miércoles, 28 de octubre de 2015

El día que azotar otro culo le gustó más

Siempre digo que no soy celosa, bueno, alto ahí, no voy a ir de doña perfecta, sí lo soy pero no en el sexo.


Ver cómo mi Amo está con otra mujer, aunque sea sumisa, no me pone celosa, entiendo que el sexo no es exclusivo para mí. Pero ¿Y en lo cotidiano?
Tiendo a pensar que ya lo sé todo ¡Vaya engreída! pero simplemente es que cuando resuelvo todos mis conflictos internos y me siento en calma, soy tan tonta que no pienso que lo que he hecho es resolver cuestiones que me han surgido hasta ahora pero, que no vea otras, no significa que no existan. Me creía con la vida resuelta, el Amo perfecto que me quiere con locura, que además es mi marido, con el que vivo, es el padre de mis hijas… todo esto me da una sensación de seguridad impresionante, me siento especial para Él, única. Un día tras azotar otro culo le regunté: ¿Le ha gustado más azotar su culo, Amo? "Sí, tiene un culo mejor que el tuyo para azotar". Esa frase no me dolió, ni me puso celosa, soy consciente de que cada uno tiene unas características y sería como enfadarme porque una chica tiene los ojos azules y yo marrones. Simplemente es que esa frase resuena en tu cabeza y, más tarde, de alguna manera extraña, se relaciona con otra conversación y ya tienes nuevos sentimientos que aceptar.
Por la noche conversábamos, hablábamos de ilusiones comunes, de fantasías que probablemente nunca se cumplan… decíamos cómo sería convivir un tiempo con otra sumisa, hablábamos de lo divertido que sería, de las situaciones comunes, lo mucho que nos querríamos los tres… ese hablar por hablar. Al imaginar esa situación comprendí que a lo que me aferro es a la cotidianidad. Él puede tener sexo con otra, pero el beso al llegar del trabajo es mío. Lo imaginé teniendo esos gestos con otra y aparecieron los celos. Esos celos me llevaron a otro sentimiento: el sentimiento de que puede que lo que siente por mí algún día termine, o que algún día yo deje de ser la especial. Qué duro ¿Verdad? Yo le dije que estaría bien un tiempo, sabiendo que ella después se iría, que tendría que vivir su vida, pero Él dijo la frase que me hizo ampliar un poco más mi visión: “Para mí sería muy duro, es algo así como dejar marchar a un hijo” Esa frase me hizo quererlo un poco más, me corroboró que ve esto con la misma profundidad que yo, que distingue muy bien entre jugar y ser Amo, pero también me imaginé viviendo con otra sumisa. Al principio yo sería la especial, la veterana, pero poco a poco puede que el sentimiento hacía ella aumentara, lógicamente: la convivencia, el roce, el cariño… llegaría un momento que los sentimientos hacia las dos se igualaran, yo ya no tendría ventaja. Puede que los tres juntos fuésemos felices, pero puede que yo echara de menos ser la única, y entonces qué ¿Y si dándole a elegir, el sentimiento por la otra fuese más fuerte? Todo habría acabado para mí. Es fácil decirle, echarle en cara que eso no es lo que acordamos, que la deje porque yo estaba primero, que el pacto fue conmigo… pero los sentimientos no se pactan, no se acuerdan, no se pueden preveer.
Evidentemente todo esto es elucubrar, puede parecer una tortura gratuita, pero no. No me siento mal hacia estas nuevas sensaciones que he tenido, al revés, he comprendido un poco más lo importante que es trabajarse y madurar. No se pueden hacer las cosas a la ligera, no se pueden tomar las decisiones sin meditar, simplemente por “lo divertido que será” tienes que tomar las decisiones siendo muy consciente de las posibles consecuencias, sabiendo que algunas pueden no gustarte o cambiarte la vida para siempre. Eso no quiere decir que no las tomes, es solo que evalúes si estarías preparada para asumirlas, si es así, adelante, disfruta. Si no, espera a estar preparada o no lo hagas, luego no valen las recriminaciones, no vale hacer culpables a los demás de las decisiones que tú tomaste, de cómo se desarrolla la vida.
También me gusta la sensación de "miedo" ante la posibilidad de perderlo. El miedo, bien llevado, no es algo negativo, es una sensación que nos mantiene alerta, que nos prepara para que suframos lo menos posible. No voy a pasarlo mal por pensar que esto puede acabar, pero sí, si algún día ocurre, estaré algo más preparada, o al menos no me pillará por sorpresa. Disfrutaré el momento, sin asustarme por el futuro, pero lo disfrutaré con consciencia y con la mayor madurez posible.


Todo esto son cosas que me planteo yo, en mi relación. Es cierto que soy una esclava y debería acatar lo que mi Amo dijese, y en general lo hago, pero nuestra relación tampoco es la de un Amo y una esclava normal. Es mi marido, convivo con Él, tenemos hijas... así que en este punto los dos tenemos claro que introducir a una tercera persona ha de ser una decisión conjunta, ya que no sólo afectaría a nuestra pareja, afectaría a nuestro mundo.

1 comentario:

  1. Hay un detalle que no has comentado.

    Lo más duro de eso sería que no sólo tendrías que llevarte bien con ella sino ayudarla para ser cada vez mejor sumisa/esclava para tu Amo y esforzarte en ello. Con lo cual nunca deberías verla como una rival, lo cual es lo más complicado, sino todo lo contrario. Sentirte orgullosa de su mejoría en su esclavitud, como quien ayuda a su hermana pequeña.

    Para eso tendrías que encontrar una chica muy especial, alguien que también a tí también te guste y atraiga como mujer (difícil siendo hetero como creo que eres), aunque lo más importante sea que le atraiga a tu Amo.

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