Era uno de esos días que necesitaba algo sin llegar a saber qué era, era de esos días que necesito estar con Él, no, no estar, necesito fundirme con Él, pero por más que lo abrace no me parece suficiente. Era de esos días que no me entiendo, que la vida real no me afecta, de ninguna manera, ni para bien ni para mal. Esos días en los que intento encontrar la puerta hacia la realidad, hacia el mundo, esa palabra, ese gesto que haga que todo vuelva a encajar de nuevo…
Nos quedamos un rato a solas, yo le propuse subir al
dormitorio, no es que tuviera ganas de sexo especialmente, pero pensé que quizá
eso me calmaría. Él aceptó, teníamos un capítulo de mi novela a medias, me dijo
que me follaría por detrás mientras se lo leía, así que dijo que era el momento
perfecto para hacerlo. Empecé a leer, noté cómo se iba excitando, dolía.
Normalmente la situación me hubiese excitado, pero no, me tocaba y no sentía,
estaba acolchada, no podía meterme en el momento, no podía vivirlo… Se puso
encima de mí para seguir follándome el culo, nada, seguía doliendo, yo me quejaba,
lloriqueaba, trataba de buscar en mi cabeza algo que me activase, que
consiguiese excitarme, pero mi cabeza estaba dispuesta a hacer lo que fuese
necesario para mostrarme que debía meterme de lleno, que debía coger las
riendas de mis sensaciones, ser coherente…
- - Deja de lloriquear
- - No puedo, Amo. Me duele.
- - Pues no quiero oírte, me he cansado de oírte. Quiero ver tu cara de zorra ¿No te sale? ¿Ya se te ha olvidado cómo poner tu cara de puta? ¿Sólo sabes ser una niña llorosa y quejica?
Yo me estaba agobiando y enfadando, nunca me gustó que me infantilizara, no me gusta que me reten, eso sumado al dolor, a mi mosqueo conmigo misma, a mi sensación de no sentir, de estar en una situación y no ser capaz de vivirla…
- - ¿Qué eres? ¿Una niña llorosa o una buena perra?
Allí estaba, la llave, la clave… Una pregunta cualquiera en
mitad de un polvo cualquiera. ¿Qué era? ¿Qué DE VERDAD era? Volvía a mezclar
fantasía y realidad, volvía a juzgar mi naturaleza castigándola al rincón,
volvía a decirme cómo debía ser… Pero no era cierto, no era una niña
llorosa, no me estaba forzando a nada, me gusta complacerlo, me gusta sentir
dolor por Él, me encantaba que estuviese torturándome con aquello…
La cara de zorra volvió, lo agarré de la nuca y lo besé, muy
cerca de Su boca le dije lo mucho que me gustaba que me reventase el culo:
- - Sí, Amo, más adentro, nota cómo me gusta, cómo
me moja el dolor que me provoca Mmmm… yo también lo noto, noto cómo le excita
desgarrarme, cómo le excita a pesar de saber que me duele tanto, no, es que se
pone así precisamente por eso. Soy una buena perra, sí lo soy, no soy una niña
llorosa. Fólleme, Amo. Así, joder cómo duele, joder cómo me gusta…
Nos corrimos intensamente, ya no había nada de distancia
entre la vida y yo, entre Él y yo. No había acolchamiento, estaba sintiendo de
forma desgarrada, estaba responsabilizándome de lo que quería, siendo
coherente… Nos sentí uno, pude ver la diferencia en Él también, cómo se dejaba
llevar por mi repentino cambio, cómo disfrutaba. Se corrió con esos gemidos que
parece que le duele tanto placer, esos que me dicen que le ha gustado más de lo
normal, esos sonidos por los que viviría, aunque a veces se me olvide.
Y así una pregunta cualquiera, en un polvo cualquiera se
convirtió en la mejor de las respuestas.
Genial!! Ver una nueva entrada en tu Blog es como un nuevo capítulo de una serie favorita. Me encanta!
ResponderEliminarjajajaja qué piropo más chulo. Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarMe gustaria conocer esa cara de zorra. Que lindo es tu blog.
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