Propaganda - Muse
Cuanto tiempo llevaba deseando verte en un lugar así, te haces pequeña, vulnerable, las paredes parecen abrumarte, te miro y eres la misma pero de repente me parece que pierdes algo de humana para convertirte en un animalillo a mi merced, yo parezco perder algo de humano para convertirme en depredador deseando verte atrapada, gimiendo, lloriqueando, suplicando…
Me miras asustada, sin saber qué esperar ¿Miedo? ¿Vergüenza?
¿Deseo? De todo un poco. Cojo las muñequeras me encanta el tintineo que hacen mientras
rodean tus finas muñecas. Te agarro de la nuca y te doy un beso apretado, intenso,
te muerdo el labio para un segundo después darte la vuelta y ponerte de cara a
esa cruz, te aprieto contra ella con mi cuerpo, notas el frio cuero y gimes… te
ato a ella, te agarro fuerte del pelo para tirar y dejar tu cuello expuesto a
mis bocados. Poco a poco subo a lamerte la oreja, sé que es más fácil hacerte
llorar haciéndote cosquillas que azotándote, sé que la desesperación recorre tu
cuerpo, que la rendición asoma en tus ojos solo con ese gesto. Estás desnuda y
recorro tu espalda con mi mano, la paso hacia tu vientre y lo atraigo hacia mí,
quiero verte con las manos en alto y tu culo un poco salido para recibir todos
los golpes que tengo para ti. Me dirijo hacia la pared de las fustas y las
correas, le he echado el ojo a una pala gruesa de madera desde que hemos
llegado, estoy deseando probarla en tu piel, escuchar cómo suena en tu nalga y qué
quejido provoca en tu boca. La cojo, la restriego en tu culo, noto la mirada de
los allí presentes ¿Crees que tendrán más ganas que yo de ver cómo te
retuerces? Lo dudo. Me recreo, no quiero que sepas cuándo caerá el primer golpe…
cuando no puedo resistirlo más suelto uno rápido dejando la pala pegada a tu
piel unos segundos antes de retirarla para asestar el segundo. Qué adorables
son tus gemidos, aprendiste bien a quejarte, sabes cómo transformar un grito en
un lamento excitante, sabes lo cachondo que me pone y no dudas en hacerlo. Sigo
azotándote, levantas un poco la pierna como si eso aliviase algo el dolor, que
tonta eres, no tienes opción ni escapatoria, voy a hacer lo que desee contigo
delante de todas estas personas… “Dame las gracias cada vez que te azote” “Gracias
Amo” te azoto, “Más fuerte perra, que te oigan bien todos” sé la vergüenza que
te da, sé lo humillada que te sientes al tener que mostrar tu voz quebrada a
todos, te conozco y sé que la desnudez no te supone esfuerzo pero que te
escuchen te pone de los nervios, si te diese un minuto de libertad te revolverías
hacia mí, lo sé y eso me hace sentir poderoso, te enfado y me encanta. Te
agarro la cara, te la aprieto “¿Te enfado perra? ¿Te gustaría atacarme por
ponerte en esta situación, por dejar que todos escuchen cómo agradeces que te
haga daño?” No contestas pero tu mirada está encendida de ira. “Vaya, parece
que tenemos aquí a un animalillo salvaje que domesticar” te digo mientras te
doy azotes seguidos sin dejar de mirarte a los ojos, sin soltarte la cara con
la otra mano, qué bonito ver como tu gesto torna al sufrimiento, estás en mis
manos y todos lo saben. Me alejo para coger una fusta y al volverme lo percibo,
en el suelo empiezan a caer unas gotitas blanquecinas, tus tetas están chorreando
leche “Qué puta eres, sabes que no puedo resistirme a eso, parece que lo has
hecho a propósito para que tenga que dejar de azotarte y te folle”. Tiro la
fusta al suelo, me acerco a ti, te suelto las muñecas para volver a atarte pero
esta vez de cara a mí. Me desabrocho el pantalón, te agarro del culo, lo tienes
ardiendo, tú me abrazas la cintura con tus piernas y te meto a polla hasta el
fondo delante de todo el mundo, aunque para mí ya solo existen tus brazos
extendidos y tus tetas segregando leche, chorreando por tu barriga hasta
perderse por tu vientre. Solo existen tus pezones, solo puedo centrarme en ver
cómo sale con más fuerza al embestirte.
Qué espectáculo estaremos dando, somos
una imagen hermosamente grotesca, quizá no volvamos a pisar este lugar así que
mancillémoslo con nuestro sexo que mezcla dolor, placer y tetas lactant… “Amo,
tenemos que irnos” tu voz me saca de mis pensamientos, esos que me atraparon
frente a aquella pala de madera, quizá hoy no sea el día, hoy tenemos que irnos
pronto, pero no me gusta quedarme con los deseos dentro, algún día volveremos y
usaré esa cruz, usaré esa pala, te usaré a ti frente a todo el que esté allí presente,
te lo prometo mi vida, te haré llorar delante de todos.
Ufff, hasta me da pena que haya terminado de golpe, me sentí una espectadora más, qué maravilla de relato, exquisito Ángela.
ResponderEliminarNos quedaremos con ganas de un gran final
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