viernes, 1 de mayo de 2015

Relato de amor y sexo

¡Hola! Hoy os traigo una canción que ultimamente me tiene loquita. Los azotes con ella de fondo duelen un poco menos, y cuando lo veo cantándola en el coche me estremezco...


Undisclosed desires - Muse


Quiero besarla, amarla entre el sonar de la correa, quiero tenerla en mi cama, venerar su cuerpo de diosa, morder su carne tibia, apretar sus diminutos pezones entre mis dientes afilados. Quiero que se sienta sucia y pura.
Sabe que la quiero, no he parado de acompañarla en el camino, pero eso tiene un precio. Sabe que me tendrá siempre, pero habrá dolores que tendrá que soportar, perversiones que conceder. Sé que los sufrirá y los disfrutará a la par. Sé que quiere ser mía, sé que no hay otra cosa que desee más, y yo... yo no quiero una vida sin ella.
Miro su cuerpo retorcerse a cada azote, no le veo la cara, pero sé que la aprieta para no soltar ni un solo quejido. Cómo no quererla, cómo no amar a una mujer que se ha entregado, que depende de mis manos, que las besa tras azotarla, que relaja su garganta para que mi polla entre más fuerte.
No llores tesoro, solo usaré la correa una vez, solo lo necesito una vez más. Después te haré el amor al ritmo de esta canción, haré bailar tu cuerpo al ritmo del deseo y el placer. Primero te penetraré a cuatro patas, deseo follarte viendo el color de tus nalgas. No quiero ver tus ojos aún llorosos, me recordarán que te dolió, me recordarán lo duro que me puse al ver que te dolía. Pero te amo, eres el deseo hecho mujer, eres el sueño hecho carne, eres un ángel atado a la tierra, atado por mis cuerdas, atado a mí.
Luego me tumbaré en la cama, te acurrucarás bajo mi brazo como un animalillo buscando cobijo, agarraré tu barbilla para que me mires, quiero ver la profundidad de tus ojos castaños, quiero ver esa boquita entreabierta. Te sonreiré suave y me devolverás la sonrisa. Sabes lo que hacer, sabes que deseo que te subas encima de mí, estás deseando complacerme. Esa cara de pena se va transformando, se transforma en una cara llena de lujuria y presente, qué más da que sea lunes, martes o el maldito día que sea, hoy queremos follar hasta que nos dé el alba, hasta caer agotados de sexo y amor.
Te miro sobre mí, contorneándote como un auténtico demonio, buscando verme estremecer, estás incorporada, veo tu cuerpo, tu mirada pendiente de mí. Sé que has sufrido, los dos lo hemos hecho, sé que estuviste perdida, que andabas mendigando amor porque creías que no lo merecías, yo solo quise mostrarte lo mágica que eres, sólo quise desvelarte una verdad que clamabas en silencio. Sólo quise mostrarte que podías ser libre, que no tenías que ocultar lo que creías que era el pecado anidado en ti. ¿Ves qué feliz eres ahora? No hace falta que me lo digas, estás llena de inocencia y entusiasmo, creo que nunca te he visto así. Ahora follas como una perra, follas como una diosa libre de ella misma, una diosa que decidió entregarse a mí, que decidió aceptar que no quería ser libre nunca más. No te defraudaré, atenderé tus deseos de ser sometida por mucho que ello te duela. No te decepcionaré, te usaré a mi antojo, haré que te arrodilles y lamas mis pies, pellizcaré tu carne como si fueses un juguete, sí, te haré sentir una linda muñequita en manos de un niño perverso. Lo hago por ti, así es como te muestras en todo tu esplendor, lo hago por mí, eres la única con la que puedo ser yo.
No quiero correrme, no te muevas así por favor, aún no. De un movimiento brusco y rápido te pondré bocabajo en la cama, me subiré encima de ti. “Estate quieta, no te muevas” poco a poco penetraré tu pequeño culo, ese culo estrecho que me aprieta la polla a cada movimiento. “No te muevas tesoro, no te muevas, no me prives del placer que es sodomizarte así”. Te oigo lloriquear, echo mi peso en ti, quiero abrazarte, que me sientas cerca, no soy un monstruo, o sí, o quizás lo seamos los dos, qué coño importa, vamos a estallar de placer. Meto mi mano bajo tu vientre, quiero acariciar tu clítoris a la vez que me muevo, quiero oírte gemir de ese placer doloroso que te vuelve loca. Tus fluidos chorrean entre mis dedos, huelo tu pelo y no aguanto más, te lleno de mí, noto tus espasmos bajo mi cuerpo, la melodía de tus gemidos inunda la habitación.
Nos tumbamos exhaustos en la cama, esa cama que es testigo de tanto amor y sexo. Te miro, me sonríes, te sonrío. Así, desnudos, nos tapamos. Te das la vuelta, yo me acoplo a ti, no hay encaje mejor que el de tu cuerpo y el mío. Me siento el hombre más afortunado del planeta, giras un poco la cabeza “Lo quiero mucho, Amo”, al ratito te susurro al oído “Yo también te quiero”. Nos dormimos con el calor de nuestros cuerpos como nana de cuna. Eres tan pequeña y grande a la vez, soy tan pequeño y grande a la vez. Me siento el hombre más afortunado del mundo…

7 comentarios:

  1. Y una se levanta de la silla y aplaude.

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  2. Jo, muchas gracias :_)

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  3. Es precioso, de verdad. Me ha emocionado mucho y me ha hecho darme cuenta de qué es exactamente lo que quiero. Gracias.

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  4. Muchas gracias, qué honor haber conseguido que te des cuenta de eso!! Un besazo enorme

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  5. Menuda declaración de Amor!!
    Hay alguien en este mundo que no quiera un hombre con tanto amor para dar??
    Felicidades por el relato.

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  6. Yo quiero eso. Muchísimas gracias por compartir un pedazo de tí. Besos.

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  7. Me he dado cuenta que es exactamente lo que deseo, quiero y busco.

    Muchas gracias, Angela.

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