nos hicieron sentir genial, pero en esta ocasión ganó lo malo. Creo que hay mucha gente que va a las fiestas a pasarlo bien, nosotros vamos para divertirnos, jugar, es como un aporte a nuestra pareja. Sin embargo he observado que otras personas las usan para validarse, para demostrar lo que son, eso no es malo, siempre y cuando en ese empeño no cuestiones al resto. Quién nos conozca sabrá que no nos gustan los alardes, el dominio se ejerce en casa. Mi Amo no usa las fiestas para demostrar lo bien que me domina, eso es cosa nuestra y de nuestra intimidad. Si surge juguetear un poco, azotarme o acualquier cosa es el primero que participa por el gusto de divertirse, no por demostrar nada. Aún estoy enfadada con aquellas circunstancias, con cómo nos hicieron sentir y con la conclusión que se instauró en nosotros: tenemos tres hijas, para ir a un evento tenemos que hacer el pino con las orejas, para ir y tener que cruzarnos con gente irespetuosa, mejor nos vamos los dos solos por ahí. Dicho esto, tras varios años sin ir a nada, el año pasado fuimos a otro encuentro y nada de eso ocurrió, pasamos un buen rato charlando, conociendo gente y eso hizo que ya no estemos cerrados al cien por cien. Así que a todos los que vais a fiestas, seguid haciéndolo pero siempre respetando por favor.
La coge del pelo, ejerce la fuerza justa para hacer que se arrodille, echa su peso sobre ella y sin soltarle la cabellera con una mano, mete la otra en sus pantalones, la saca húmeda y triunfante dice un: “Hay que conseguir que se rindan, esto es lo que les pone”. Yo miro la escena con las manos atadas entre dos columnas, desnuda. Están frente a mí, mi Amo allí mirando la lección que le quieren dar. “La azotas muy duro, antes hay que calentar la zona para que se acostumbren” “ La azotas muy suave se te aburre” qué sabrán ellos de mí. Yo miro la escena, veo como a mi Amo la lección le entra por un oído y le sale por el otro. Miro la escena y pienso que aquello no tiene que ver con nosotros, qué más me da a mí la rendición, qué más me dan a mí una bragas mojadas. Con un suave susurro consigue inundar mi ropa interior, con una caricia por mi espalda me lleva al borde del éxtasis, para qué tirar de azote para provocarme lo que hace con un suspiro, no es ese nuestro modo ni objetivo, yo necesito que el azote me arranque llanto y dolor, que me arranque la mugre de una carga pesada. El azote me enseña, no me excita. La entrega para mí es necesidad no placer.
La entrega se da no se arranca, la entrega se ofrece no se suplica. No vale el placer como moneda de cambio, el placer es recompensa, una recompensa sagrada y natural, el premio de dar sin esperar nada a cambio, el premio de confiar ciegamente en tu Guía. Qué más me da a mí aburrirme o divertirme superficialmente mientras mi espíritu se eleva por encima de los tejados y los árboles, qué más me da a mí aburrirme o divertirme si mi espíritu escarba en lo más profundo de mí para sacar mierdas muy ancladas, qué más da si, al volver del hondo núcleo de mí misma, mis bragas están mojadas o no.
Áteme si así lo desea mi Señor, áteme si así la visión de mi cuerpo temblón le es más grata, con cuerdas o sin ellas me dejaré llevar por paraísos e infiernos, me da igual si todo esto acaba en orgasmo o no, sé que sabe que son mi droga, que el orgasmo es mi manera de conectar con lo que realmente soy, el opio que me eleva, pero por Usted soy capaz de pasar sin ella el tiempo que desee.
La entrega se da, no se arrebata. Nunca fui de excesivos gestos, nunca de aspavientos y mi entrega es igual. Y es una entrega llena de amor y consciencia, si a la orilla del profundo mar mi Amo dice que este es amarillo, miraré las olas romper, mis ojos percibirán los tonos azules, verdosos y grises, ni mi cerebro ni mi vista están atrofiados o acaso pensáis que soy estúpida, acaso pensáis que estoy tan ciega de amor que no percibo el azul marino… Lo veo y con una sonrisa llena de amor incondicional le digo que el agua tiene un precioso tono amarillo hoy. Para qué luchar, para qué enfrentarme y rivalizar por quién de los dos lleva razón, por qué intentar contrariarlo en algo tan simple y evidente como el color del mar. No me asusta llevarle la contraria, es un hombre de razón, no me castigaría por decir lo evidente, pero ¿Acaso no prefiero verle los ojos llenos de orgullo al saber que una mujer inteligente y fuerte lo complace sin enfrentamiento ni lucha? ¿Que una mujer con todas sus capacidades se entrega con suavidad y sin oposición? Le da su amor diciéndole lo amarillo que está hoy el mar.
Nunca fue Amo de excesivos gestos, nunca de aspavientos y así con Su suave dominio fue ganándose mi entrega, fue sacándola poco a poco de lo más profundo de mí. Podría decirse que se quedó quieto mirándome, sin hacer nada más que amarme, solo esperando a que me entregase, aunque no negaré que el amor a veces duele. Si se pide deja de ser entrega, si se exige desaparece.
Mi entrega es amor, es entrega no rendición. No me rendí pues lo nuestro nunca fue una guerra, Él nunca intentó que me rindiese pues nunca me consideró Su enemiga.
Entiendo y me gusta lo que leo, saludos cordiales desde Chiapas, México
ResponderEliminarAngela, que hermoso lo que has escrito. Llevo tantos años irregularmente en esto del BDSM y me parece una eternidad, sobre todo cuando no das con alguien que entienda a ese punto que la Dominación y sumisión no son una lucha, como bien dices....tanta gente entrando en esto con la intención de probar algo, de probar el poder oculto que la sumisa tiene sobre el amo, al está poder "decidir" cuanto puede soportar, y desde ahí forjar una especie de control inverso... Cuando es tan fácil definir las reglas, respetarlas y con esa base clara, simplemente abandonarse al placer, la complacencia y a la contención, cada una cuando corresponda.
ResponderEliminarQue grato encontrarte a través de Twitter....espero leerte regularmente.
Siento la mala experiencia en la fiesta... me alegro que os entrara por un oído y os saliera por el otro, jejee
ResponderEliminarMe ha gustado leerte!
Con tu permiso enlazo tu blog con el mío.
Un saludo!