A dream is a wish your heart makes - Lily James
Había una vez una pequeña niña que soñaba con cuentos de hadas, cantaba canciones de Disney en la entrada de su casa, daba vueltas sintiéndose una princesa atrapada en un palacio. Soñaba que su príncipe venía a rescatarla, que bailaban, que la consideraba la cosa más bonita del mundo y la cuidaba para siempre… Pero había una vez la misma niña que soñaba con cuentos oscuros, con cuerdas, azotes y dolor. Soñaba que un hombre la sometía, la castigaba y la humillaba, porque os contaré que esa niña soñaba con ser una puta. Miraba a los hombres desde abajo, se preguntaba cuál de ellos sería el que se la llevaría raptada a la fuerza.
Y así pasaban sus días, deseando al príncipe que la acostara entre algodones, que la besara con extrema ternura y deseando a otro hombre que la pusiera en sus rudas rodillas, que hurgara en sus agujeros, que la torturara sodomizándola. Y esa niña lloraba, lloraba mucho, ni el príncipe ni el ogro de su cuento aparecían nunca, la dejaban sola, se sentía abandonada preguntándose quién prefería que apareciera, el que le consintiera todos sus caprichos, o aquel que la sometiera a los suyos.
Creeréis que es fácil para una niña fantasiosa ser consciente de que los milagros no existen, que es imposible que un hombre abra la puerta mientras te masturbas para abofetearte sin piedad por ser tan puta, que es imposible que un príncipe abra la puerta del dormitorio para abrazarte cuando lloras desesperada.
Y es que a esa niña le mataba la certeza de que sus sueños se realizarían, le mataba esa voz que le decía que siguiera soñando que su cuento tendría final feliz…
Y así pasaron los años para nuestra niña, pasaron preguntándose cada día si se sentía más princesa que puta o más puta que princesa.
[…] Segunda parte de “Mi cuento: princesa o puta” […]
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