martes, 21 de marzo de 2017

La leyenda del lago

Había una pequeña cabaña de madera cerca de un lago, había un pequeño sueño cerca de un lago.


Te dije que estaría a tu lado para siempre, que pasase lo que pasase estaría aquí.


Había una pequeña cabaña de madera cerca de un lago, de su chimenea salía humo, había un perro Labrador en la puerta, al sol, era color canela y movía el rabo cada vez que nos veía llegar.


Te dije que de la adversidad sacaríamos los mejores recuerdos, que nuestra vida sería preciosa por muchas batallas que tuviésemos que batir.


Había una pequeña cabaña de madera cerca de un lago, al entrar notabas el olor a leña, el olor a hogar. Cerca de la lumbre había un cesto con mantas, esas de cuadros rojos de toda la vida, esas mantas que nos echábamos para tapar nuestros cuerpos desnudos, esas que nos cubrían cuando nos quedábamos embobados mirando el fuego tras hacer el amor.


Te dije que mi mano no soltaría la tuya jamás, te prometí que llenaría tu cuerpo de besos cuando te doliese la carne, te juré que besaría tus labios incluso cuando no fueses capaz de valorar el sabor de mis besos. Te dije que te amaría eternamente. Te dije que cada día encontraría un motivo por el que sonreír.


Había una pequeña cabaña de madera cerca de un lago, en ella había una gran cama con las sábanas revueltas, con la almohada empapada en sudor, con el colchón acumulando crujidos y gemidos. Había una cama en la que te amaba día y noche, en la que me conectaba al calor de tus entrañas, a la luz de tu alma, un colchón en el que te tocaba el alma tan fácilmente que asustaba. Había una cama en la te miraba a los ojos, en la que tú me devolvías la mirada mientras me derramaba dentro de ti, mientras te fecundaba el vientre.


Te dije que jamás dejaría de pelear por nuestro sueño, te dije que mantenerte viva era parte imprescindible de él, que lo conseguiría, te dije…


Había una cabaña de madera cerca de un lago, las montañas se reflejaban en el agua, los niños correteaban en la orilla con el perro ladrando a su alrededor, había pies descalzos y sonrisas grandes y brillantes, había mellas, biberones y teta, había juegos y carcajadas. Había una cabaña ajena al mundo, escondida en una montaña, una cabaña autosuficiente, que no necesitaba nada más que amor para existir. Ay, había una cabaña tan hermosa cerca de un lago…


Te dije que lloraría a tu lado, que limpiaría tu cuerpo cada vez que lo necesitases, te dije que velaría tu sueño para ahuyentar pesadillas, te dije que te amaría, joder, que te amaría tanto que podría salvarte. Te juré que no renunciaría jamás a tu vida…


Recuerdo el día, el momento y el segundo en el que me miraste y me hablaste: “No hay cabaña de madera cerca de un lago, no hay perro, no hay niños, ni hay leña ardiendo en el hogar. No hay sexo en esa cama de sábanas blancas, esas mantas rojas no existen… pero sé que hay amor, eso siempre lo ha habido, lo sé cariño, pero por eso debes dejarme ir. Quiéreme tanto como para renunciar a tus promesas, ámame tanto como para renunciar a nuestro sueño y déjame morir”.


Hay una cabaña de madera cerca de un lago, en la puerta hay una hermosa perra Labrador color canela, de la chimenea sale humo. Hay una pequeña cabaña de madera cerca de un lago habitada por un anciano fuerte y robusto, con una mirada llena de paz, de amor. Una cabaña con una barquita en la orilla, barca con la que este viejo que aún te ama navega cada día por ese lago que es tu tumba, en el que tú habitas desde que tus cenizas se hundieron en él. Porque perdóname, mi amor era tan fuerte como para dejarte, pero lo suficientemente débil como para no renunciar a nuestro sueño. Perdóname mi vida, pero aún mantengo algunas de las promesas que te hice, navego como si agarrase tu mano, cada día busco un motivo para sonreír, aunque muchas veces sea que se acerca el día en que volver a encontrarnos.


Hay una pequeña cabaña cerca de un lago, cuentan las leyendas que está encantada, que las noches de Luna llena de la chimenea sale humo, se escuchan ladridos, risas alegres de niños y la bruja del lago se aparece cuando la sombra de un viejo se acerca a la orilla…


Hay una pequeña cabaña de madera cerca de un lago, hay un pequeño sueño cerca de un lago.

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