miércoles, 19 de agosto de 2015

Otro pequeño gran paso (2ªParte)

A la noche siguiente de recibir el castigo (post 1ªparte) nos pusimos a ver una serie como hacemos muchas veces, pero esta vez le bajé las pinzas y el Hitachi. No sé por qué lo hice, me gusta que la iniciativa sea Suya, no me parece de "señorita digna" ofrecérselo yo pero, como os dije, quería cambiar, quería conocerme a fondo, aceptarme de verdad. Sonrió al ver los elementos, me colocó las pinzas de madera alrededor de los pezones y nos pusimos a ver la serie abrazados. De vez en cuando me las movía y acariciaba para torturarme un poco más. Terminó la serie y me puso de rodillas en el sofá, con las manos atrás y los ojos cerrados. Estaba completamente encogida con los hombros en tensión, esperando el primer manotazo. Llegó y fue horrible, como esperaba. Pero entonces pensé que quizá ahí estaba el problema, estaba aceptando que el dolor no me gustaría, que el dolor es una sensación espantosa y fea, pero… ¿Y si me relajaba e intentaba sentirlo en vez de tenerle miedo? Relajé los hombros, respiré profundo y me dispuse a sentir el dolor como sensación, sin esperar nada bueno o malo, solo sentirlo. El dolor llegó, pero esa resistencia mental ya no estaba, e incluso sentí cómo me excitaba. En todo este tiempo mi Amo me tocaba al azotarme y me preguntaba que si no me gustaba por qué me mojaba tanto. Yo realmente no lo entendía, no había sentido nada de placer, pero ahora creo que estaba tan centrada en la mente, en los pensamientos, en racionalizar el dolor, en repetir tanto que no me gustaba que estaba ignorando las señales de mi cuerpo. Así que lo sentí. Las pinzas fueron cayendo y fui entrando en una vorágine mental, una ensoñación. Lloraba, pero no de dolor o súplica, era desahogo. Cogió el Hitachi y lo pasó por mis pezones doloridos y sensibles. Me abofeteaba mientras tenía los ojos cerrados, al principio me encogía pero, igual que con las pinzas, me dejé llevar. Eran sólo bofetadas, nada podía pasarme, Él me quiere y no me pondría en peligro. El miedo fue desapareciendo, me tumbó, presionó mi cuello mientras me aplicaba la vibración en el clítoris. Alternaba bofetadas, ahogo, pellizcos… unos pensamientos distintos me vinieron esta vez. Me repetía a mí misma que era una guarra, que mirara lo que me dejaba hacer por un orgasmo, que mirara lo que me dejaba hacer por un hombre, que nadie me había forzado a estar ahí, que yo solita lo había escogido. Creo que todo este tiempo he fantaseado tanto con que acababa sometida a la fuerza porque no había aceptado del todo que yo me sometía por mi propia voluntad. Me he dado cuenta de que desde niña he utilizado mis fantasías para no ver la realidad, supongo que para mi mente infantil era difícil sentir todo aquello, así que desarrollé una especie de mecanismo mental, una forma de vivir lo que quería sin afrontar que era por mi propio deseo. Ese día, mientras mi Amo me hacía todo aquello, conseguí relajarme, conseguí desactivar ese mecanismo y aceptar que no me compró en ningún sitio, que nadie me ha secuestrado y forzado a ser así, por primera vez en mi vida acepté realmente que me someto voluntariamente, que yo solita me entregué a un hombre.
Lo miraba, estaba tan guapo ahogándome, lo veía disfrutar de las bofetadas, y me repetía a mí misma que me gustaba ser el motivo de esa cara y que además no sufría por ello, sino que me encantaba. Me apretó el cuello y el hitachi y, mientras pensaba en lo que era capaz de hacer por sentir, me corrí como nunca me he corrido, sin contención, lento e intenso, sin apretar ningún músculo de mi cuerpo, noté un líquido caliente saliendo de mí, chorreando, me había hecho pis o no sé qué leches había hecho, pero era la primera vez en la vida que me pasaba. Cuando terminé un llanto sentido se apoderó de mí, Él me cogió y me abrazó: “Tranquila, estoy aquí, contigo”. Lloré un rato, lloré por haber sido mi propia enemiga, por haber vivido toda la vida bajo el yugo del miedo, del “es mejor contenerse que sufrir”, he vivido reprimida creyendo que no lo estaba.
Por otro lado, he establecido una nueva relación con el dolor, no es que de repente me guste, simplemente he conseguido que mi mente lo acepte un poco más. Antes estaba predispuesta a aguantar esa sensación, ahora lo acepto como un sacrificio por Él, es algo que forma parte de estar sometida, que es lo que me excita. Por ello, cuanto mayor sea el sacrificio, la sensación de estar sometida es mayor y mayor la excitación. Aunque no cantaré victoria aún, de los azotes no he conseguido obtener placer todavía…


Como ya me pasó a principios de año y que os conté en este post, mi visión del mundo se ha abierto un poquito más y todo gracias a Él, a que no se ha rendido nunca conmigo, a que es capaz de ser paciente y severo, a que me dice las cosas como son, a que hace lo posible por verme feliz, aunque duela.
Llevo toda la vida sabiendo lo que soy, llevamos 7 años como pareja D/s, pero me queda mucho que aprender, y sobretodo, muchas barreras mentales que destruir. Estoy muy ilusionada, creo que al fin he cogido el camino adecuado para dejarme llevar y dejarme disfrutar.

2 comentarios:

  1. Te echaba de menos por twitter y me ha alegrado mucho ver tu post :)
    Tengo varias cosas que comentar, lo primero que me ha encantado. Creo que poco a poco tú misma te vas dando cuanta de lo que quieres realmente y de los obstáculos que te impiden conseguirlo. El hecho de que aceptes que quieres ser sometida por propia voluntad y no uses una fantasía en la que te someten a la fuerza ya significa mucho. Como dices hará que vivas el dolor como algo que tú deseas y no como algo "impuesto". Perdón si en algo me explico mal, no quiero usar las palabras incorrectas, es muy difícil por aquí a veces.
    Hay dos cosas en las que me siento muy identificada, cuando dices que no tu Amo no te haría nada malo. Creo que ese es punto muy importante para estar tranquila y entregarte sin reservas, si te centras en esa idea te sentirás segura y lo vivirás de otra manera. De hecho, ya has empezado a experimentarlo. Y lo otro que has escrito que ME HA ENCANTADO es eso: "Me repetía a mí misma que era una guarra, que mirara lo que me dejaba hacer por un orgasmo, que mirara lo que me dejaba hacer por un hombre, que nadie me había forzado a estar ahí, que yo solita lo había escogido". No te haces a la idea de la cantidad de veces que he salido de la habitación y he pensado eso. Durante el día iba a los sitios con ese soniquete en mi cabeza, lo disfrutaba y lo seguiré disfrutando cuando me lo permita. No puedo explicarlo con otras palabras porque las que has escogido son las mismas que están en mi cabeza.
    Yo cuando quedo con mi amante, mi Amo, estoy rara cuando no me sodomiza. Me siento plena cuando me encula fuerte y al día siguiente estoy más salida si me noto dolorida. Cuando mis amigas hablan del sexo anal como algo malo, me corto un poco al dar mi opinión porque yo lo disfruto mucho. Lo digo a razón de lo que decías sobre el dolor. Ellas lo asimilan como algo con lo que sufrirán y entonces si lo prueban van a a sufrir porque van con esa predisposición. No es mi caso, si yo lo veo disfrutar para mí no hay nada más, y sé que jamás me haría nada que me fuera a dejar mal. Es lo mismo que comentabas tú.
    No me enrollo más, gracias como siempre por compartir tu vida con los demás.
    Un besito :)

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  2. Esta entrada es mucho ahora mismo Cosmos.

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