Este es un tema que me habéis pedido tratar por varios sitios. Para empezar distinguiré los dos tipos de protocolo que veo: el social y el propio. Lo que yo llamo “Protocolo social” sería el que se usa cuando interactúas con otras personas, en una fiesta por ejemplo. Este protocolo daría para otro post. Por nuestra parte somos respetuosos con ese protocolo, a nuestra manera. Pero bueno, hoy os quiero hablar del “protocolo propio” ese que es tan hermoso, variado y diferente cuando comparas unas relaciones D/s con otras. Nuestro protocolo es bastante sencillo pero efectivo, nos gusta mucho. Llevamos con él muchos años, poco ha variado, por lo que a raíz de la propuesta de este post Él decidió que podía servirnos para introducir normas nuevas.
Os contaré nuestro protocolo, aunque os confieso que me
guardaré alguna norma para mí, y es que creo que el protocolo de cada pareja conforma
su intimidad, más que el sexo o un castigo. Esto no es algo que pensase de
antes, de hecho me he dado cuenta a raíz de preguntar por redes sobre los
vuestros. Cuando leía las normas y protocolos de otras parejas D/S sentía que
estaban compartiendo conmigo algo muy especial, algo muy de ellos. También os
diré que me fascinaba leerlo, siempre lo ha hecho conocer las pequeñas rutinas
de otras personas, esos detalles que nos diferencian, me gusta imaginar sus vidas
y en qué se diferencian de la mía.
Tenemos normas y protocolos de diferentes tipos. En el
ámbito sexual desde hace varios años los jueves toca sexo oral. Esto surgió por
mi angustia a tragarme su semen. Me maravilla leer tuits, relatos… en las que
se habla de lo mucho que se disfruta y se desea tragarlo, también me da
envidia. Yo llevo años acostumbrándome y aún busco la manera de que no me toque
la lengua. También en este ámbito lo limpio tras practicar sexo, no es algo que
se haya dicho explícitamente pero ambos lo hemos dado por hecho. Tampoco puedo
masturbarme sin consultarlo.
En cuanto a la ropa también tengo un protocolo: si voy a
salir sin él ropa interior normal, nunca lencería y siempre pantalón. Si salgo
con Él al revés, siempre lencería (o nada) y falda o vestido. También le
preparaba su ropa para ir a trabajar. Hablo en pasado porque en los últimos
tiempos entre el cáncer y nuestra hija pequeña se ha ido perdiendo esa
costumbre, no me siento nada orgullosa de ello y ahora que estamos en plena “reconstrucción”
quiero esforzarme por recuperarlo.
Otro protocolo que me gusta mucho es el de darle la toalla
cuando termina de ducharse. Nuestra casa tiene varias plantas, suele pasar que
esté en la más lejana y en cuanto me doy cuenta de que probablemente ya haya
terminado de ducharse salgo pitando subiendo las escaleras a toda prisa. Otras
veces no calculo bien, o se me olvida, y al “contador” que va. Para los nuevos,
si no lo saben, el contador, es un contador numérico normal y corriente que una
amiga le regaló para que nunca perdiese la cuenta de los azotes que me tenía
que dar.
Cuando salgo de una habitación en la que está Él tengo que
pedir permiso. Como tenemos hijas el código que usamos es que yo le doy la mano
y Él me la aprieta si me lo concede.
En la forma de dirigirme a Él siempre de “Usted”. “Amo” al
final de las preguntas y las respuestas si estamos solos o con personas del “mundillo”.
La norma o protocolo primordial es el de la sinceridad. De
vez en cuando me pregunta “¿En qué piensas?” y tengo que responder con
sinceridad, no importa lo que sea. Evidentemente este es también el más
exigente a nivel personal, Él nunca se enteraría si le miento, pero yo sí.
También ayuda saber que Él es igual de sincero y que nada de lo que diga lo
usará en mi contra de manera “seria”. No, tampoco si le digo que pienso en
tener sexo con otro hombre, podrá hacer algo con eso, castigarme por “ser tan
zorra”, follarme porque le ponga cachondo lo que le cuento… pero eso lo hace
incluso divertido, nunca me juzga, eso es fundamental.
Luego tenemos otras normas como depilarme cada viernes, llevar
el pelo y las uñas como Él quiera… Y una que aún no lo es, pero que me da que
va a caer pronto es sentarme bien cuando como, tengo la manía de sentarme al
filillo de la silla y lo pone un poco de los nervios.
Escribiendo sobre esto me surge una duda ¿Norma es igual a
protocolo? Ahí la dejo, a ver qué opináis.
De las personas que me habéis contado los vuestros diré algunos
que me han encantado:
-
Revolverle el café al Amo, servirle la bebida y
estar pendiente de que su vaso no se quede vacío
-
Ir a comprar churros los domingos (esta me ha
encantado jajaja)
-
Estar siempre desnuda en casa del Amo
-
Esperarle con el pecho al descubierto
-
Besar la mano del Amo cuando llegaba a casa
-
No estar sentada si el Amo está de pie
-
Conocimos a una pareja D/s que tenían por
protocolo que ella caminase siempre un pasito por detrás, incluso al ir de la
mano. Me encanta.
Y hay dos que nos han inspirado mucho y que Él ha
considerado incorporar ya que nos pueden venir muy bien en este momento:
-
Ponerme el despertador antes que Él y
despertarlo con mimo
-
Cada noche antes de dormir tener un rato de
reflexión de cómo ha ido el día en general o en la relación D/s
Otro asunto muy interesante que me propusieron referente a
esto es cómo afectan esos protocolos a la vida “normal”, porque es cierto que
afectan, pero lo que tampoco se suele entender es que esas “anormalidades” son
lo “normal” para nosotros. Pero bueno este tema lo trataré en otra entrada. Para
poder extenderme más.
Para terminar quiero recalcar que los protocolos sirven para
muchas cosas dentro del BDSM, pero, para mí, si vas desgranando y vas a su finalidad
auténtica es la “diversión”, y lo pongo entre comillas porque aclaro que no me
refiero a tomárselos a chiste, sino que para mí (que soy sumisa) hacen la
rutina más interesante, son como chispillas repartidas en el día a día que me
recuerdan que le pertenezco y, al hacerlo, me recuerdan lo mucho que me gusta
pertenecerle. Son gestos que por sí solos no son nada, pero el significado que
se les da en la D/s hace que me exciten.
Cuando hice la entrevista fue algo que a las personas ajenas
al BDSM les llamó mucho la atención, incluso alguien dijo que mi día a día
sería una tortura con tantas cosas que hacer por obligación… Me di cuenta de
que no se entendía que nadie me obliga a nada, al menos no en el sentido que se
suele entender, para mí la tortura era cuando en mis días no tenía esas “obligaciones”
porque me gusta, me hacen disfrutar, porque (en definitiva) me va la marcha… Otra
reflexión que me suele nacer, más al comprobar que los protocolos de otras
parejas van muy por ahí, es que muchos de esos rituales se basan en cuidar al
otro, tener ciertos gestos con la otra parte. Da que pensar que se vean como
algo “negativo” o que te “obligan” a hacer. Ahí lo dejo, no entraré en ese
jardín, no mucho al menos jaja
Si queréis hablar de esto, meternos en jardines juntos o lo
que os apetezca os espero esta tarde a las 17:30 en mi canal de Twitch “angelaycafe”.
¡Nos vemos!
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