Esta entrada seguramente tenga erratas, he comenzado a escribirla con ganas de terminarla, como alguien que hace algo que no debe pero tiene que hacer. Y es que puse muy seria conmigo misma, decidí que era el momento de descubrir cuál es mi propósito en la vida, eso a lo que me tengo que dedicar... para ello el primer, y más importante, paso es apagar mi mente y confíar en la vida, en mi Ser interior, dejarlo salir y hablarme. Para ello dejé de hacer cualquier cosa que pudiese estar haciendo en cualquier dirección, la más significativa: escribir. No es que no sea esa la respuesta, es solo que necesito fluir y escuchar lo que la vida tiene que decirme. Pero claro, una hace planes y las circunstancias también. Hoy es Su cumpleaños y necesitaba dedicarle unas palabras:
Es mejor caminar - Revólver
Esta entrada es una máquina del tiempo que he creado solo para nosotros, un viaje a otro tiempo, a esos momentos que forman parte de nuestra historia, esos primeros momentos en los que sí éramos los que somos ahora, no esos enturbiados que vinieron después.
Recuerdo el primer viernes que su padre le dejó el coche, solo había un casete, lo puso y Revolver sonó de camino a Cumbres Verdes. ¿Cuántas veces hicimos el amor en esos asientos traseros? El viernes era sin duda mi día favorito de la semana. Verlo jugar al fútbol me encanta… recuerdo observarlo fijamente, recuerdo la primera vez que sentí esa admiración por verlo hacer algo que yo no sé hacer, por ver en aquel muchacho a un niño de tardes de placeta y pelota que yo no conocí. He de confesarle que Revolver no me gustaba mucho y Depeche Mode tampoco, pero cómo no adorarlos si ellos fueron la banda sonora de aquellas noches. No sé qué día fue, pero recuerdo como si fuese ayer estar sentada, aún delante, contemplando el cielo lleno de estrellas y las luces pequeñitas de la ciudad debajo. Miré ese cielo y me sentí terriblemente afortunada, y digo terriblemente porque por primera vez sentí lo doloroso que podría llegar a ser amar tanto a alguien, por primera vez sentí el miedo a no volver a estar en esos instantes antes de que me besase, de no volver a sentir el calor de su piel, el miedo a no volver a estar a horcajadas sobre usted. Pero ese miedo fue fugaz, acabó cuando su mano agarró tiernamente mi nuca para acercarse y besarme con amor y deseo.
Por aquel entonces no se lo dije, aunque creo que ya lo sabe, pero aquellas noches fueron mucho más para mí que las primeras veces de una relación, esas noches, su manera de follarme, rompían mil prejuicios, mil creencias que había adquirido sobre tener sexo con un hombre. Usted limpió mi cuerpo, mi mente y mi alma de las manos sucias, del sexo sucio que me habían manchado. A Su lado empecé a disfrutar, empecer a comprender que una pareja era unión.
Y es que puedo volar con mi mente a esos momentos, a Revolver sonando y a Sus labios en mis pezones, a la primera vez que sentí lo mucho que me excita que me los toquen, puedo recordar la primera vez que me fijé en que se muerde fuerte el labio de abajo cuando está muy excitado, la primera vez que percibí que Sus ojos se vuelven más oscuros aún mientras me folla. Ahora me dice que cabalgo mejor que nadie y no sabe que fue usted el que me enseñó en aquel coche, el que me descubrió y liberó, el que hizo que empezara a permitirme sacar ese animalillo salvaje que era, que soy. Esas noches empezamos a descubrir que éramos igual de pervertidos y sexuales…
Siempre decimos que estamos hechos el uno para el otro, que nos hicieron a molde, que mi hombro encaja bajo Su axila, que mi nariz encaja en el hueco de Su clavícula, que usted sabe por instinto que me vuelve loca, y yo sé por instinto qué lugares tocarle. ¿Recuerda el día que me retó a que encontrara algún lugar en el que tuviese cosquillas? Se creía invencible, ni siquiera usted lo sabía… y yo fui a darle bocaitos chiquititos en el hueso de la cadera haciendo que comenzara a reírse inevitablemente. Me pide que esté con usted siempre, que no lo deje, pero no lo exige, lo dice como no queriendo decirle, para darle salida a un miedo, asustado de que ese pajarillo libre que sabe que soy un día no regrese… ¿Cómo voy a irme? Esta vida es nuestra, esta vida es para saborearnos como no pudimos en otras… a usted le asusta que no esté a Su lado en esta, y a mí me asusta cuántas pasarán hasta volver a vernos.
¿Sabe? Desde el primer momento en que lo vi, ese en el que supe que era el hombre de mi vida, me empezó a ayudar a crecer. Esas semanas que pasaron antes de saber que iba a volver a verlo siquiera, esas en las que, como si fuese tonta, decía que usted era mi novio solo por haber bailado una vez juntos… esas semanas también estuve cerrando círculos, empecé a limpiarme, a intentar cambiar esas cosas que no me gustaban de mí… y es que desde que lo vi por primera vez, en cuanto vi Su sonrisa limpia y sincera supe que teníamos que estar juntos pero que me tocaría luchar mucho, crecer mucho, para ser merecedora del privilegio de estar a Su lado.
¿Se puede ser más feliz? Hace unos años hubiese sentenciado con un no, pero hoy puedo asegurar que sí, pues cada día aprendo nuevas sensaciones, nuevas emociones, descubro un nuevo matiz en nuestro amor, cada noche Sus brazos me parecen aún más confortables que la noche anterior.
Los mejores recuerdos que tengo de nuestra relación sucedieron en lugares sencillos, haciendo cosas sencillas. En la playa, en mi toalla de foca en una noche de Luna llena, en el banco de un parque, en el asiento trasero de un Citroën, en una manta en mitad del campo ¿Recuerda cuando tenía tantas ganas de usted que me daba igual estar desnuda en mitad del campo, incluso cuando pasaban ciclistas?, en nuestro dormitorio, en una habitación cutre de un motel de Madrid, en un concierto clavándome la barra de metal en la barriga por tenerlo a usted detrás abrazándome y cantando, en una casita rural en Asturias escanciando sidra en la bañera… Ay, me estoy poniendo tonta, ya sabe, somos unos “sentíos”. Han sido tantos los momentos a Su lado, son tantos, serán tantos…
¿Recuerda el primer regalo de cumpleaños que le hice? Yo recuerdo que vino esa mañana a mi casa y se lo di en la cocina, el papel de regalo quedó sobre la mecedora. Recuerdo Su cara, esa de no esperárselo para nada, cara que me prometí volverle a sacar todos los cumpleaños que pudiera. Casi siempre lo he conseguido (sin duda la del regalo de su segundo cumpleaños a mi lado se lleva el premio, usted ya sabe ;) jaja) y seguiré intentándolo cada año. El primer regalo que le hice fue un mp3, usted amaba la música, amor que también me enseñó, no fue fácil para mí comprarlo, ahora tener un mp3 o similar es muy habitual, pero en aquella época era algo especial. Cuidó y usó ese mp3 tanto… aún está por casa rondando, soy incapaz de tirarlo. Lo llenó de canciones que hoy en día son la banda sonora de nuestra vida: Depeche Mode, Oasis, Revolver…
Y bueno, no me enrollo más, mi intención con esta entrada era sacarle una sonrisa en Su día especial y decirle que cuando vuelva a casa mire en Su lado de la cama, habrá algo que espera sacarle aquella cara del primer cumpleaños.
Feliz cumpleaños, Amo. Prometo no faltar a ninguno de los muchos que le quedan por vivir.
Ángela, hace días te mandé un mail, si pudieras echarle un vistazo te l0 agradecería!
ResponderEliminarPD: un texto increiblemente conmovedor!
Algo Increíble, esto se parece demasiado a mi historia de amor, me pareció tan autentico pero sobre todo tan vívido, tan real como se que lo es, revivir muchas cosas y sentir que puedo vivir muchas mas, tu vida con él me ha inspirado, pero sobre todo me a ayudado a RECORDAR y eso tengo que agradecerte lo, además que cosa tan curiosa esta apunto de ser cumpleaños de mi AMO jeje esto se pone mas interesante, creo que pronto me pondré en contacto contigo, mucho gusto Ángela, y feliz vida para ti y tu familia, bendiciones.
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