lunes, 25 de julio de 2016

Marcas

Miro su culo mientras lo azota, el rojo resalta sobre el blanco de su piel, rojo que mañana será un morado intenso, rojo que mañana será un bonito dibujo de líneas paralelas. Nos azotó por turnos, algunos de lo elementos que a mí me tocaron fueron de los más duros, y en mayor número… miro mis nalgas, mi culo presenta un leve rubor que mañana no será nada, que mañana se habrá desvanecido para siempre, como si no hubiese pasado, sólo mi gesto dolorido al sentarme nos recordará que yo también fui azotada.


Nunca me quedan marcas, en todos estos años creo que sólo en tres ocasiones las he tenido y han sido pequeños morados y tras varios días seguidos de azotes… es algo que me atormentaba, miles de preguntas se me pasaban por la cabeza: ¿Quizá me azota demasiado suave?¿Me duele horrores porque soy muy débil pero sus azotes son caricias?¿Creerá que miento cuando lloro de dolor?... y muchas cuestiones estúpidas más. El sentirme débil ha sido una tortura, veía las marcas que mostraban otras y no me lo podía creer… si yo casi me moría de dolor la noche anterior, hasta qué nivel hay que llegar para que queden esas marcas. Otro ejemplo de que las comparaciones son odiosas, que hacen daño, que te desvían de ti mismo y tus propios límites y sensaciones.


Llevo años dándole vueltas al porqué no me quedan marcas. Muchas de las preguntas se apagaron al ir a fiestas y ver azotar a otras, e incluso al ver lo que opinaban otras personas de cómo me azotaba Él al hacerlo en esas fiestas. La más significativa fue una en la que le dejaron usar un flogger para probarlo conmigo, al hacerlo a Su manera le criticaron que había empezado excesivamente fuerte. Yo no dije nada pero por dentro aluciné, a mí no me había hecho ni cosquillas. Siempre he tenido la sospecha de que Él es duro, y lo es porque el 80% de los azotes que recibo son castigos, porque el juego está bien pero mi entrega tiene un objetivo claro y único: crecer.


Todas estas cosas y más me daban vueltas y vueltas en la cabeza, sin conectar entre sí, aún había alguna pieza que no había descubierto que lo uniría todo en mi cabeza. Los que me conocen saben que no puedo vivir sin entender, sin crear una especie de teoría que quizá sólo me sirva a mí pero que me aclare el porqué me pasan las cosas que me pasan, el porqué siento lo que siento. Es por ello que los: “disfruta y vive sin más” no me sirven. Puedo estar años buscando la solución a alguno de mis dilemas hasta encontrar la paz con el tema que sea. Los que me leéis creo que ya os habréis dado cuenta, uno de esos dilemas que me habréis visto de manera más evidente era mi conflicto con el dolor, el porqué lo necesito si no me da ningún tipo de placer. Este es ya un asunto resuelto y el de las marcas va por el mismo camino.


Hace unas semanas pude ver cómo otro culo se marcaba al recibir los mismos azotes que yo, de una manera muy evidente y duradera. Mi culo estaba intacto, yo estaba angustiada por el tema, necesitaba encontrar la solución de una vez. Entonces decidí abrir un poco más mi campo de visión, estaba quedándome demasiado en la superficie. Decidí observarme, ver qué quería enseñarme la vida, o qué aspecto negativo de mí dejaba de potenciarme al no tener marcas, y entonces la evidencia apareció ante mis ojos.


Siempre he dicho que he tenido dentro dos Ángelas muy diferenciadas, cada una con unas cosas buenas y malas que se oponían de manera muy clara. En este caso me centraré en mi lucha entre mi Yo profundo y mi Yo superficial. Siempre me ha torturado considerarme una persona profunda, que busca espiritualidad y trascendencia más allá del cuerpo pero a la vez ser tremendamente superficial, demasiado preocupada por el cuerpo, el físico y las pertenencias materiales. Ahora esa lucha no es tan marcada, mi Yo superficial se ha equilibrado mucho y menos mal. Pues bien creo que el hecho de no tener marcas tiene mucho que ver con esto. Él siempre me ha querido hacer crecer, es duro porque es la manera que tengo de hacerlo, es lo que le pedí, ese era el objetivo principal de mi entrega. Por ello me duelen los azotes horrores pero necesito el castigo, y precisamente por eso no me quedan marcas después, porque eso hubiese sido un peso para crecer, verme las marcas al día siguiente, poder presumir de lo mucho que me han azotado y que yo he aguantado, poder presumir de buena sumisa es superficial, lo hubiese utilizado para desviarme del objetivo, me hubiese hecho distraerme y no reflexionar del porqué de esos azotes, del porqué hago lo que hago, y Él hace lo que hace. Hace un tiempo mi amiga me golpeó con una de sus frases, de esas que se te quedan en la mente porque sabes que no has terminado de entender y notas que debes aplicártela: “Las marcas son ego, punto”. En ese momento lo medio entendí, además se lo apliqué a los dominantes exclusivamente, algo de mí no quería escuchar que sólo quería tener marcas para presumir, para reconfortar a mi parte superficial, que quería marcas para, como siempre, buscar que cosas externas me digan las cosas que debería decirme yo misma, para darme la seguridad que debería nacer de mí misma. Quería unas marcas que me confirmaran que soy fuerte, que me esfuerzo, que me entrego… en vez de confiar en ello desde mí misma. Necesitaba esas marcas al igual que siempre he necesitado que me digan “Eres guapa” para creer que lo soy en vez de confiar en lo que veo en el espejo, en cómo me siento yo.


¿Estoy diciendo que creo que mi cuerpo nació con esa característica tan concreta con un fin ya establecido? Sí. Llevo unos meses en que no paro de tener evidencias de que venimos a cada vida con un fin y nacemos con las herramientas necesarias para conseguirlo. Entiendo que sea difícil de comprender, que lo sencillo sea creer que es una casualidad, que nací con una circulación sanguínea portentosa y que no tiene nada que ver con nada más. Lo entiendo, y no busco que me deis la razón, yo sólo sé que mi explicación me ha dejado en paz, en mi cabeza encaja perfectamente, que en mi forma de entender la vida encaja perfectamente… Y estoy contenta, hace unos meses no habría escrito esta entrada, por miedo al "qué pensarán", pero esto me demuestra que cada vez necesito menos que me confirmen las cosas desde fuera para confiar en lo que siento, cada vez necesito menos que me digan “Eres guapa” para sentirme realmente así.

6 comentarios:

  1. Solo queria decirte lo mucho que me alegra y anima leer tus entradas y que tienes tanta razon al decir lo importante que es valorarse, quererse y comprenderse a uno mismo/a, que lo
    que piensan los demas esta de mas.
    Gracias por compartir tus historias.
    Gracias por ser asi

    ResponderEliminar
  2. Es genial tu forma de escribir y de sentir.

    ResponderEliminar
  3. Gracias a ti por estar aquí

    ResponderEliminar
  4. Cuánto más te leo más me identifico contigo, me hace mucho bien leerte. Cada vez confío más en mí y me acepto como soy, aunque las dudas asaltan de vez en cuando y me refuerza leer que no soy la única. Muchas gracias y ¡ a seguir creciendo! Que para eso estamos en este mundo. Saludos

    ResponderEliminar
  5. Cuánto me alegro de leer eso. Yo también me siento acompañada cuando leo cosas así. Gracias
    Un abrazo

    ResponderEliminar