Qué queda cuando quitas azotes, cuando no hay correa, cuando sabes que no habrá castigos pues no hay normas… Qué queda cuando no hay lencería, cuando no hay travesuras, cuando no hay bolas chinas, ni vibrador con mando a distancia…
Qué queda cuando las canciones para sesionar se apagan,
cuando dejan de sonar. Qué queda cuando no sale cantar en el coche, ni
dedicarnos canciones, qué queda cuando la vida te tiene tan ocupado que no hay
ni besos de despedida. Qué queda cuando no hay mamada de los jueves, cuando no
hay melena de la que tirar, qué queda cuando no hay un cuerpo preparado para
soportar torturas varias…
Qué queda cuando la complicidad flaquea, cuando parece que
el puente a nuestro mundo se tambalea, qué queda cuando no hay pestañas que lo
seduzcan, cuando no hay fantasías, cuando la quimio apaga el deseo, qué queda
cuando no hay órdenes que dar, cuando no hay órdenes que cumplir, qué queda
cuando no hay que pedir permiso para salir, cuando no hay orgasmos entre
llantos. Qué queda cuando no hay bofetadas, cuando las mejillas ya no arden,
cuando la mano no pica…
Qué queda cuando no hay una mujer sexy, qué queda cuando
solo hay una mujercilla calva, delgaducha y dolorida.
Qué queda cuando no puede tocarme el pecho, cuando no se
puede pellizcarlo con pinzas, cuando las fustas olvidan el tacto de mi piel,
qué queda cuando mi cuello no recuerda el tacto del collar rodeándolo, qué
queda cuando no hay que dar explicaciones de a dónde voy o no voy….
Qué queda cuando no tengo que pensar en qué ponerme para no
incumplir el protocolo, qué queda cuando no hay protocolo, qué queda cuando
estás tan cansado que ni ganas de intentar tocar con la punta de los dedos lo
que fuisteis te quedan
Qué queda cuando el vicio pasa a un segundo plano, qué queda
cuando cada uno está viviendo cosas tan distintas y tan intensas a la vez que
es difícil comprenderse del todo, qué queda cuando no hay “Amo” tras cada
pregunta y respuesta y no ocurre nada porque nada puede ocurrir…
Qué ocurre cuando vuestro mundo cambia, como todo cambia…
Yo se lo diré, lo que queda son los cuidados, los "mi calviguapi", queda la confianza en mí, quedan las ganas de que viva, quedan las charlas en la cocina en las que yo divagaba entusiasmada y Usted me escuchaba. Quedan nuestros grandes momentos juntos, las fiestas de verano, de violín y saxofón, los vinos en Córdoba, quedan los orgasmos gastronómicos, quedan los planes nuevos con amigos, el cantar y bailar en casa poniendo vídeos de Youtube hasta las tantas, queda el verano más extraño y bonito de nuestras vidas. Lo que queda es aquel polvo, aquel miércoles, en aquel hotel de Marbella de cuyo nombre no quiero acordarme... Quedan los días en el hospital los dos solos con nuestra música, comiendo los chocolates que me compró a escondidas. Lo que queda es este reinventarnos, este soñar juntos como antes no soñábamos, queda ver que me deseaba pasase lo que pasase, fuese como fuese mi aspecto. Queda Su protección. Quedan los ratos en los que me pedía que le contase, que lo hiciese partícipe, de ese mundo al que tiendo a irme...
Que qué queda, yo se lo diré, queda es una certeza que nunca desaparece, que nada puede callar:
Soy suya.
Feliz cumpleaños, Amo
Muy bonito texto, con un fuerte sentimiento de nostalgia, un poco triste, y también de alegría ilusionada. Una gran felicitación de cumpleaños para el receptor :)
ResponderEliminarMuchas gracias :)
EliminarEmocionante, casi se puede tocar tanto cariño.
ResponderEliminarMuchas gracias, qué bonito comentario
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